Primavera, mujer. Apasionante culo inquieto de variedades. Es el símbolo de la vida activa que se renueva y emerge a borbotones. Las plantas y los árboles lo saben bien. El todo ...
La primavera tiene su olor y su estampa. Es abanico y arco iris, vademecum de sorpresas y toda la inestabilidad. Son los días más traviesos y divertidos del año, el punto de partida de todas las dudas, y placeres y disgustos. La concreción. La vida se define y se pone a bailar y a moverse. Y los pájaros trinan con la fuerza y la libertad de un tenor y con la insistencia de lo imparable.
Sol y lluvias, viajes que miran hacia adelante, las amapolas de rojo vivo como semáforos de orlas en las praderas propicias. La primavera de este año vendrá tapada con manto de esperanza y nos hará pensar que cuando a ella le dé la gana vendrá el verano y podremos finalmente ir viendo con claridad el final del túnel vírico.
La primavera es el color y el cambio, el colorido y el Giro, París y su creatividad, la calle abierta de las compras, el olor a tomillo, la terraza prieta, la mujer hermosa y el terrateniente.
La primavera es potente y de Richelieu. Urde y trama todas las sorpresas. Inicia sendas y senderos, entristece a los anémicos y deprimidos; dan ganas de dar todo lo suave antes de que el brutal estío rompa todos los momentos acogedores y nos meta debajo del aparato del aire acondicionado.
Los animales ya ven la primavera y salen en busca de sus parejas de supervivencia. Y cuando dos jóvenes enamorados apartan sus bocas selladas entre sí, perciben que las ropas solo tienen remedio para secarse que el amor. Porque está lloviendo a cántaros, cuando veinte minutos antes no había nubes. Pero Sergio descubre a una Lydia diferente con su pelo empapado y su rímmel corrido. La ve mujer y siempre hermosa, unida de su mano de niño que crece.
Solazo. El deporte da gusto camino de los Juegos de Tokyo. Será el abril y el mayo de las vacunas. La sangre de la mandarina sanguina, que está tan deliciosa que te dan ganas de comerte hasta su piel.
La playa despierta desde el tam tam primaveral. Y llega el primer baño furtivo e inadecuado por agua fresca. Piel y más piel de tirantes. Y en el monte, la tierra del sendero se prepara para las pisadas masivas de las chirucas de los senderistas. Es el momento más bello y a la vez arriesgado, más confiado y hasta peligroso, pero todo es la vida y la aplastante lógica que conlleva.
Todavía el invierno quiere pensar que sigue ahí. Y contraatacará al principio de la creativa primavera con nieve y nostalgia. Pero en seguida Su Majestad el Sol crecerá de nuevo para secar pasados y crear futuros. Y la tarde no tendrá fin.
La primavera es como la rosa de los vientos en una sola dirección. Es capaz de hacer ampliar las amistades, o de hacer un suceso trágico en un amor aparentemente consolidado. Porque las cosas más tiernas y hasta carismáticas pueden pasar en primavera.
¿El virus? La primavera juega en otro paradigma. La primavera es la tolerancia que todo lo perdona y comprende. Es pragmática y siempre hace de presente indeclinable. La primavera es un resorte de sueños y de plataformas, de retos y también de desgracias. La primavera es definitiva y toma todas las decisiones. Todo, menos quedarse quieta como hizo ya el viejuno invierno. Nada de eso. La primavera es el brote, lo inesperado, el miedo y la risa, lo presto, lo inmediato, lo fatal y fou, el amor de una hembra o el cláxon de un taxi oportuno.
-COMO TÚ MISM@-
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