Sí. Cuando llegó a la tele, Teresa sufrió el acoso varonil de su tiempo. Pero le tiró ovarios en directo a quien fuera y sin arrugarse jamás. Sorprendió por su carácter férreo, y su pasión vital por trabajar ganó la aquiescencia de medio país.
La Campos era un hembra con ovarios. La advenediza no se sentía inferior a ningún varón y quería respeto y lo tuvo. A los tíos les picaba que una andaluza desafiara sus dominios, pero a pesar del Poder, la brava malagueña se hizo su sitio definitivamente.
Teresa campos nunca renunció a su andalucismo y lo acabó siempre haciendo bandera. Con su Bertín, Carlos Herrera, Villacastín, y su familia que metió en la tele como a su hija Terelu. Mezcló sus sentimientos y alabó al varón. Los hombres, los caballeros, los señores, como que no estaban nada mal. Y no se cortó un pelo en alabarles.
Yo la recuerdo como comentarista y presentadora de los programas políticos en sus magacines. A menudo tenía problemas cuando ella discrepaba. Y se ponía tensa, y vibraba pasión, y era quijotesca, y que no pasases de ahí que ella también podía y sabía ajustar sus argumentos y bien fuertemente ceñidos. Al final, se cansó de las guerras y optó por una posición y temática menos visceral y más familiar. Ella podía permitírselo.
Y en aquella habitación televisiva, podía sentarse el atractivo Alessandro Lecquio, o Mariñas, o Parada, o el vidente Rappel, o su Terelu, o el seguimiento de historias de famosos o de hijos de familias intrascendentes pero populares, las cuales también tienen su público.
La "familia" Campos, glosaba la absoluta e imperiosa necesidad de vivir y de moverse por ahí, pero siempre sin renunciar a su faceta familiar. Teresa Campos creó su familia televisiva, y se apartó del faraón Hermida. Nada de "chica Hermida". Nada de subordinaciones. Y así abrió paso a otras mujeres de la televisión, con su pegada y algunas polémicas.
"La Campos" forma parte de una televisión en donde la figura de la mujer lanzaba sus uñas reivindicando y consiguiendo espacios propios. Una guerrera, rodeada de machos masculinos y en aquella época, aquello suponía un gran espíritu y mérito.
Teresa Campos rompió esquemas y sacó su genio de mujer. Tenía y tuvo detractores por ese genio cañí y bien andaluz.
Yo prefiero quedarme con su faceta de aglutinadora de personajes de su Andalucía y de su España de éxito y de tradición. La prefiero a la cañera. Su entretenimiento con su familia de personajes cercano y casi apadrinados. Hubo muchas "chicas y chicos Campos".
Ahora, las familias son de otra manera. Se rompen pronto, se deshilachan, y Cronos les pone poco tiempo de estabilidad. España viaja en velocidad AVE, y se deja de teles y se pasa al viaje, al móvil, al horario disperso y a la digitalización. España sigue y "la Campos" se ha ido con el fatal destino del tiempo y con el reino de los cambios sociales.
Mujer de tacón y filo, valiente, polémica, entretenida, y del sur a mil. Se llevó todos los premios del mundo de su trabajo. Peleona y eterna.
-DESCANSE EN PAZ-
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