sábado, 6 de agosto de 2022

- MÁS QUE EXTRAÑO, PENOSO ... -



Algo ha debido suceder. Es como si un invisible polvillo potente hubiese caído sobre el Planeta Tierra. Esto ha debido venir desde el exterior. O eso parecería. No tiene ni parece tener la lógica terrestre.

Esa substancia letal parece que ha caído sobre toda la superficie del Globo. Y al mismo tiempo. En una misma franja horaria ha penetrado por igual en los dos Hemisferios. ¿Alguien lo habrá programado?, ¿o simplemente ha querido la fatalidad que lo sucedido haya sido de este modo y no de otro?

Los habitantes vivos del Planeta se han quedado todos dormidos a un tiempo. Y hasta la clorofila de los árboles y toda la botánica, han detenido el río vital de su transcurrir.

Todo ha sucedido en escasos segundos; escasos instantes. Todos los habitantes han sido alcanzados por el citado polvillo tóxico. Ha matado a los que ha pillado en el aire volando con los aviones, a los pasajeros, a los conductores en acción, y a todo tipo de actores activos.

En las calles, hay gente completamente dormida. Como, narcotizada. Aunque también puede poetizarse una cierta sensación finita de paz. Todos duermen profundamente. No hay nadie despierto de Polo a Polo, de Norte a Sur, ni de Este a Oeste. Todos, todos, todos duermen ...

Impresiona. Impresiona ver tanta inconsciencia, tanta lesitud en los seres humanos, tanta vulnerabilidad  completa y absoluta, tanta muerte, y sobre todo tanto ser humano a merced de lo que pueda acontecer en el exterior siempre amenazador y peligroso. Los seres humanos duermen indefensos un tremendo sueño del que no pueden despertar.

Mas no es el silencio lo que predomina o preside la terrible situación. En absoluto. Quien crea que el polvillo que ha dormido a todos los terrestres que siguen vivos y que son miles de millones ha creado silencio definitivo, yerra por completo.

El ruido es tan potente, que también es fiero y amenazador. Se oye a muchísimos kilómetros. Los ronquidos de miles de millones de seres humanos a la vez, generan unos decibelios que un oído de nuestra inteligencia no puede digerir sin causarle estallidos de tímpano o sordera. Es imposible seguir ahí con ese clamor, que se da por igual en las simas más profundas que en lo más alto de las grandes Cordilleras.

Sí. Todos permanecen esclavamente dormidos, y emitiendo unos más que profundos ronquidos. Y la lógica de aquí indica que este estado podría prolongarse por demasiadas horas. Si todos duermen y nadie despierta, morirán uno tras otro por ausencia de alimento o de falta de agua ingerida.

O despiertan, cual un milagro, o ese sueño profundísimo dará paso a la total desaparición de la vida. Es decir, que mientras se escuchen los potentísimos ruidos brutales e inacabables, habrá positividad. Porque debajo del efecto contaminante, los aparatos respiratorios indican desde los ronquidos que la vida aún está.

¿Quién va a despertar a millones y millones de seres humanos? Parece labor imposible y a descartar. Habría que investigar qué contiene ese polvillo sedante y traicioneramente canallesco y letal. No daría tiempo. E incluso si se desencadenara una descomunal tromba de agua sobre todas las latitudes o al menos sobre algunas del planeta, nada hay seguro que  la simple fuerza y efecto de la lluvia vida, sacase del sueño a los terrestres. ¿Por qué iba a poder hacerlo? Lo mismo, que si un tremendo meteorito impactase sobre nuestro planeta. A nadie ese impacto se puede saber si a alguien podría despertar.

Por tanto, parece todo perdido para la especie humana. No parece existir la más mínima forma de salvación. O, quizás sí. A lo mejor el optimismo contenga una súbita solución urgente y oportunísima.

-MAS NO SE ME ANTOJA NINGUNA CLAVE-

 

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