Mientras nuestros chiquillos juegan absortos a los juegos preferidos que les han dejado los Reyes Magos y Papá Nöel, se va finiquitando un tiempo de ciclo y de tradición, para ir dejando paso al tiempo de casi siempre, el cotidiano y habitual.
Nuestros estómagos están mal. Todavía andan hinchados de tantas comidas y cenas opíparas e inhabituales. Las lorzas o kilogramos de más, se hacen ver en los cuerpos sedentarios y bien pocos habituados a la práctica activa del deporte.
Sí. Las vacaciones navideñas que se iniciaron a golpe de soniquete de voz de niño de San Ildefonso cantando los premios de la lotería de Navidad, allá por el 22 de Diciembre, van dejando paso a otras nuevas cosas.
Familia, cena, juguete, reencuentro, presente, festejos por el nuevo año, ingesta de comida a tutti plen, y mil acontecimientos que han tenido lugar.
Todo está aún revuelto. Juguetes con gambas, estómagos con sabor a roscón de Reyes, alfombras rojas al paso de los noctámbulos reyes del botellón juvenil, belenes decorativos, papás noeles colgados en ascenso en las ventanas, luces de colores y estrellas, arbolitos con visa de compra en la gran superficie comercial, película de niños héroes en la tele, repaso informativo a todo lo que el año de noticioso tuvo, mucha gente de vacaciones aprovechando el puente festivo a pesar de la crisis económica, y todo el bullicio apresurado de noches con desesperado olor a nueva ilusión.
El día 9 de Enero, que cae lunes, todo se reinicia y se recompone. Ese día, se acabaron todas las vacaciones y la gente ya estará, y entonces aterrizaremos en una realidad picuda y abrupta como es la de la dificultad y la de la crisis. Y ahí empezará realmente nuestro reto serio y real.
Porque la gente se habrá quedado sin dinero tras el despilfarro en las navidades, los niños no pondrán buena cara porque deberán reincorporarse al colegio, y los padres irán de nuevo a la cola del paro y a intentar lograr empleos como sea, para que sus cimientos puedan ir siguiendo en pie. Aguantando.
Sí. La situación es de vértigo y peliaguda. Desde el español gobierno de Mariano Rajoy, y para contentar a los sacrosantos mercados, se anuncian recortes y más recortes sociales. Hay que apretar los dientes, y resistir. No queda otra.
Desde luego, aparece ya un horizonte tremendamente duro. Muy pronto llegarán el descontento y las protestas de los ciudadanos, y en la misma proporción que el Estado del Bienestar se raquitice y hasta se esconda ante límites asombrosos.
Todo ésto, hará que la gente se tense y que esté agresiva, que surjan mil conflictos familiares, y por extensión, sociales. Nos las vamos a ver realmente negras en temas cruciales. Todo o casi, será impopular y gravoso, y quienes menos sufrirán el temporal, serán lógicamente las clases más acomodadas y con más recursos. Cuando llega un vendaval, suelen haber muchas más víctimas en los países pobres y menos preparados.
No. No será fácil hacernos a la idea de que somos muy extremadamente pobres, y habrán respuestas a la ira. Trataremos y lógicamente, de que las protestas que van a venir, sean al menos escuchadas por quienes deben tener oído social.
-YO, ASÍ LO ESPERO-
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