domingo, 17 de julio de 2022

- EL SABIO GALIBIER REVIVE AL GRAN CICLISMO DEL TOUR. -



Tras cerca de dos décadas de pragmatismo y dureza sutil y hasta contenida, monsieur Le Tour nos volvió a recordar que tras su traje oficial de prestigio y oficialidad, estaba su verdad imparable y su cátedra de ciclismo.

Fue el mito alpino del Galibier, quien sacó del cajón escondido y añorado, toda la verdad. El coloso Galibier no sería cosa de cuentos de batallitas de mayores, sino la forma más atractiva y culta del ser del ciclismo con mayúsculas.

Ha sido la gran lección. En este Galibier durísimo y majestuoso, se gestó la épica y la grandeza del deporte de las dos ruedas con pedales. Y los corredores de todos los tiempos, se coronaron y doctoraron en dicho Galibier y su hermano el Télégraphe.

Hinault atacó allí, el caníbal Merckx dejó su portentoso sello, las bestiadas sensacionales de Marco Pantani, "Tarangu" Fuente atacó quince veces a Ocaña en este coloso alpino, y así hasta llenar un libro con muchísimas páginas de gestas, esfuerzos, dureza, sudores y verdad.

El esloveno Pogacar fue censurado por el Galibier. Le suspendió, y le mandó deberes de futuro. El rutilante y maravilloso escalador, se encontró en el Galibier con una dupla brutal de tipos, que le lanzaron tralla en plena ascensión. Y Pogacar, dudó ante tanto ataque. Vingegaard y Roglic-ahora ya fuera de combate por el Covid-, se turnaron para darle cera. Después del Galibier aún quedaba mucha etapa para llegar al final en el Granon. ¿Qué hacer ante tanto ataque?, ¿jugar al orgullo y a la ambición?, ¿a la prepotencia?... Ahora, Pogacar todavía no se explica cómo le pudieron tumbar y hacer daño. La lección del Galibier consistía en dos planes. O dejar que los dos ases del Jumbo se cansaran de demarrar mostrándose conservador de sus fuerzas tranquilas y no ponerse nervioso, o hacer lo que hizo el esloveno  Tadeo Pogacar que fue contraatacar para intentar parar las dentelladas de sus rivales.

Nada hizo bien Pogacar en Galibier. Si ha aprendido la lección, ahora el esloveno será más ciclista y menos temerario. Pogacar, en el Galibier, salió a todos los ataques. Ahora, lo está lamentando. El Galibier le capó las fuerzas posteriormente camino del Alpe D´Huez y en la ya mítica etapa del Granon perdió el amarillo cundiéndole la sorpresa. Ya se sabe que es tradición afirmar que quien llega de amarillo al Huez, suele ganar finalmente el Tour.

¡Oh, aquella carretera maldita y durísima! ¡Aquel sol de verano! ¡Aquel Galibier gigantesco e imperial en donde quien la hace, la paga caro ...!

Ese goloso salir espadachín con muchos kilómetros de ascenso por delante. Molaba que no te atacasen con garra y consecuencias. Sentía Pogacar que aquello no podía estar pasándole a él, que sube las montañas como un juego embalado. Como un conejo imparable. Con un cambio de ritmo inabordable ...

Aún no se sabe si Pogacar podrá recuperar. Porque queda menos montaña y porque le han dado en la crin de su moral. El danés Vingegaard está seguro y crecido, agradece a Jumbo sus apoyos en todo momento, y se cree su victoria. Ahora, cada vez que demarra Pogacar, Vingegaard se cose a su rueda trasera porque se lo cree, puede, tiene confianza, y ha sabido leer mejor la gran lección del mítico Galibier.

Vingegaard vive con el premio a su arrojo y valentía, a su capacidad de creerse que lo puede ganar todo tras el hundimiento de Pogacar en la maravillosa etapa con final en Granon, y sabe que Pogacar también es humano y que el Tour pone a cada cual en su sitio. No basta con ser gran ciclista, ya que el ciclismo tiene muchas más claves que casi habíamos olvidado. El Tour también es academia y estrategia.

-Y DECIDE CON TODO EL RIGOR-
 

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