Hoy no son buenos días para mí. No pueden serlo. Acaban de cerrar lo que era un signo de valencianía. Lo mío y lo de tod@s los valencianos. Han cerrado,-dicen que por la cosa de la crisis de los dineros-, la Televisión y Radio públicas de mi Autonomía valenciana. Han roto una importante raíz. Un excelente y necesario árbol de comunicación.
Hace 24 años que empezó todo. El Estatut de Autonomía abrió sus puertas a la libertad. La Ley madre. Nuestras señas de identidad parecían empezar a poseer y disfrutar de un refrendo propio. Ahora, el gran pregonero valenciano audiovisual, ha sido amortajado. Se acabó. Adèu ...
Lo revisten de que no hay dinero y de que hay que suprimir gastos, y todas esas historietas de mal pagador que unas y otros se traen como recurso de latiguillo recurrente. ¡Mentira! Se han cargado Canal Nou porque han perdido ha mucho su raíz y su esencia.
Nuestro idioma vernáculo. El de aquí. El idioma que siempre se habló en mi casa desde mucho antes de mis abuelos. El idioma madre, el mío, el que nos hizo ser como fuimos, el natural, el que me sale del corazón cada vez que me emociono o me euforizo. El que nos han ido robando y descaradamente poco a poco.
Una vergüenza es cargarse Canal Nou. Nuestra pequeña barraca sonora, cercana y amiga. Una maravillosa idea entrañable. Una defensa de nosotros, una proyección de la identidad, una sensación de que somos y fuimos. De que estamos y seremos. Todo éso, representaba la radio y televisión públicas.
En Valencia somos así de guapos. Pasotas, e indiferentes ante lo básico nuestro. Nos cargamos esa magia que es la Huerta, y ahora la Televisión de nuestra lengua.
Aterrizo. Se veía venir. Lo que pasa es que nunca te crees las cosas hasta que te las rompen. Hoy me he levantado con la sensación de que soy menos, y de que me han birlado algo. Y hemos sido nosotros. Los birladores eran de aquí. Y están todos muy serenos a pesar de todos los pesares. Sé que fingen tristezas.
Ya sé que la programación era una basura, y unos chismes, y "Tómbola" y "Parle Vosté", y grandes majaderías. Sé que solo fue un precioso impulso vernáculo. Sé que la sociedad valenciana está obsesionada en que el idioma valenciano es un pimiento arcáico que está de más. Sé que mi alcaldesa no habla el idioma de mi terreta, y que el ex President y murciano Zaplana no tuvo ni el interés en aprenderlo. Sé que pasaron y han pasado de todo. Y que no valoran lo nuestro. Y que no valoramos lo nuestro. Ahí está todo en esta última frase que repito: ¡No valoramos lo nuestro! ¡Res! ¡Nada! ...
Y así, es muy difícil. Solo en los pueblos y en las personas mayores se ve el valenciano y sus maravillosas diferencias. Nuestros niños y jóvenes ya no lo hablan, a pesar de que es una asignatura de obligatorio estudio aquí en mi Comunidad. Una pena y una pérdida.
¡Envidio a Cataluña! Les admiro. Ellos han sabido capear el tremendo temporal castellano y centralista. Los catalanes tienen clara su sacra identidad. No es una moda sino una fuerte y real convicción. Profunda.
En cambio, ya véis aquí. Parece que todo nos la pela. Parece que nos da igual trece que catorce. Que sepultamos nuestra Huerta y enmierdamos el lago de la Albufera, y no pasa aparentemente nada. Hoy siento verdadero asco y también me siento culpable. Porque este escrito lo debería haber hecho en valenciano. ¿A que sí? ¡Pues claro que seguramente! ...
Canal Nou no solo era una televisión y todo éso. ¡No, hombre, no! Canal Nou era una identidad, una bandera, un símbolo, la Senyera, el Valencia, el Mercado Central, La Lonja, mis padres, mis derechos reconocidos, una constatación de nuestra existencia y singularidad, una proyección al mundo, un síntoma de que había vida en el erial, el cine de todos, Joan Monleón, la naturaleza con Xelo Miralles, y mil maravillosos hombres y mujeres bien y auténticamente valencianos a los que tiran miserablemente al puto olvido.
¡ QUINA VERGONYA !
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