Y encima ha llegado la Tradición de la Navidad, que además de espiritualidad se llena de encuentros familiares, paquetes de regalos, y de comidas pantagruélicas y entrañables. Porque en el corazón de estas fechas también reina el alma y festiva. Es muy importante y necesario que nuestro ser demande calor humano y todo el divertimento. Pero la borrasca nefanda del virus, no se va. Y sigue la lluvia de contagios, el goteo de los muertos, y todo lo raro que empezó el año pasado sigue siendo un enigma por resolver. Una cuestión pendiente.
Son momentos de medir y equilibrar. De hacer funanbulismo entre lo que a uno le pide el cuerpo y lo conveniente para evitar el contagio y el dolor.
La Economía se tapa los ojos ante el desconocido Drácula, pero también deben existir muchos más valores que los economicistas.
La pugna política está en todo lo alto. Si cierras mi bar, me matas. Si no nos juntamos para la comida navideña, es un desastre. Si los niños se ponen tristes, se pone el sol. Si no puedo ver a mi chica, puedo ser capaz de todo.
Choque de trenes y de libertades. Dilemas hipócritas y científicos. La sociedad es diversísima y cada persona es un mundo. Incluso unos necios niegan toda la catástrofe que está sucediendo, porque sencillamente no lo pueden soportar.
Afortunadamente, hay gente que estas navidades las va a pasar y concienzudamente en el interior de los laboratorios científicos de investigación. Porque no se consideran unos esclavos del tiempo, sino unos soldados de la Ética y de la Ciencia.
Esos soldados, siempre serán admirables y más ahora. Se ponen la mascarilla, se lavan las manos, se ponen gel hidroalcohólico, y ya se han vacunado. Y aún así evitan las aglomeraciones y reducen potentemente sus contactos de otrora.
Su único afán, es ayudar. Es estudiar todas las mutaciones y derivaciones del Covid 19, ensayar otros procedimientos vacunales estudiándolos más a fondo y con más perspectiva, analizan igualmente el comportamiento social para evitar los estados de pánico, y yo les aplaudo mentalmente cada día.
La Ciencia y nunca la tradición, va a derrotar al virus. Porque aunque en las UCIS solo hay dolor, terror, y patologías por carencia de oxígeno, todo va encontrando su guión. Las vacunas son las vacunas. Ya no estamos desnudos ante un mortífero patógeno. Hace un tiempo, carecíamos de todos los escudos. Ahora hay más cosas que el duro confinamiento, y eso es para ser y estar más positivos y esperanzados.
La Navidad 2021 será un sarcasmo o una farsa necesaria o inventada, pero hemos salvado el pellejo y procuraremos seguir salvándolo. Y las sociales aglomeraciones desbordarán líneas de paciencia y llenarán las colas de los ambulatorios y hospitales. Y tras estas semanas de tradición que no se podrán disfrutar bien, los científicos seguirán a la suya que es sacar la verdad y seguir protegiéndonos, orientándonos y ayudándonos.
Y se avanzará en la perfección vacunal, y se conseguirán medicamentos mucho más eficaces, y volverán las oscuras golondrinas, y nadie ayudará a los países subdesarrollados, y todo acabará concentrándose en el llamado vergonzosamente, Tercer Mundo. La tercera división del mundo.
El Sistema es más potente que las injusticias y las melonadas de los humanos, y seguirá ahí. Pero, insisto, a pesar de todos los peses, los científicos avanzarán sobre el virus y le darán muerte y residuo inapreciable. Porque la Ciencia siempre es admirable.
¡SIEMPRE!
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