domingo, 28 de octubre de 2018

- UN PLETÓRICO SUÁREZ ROMPE A UN MADRID MENOR: ¡5-1! -




Cuando hay tanta diferencia entre estos dos equipos,-banderas del fútbol nacional y mundial-, es que algo profundo le sucede en este caso al Real Madrid. No es normal. Y descubrimos en el Camp Nou que no solo pasa que Cristiano Ronaldo ya no está. Lo del Madrid es mucho más que éso. Es, general. De todo el equipo. Un equipo sin ideas, y que solo vive de la jugadas sueltas y de pegada de calidad. Hoy por hoy, se antoja absolutamente insuficiente para su prestigiosa talla. Lo peor del Real no fue perder en Barcelona, sino de su modo lastimero y plano de estar en el campo.
El Barça, -que trata igualmente de olvidarse de Xavi o Iniesta-, tiene más talento en el centro del campo, y sobre todo, un ensamblaje claro que le hace tener positivo lo que inventa más allá de sus genialidades.
La paliza del Barcelona al Madrid se ha debido a varios factores. Y uno de ellos ha sido la defensa que nunca ofrece seguridad. Y un centro del campo fallón y anárquico; inconsistente. Es como un equipo mal entrenado, sonado, o profundamente desconcertado o deprimido.
Se temían los dos colosos a pesar de o quizás, porque Messi está lesionado y Cristiano en la Juve. Los dos grandes pesos pesados del gol, en ausencia en el Clásico de la ida. Y los primeros minutos fueron de acojono y de no perder el balón, hasta que Coutinho con su gol cambió las cosas y hasta que la lotería del VAR concedió un penalty al uruguayo Luís Suárez, y este no perdonó desde el punto fatídico. La holgura a goles dio serenidad a los azulgrana, y el Madrid mostró desnudo sus enormes carencias actuales. Una verdadera calamidad ...
Solo tras el descanso los madrileños sacaron el orgullo y con el gol de Marcelo lo intentaron con casta. ¡Todo un espejismo! Solo con rabia no se puede ganar nada.
Y de repente, Suárez alcanzó un balón colgado en el área de la madrileña defensa calamitosa que fue un coladero, giró el cuello de modo soberbio, y marcó un golazo de pañuelo: 3-1 y toda la paz.
Ahí empezó el final definitivo de un Madrid que nunca existió, y la apoteosis de efectividad azulgrana y exultante, que jugó a placer y demasiado extrañamente fácil de romper a golpes de gol. Se llevó una manita y pudieron ser más.
El Barça y sin Messi tiene buenas noticias. Ese chico brasileño que se llama Arthur es una excelente buena sorpresa, y lo de Suárez es admirable. El uruguayo ya está de nuevo ahí. Entre los mejores delanteros del planeta. Sin complejos, rapidísimo, con más goles aún al Real, asistiendo, percutiendo, rutilante, incansable y admirable. Atrevido y soberbio. Imprescindible arriba. Un tipo con una raza y un tesón que sorprende. Todo un crack que nunca se esconde. Del uruguayo nunca hay que fiarse aunque puedan haber rumores de sus rachas negativas o de su imprecisión. Cuando peor le van los vientos, más se agiganta.
Pero la novedad en la nueva noticia azulgrana está en su ensamblaje y en su salud. Va ganando en seguridad y avanza con decisión camino de sus objetivos. Ha podido permitirse no depender del dios Messi para seguir presentando un excelente conjunto. Espléndida la velocidad de Jordi Alba.
Ha sido un Clásico desquilibrado. Un Madrid extraño, irreconocible, sin entrenador, con jugadores con pocas ideas y gesto tosco, decepcionante y hasta físicamente insuficientemente preparado. A estos chicos les hace falta más frescura y mejor dirección. Van a tirar a Lopetegui. Pronto lo van a hacer porque el ridi de hoy es su guillotina definitiva.
El Madrid precisa muchas cosas nuevas. A Lopetegui no le ha bastado su talante, porque el prestigio lo da el resultado y el juego. Mientras, el Barça sonríe desde lo más alto de la tabla, dando la sensación de que tiene más banquillo que otros años y que conserva su pegada. Toda una garantía de que los azulgranas van en serio a por todas las competiciones.
Y aunque su juego no puede aún enamorar, se ven cosas progresivamente positivas más allá de la persistencia potente de sus ases habituales. El Barça aparece como menos afectado por sus cambios y que va en la buena dirección.
-AL IGUAL QUE SU ENTRENADOR-

jueves, 25 de octubre de 2018

- CARMEN ALBORCH, MUJER DE VANGUARDIA -




Transgresora y logrando su sitio. Un escándalo. ¿Una mujer al frente de un Ministerio? Felipe González debía mostrar desde su gobierno en el poder, que el progreso debía hacerse de notar cambiando elementos del banquillo habitual. Le tocaba a una mujer estar entre los miembros del Ejecutivo. Lo empezaban a demandar los tiempos. España cambiaba, evolucionaba, las mujeres empezaban a llenar las universidades de todas las materias, y el Presidente fue consecuente con ese sonido. ¡¡Mujer!! Se llama y llamó Carmen Alborch.
Valenciana y vanguardista. Sin fronteras. Decana bien joven de la Universidad de Derecho, y valiente y singular. Nada de modosismos o de timideces en Carmen. Por encima de todo, progreso, feminismo y seguridad.
A mí,-como mero espectador de sus cosas-, me costó comprenderla. Porque Alborch no se cortaba un duro. Y su ministerio no era baladí: la Cultura. Mucho más importante de lo que en tiempos del money podamos calibrar. Su logro más conocido fue el impulso extraordinario que le dio en mi ciudad al Instituto Valenciano de Arte Moderno, el IVAM. Pero fue ecléctica y se desarrolló con profusión en numerosos campos.
Sus labios cargados de rojo carmín, su nariz prominente y sus pómulos destacados. Su pelo moderno y con vivos colores. Diferente. Fuerte y con personalidad arrebatadora. Al ataque de su verdad como mujer y rompiendo moldes con su sola presencia y porte. Ojos talentosos. Destacada mise-en-scène. Su modo de vestir llamaba demasiado la atención en una sociedad que si ahora cree bien poco en las mujeres del poder político, no digamos cuando ella empezaba a mostrarse en el caudal mediático.
Pero a Carmen Alborch no le importó el cuchicheo ni la mirada ajena descalificadora y cotilla. Se pudo los trajes que le salió del pirri, y sobre todo defendió muchísimo su posición de mujer argumentando en mil entrevistas y publicando libros denunciando el papel secundario e injusto que la mujer ha tenido y sigue teniendo.
Lo que más me admiraba en Alborch cuando era entrevistada o participando en debates, era su capacidad para no dejarse avasallar. Y con su voz profundamente femenina, poco a poco iba cuadrando a sus adversarios manteniendo desde sus claras y convencidas ideas a aquellos o aquellas a los que acompañaba el desparpajo pero no el argumento de peso. Preciosas las entrevistas de Julia Otero a Carmen. Reveladoras. Porque me ayudaron a entender mejor a la mujer pública, cosa que hoy todavía se desvela a contagotas.
Carmen Alborch era del valenciano pueblecito de Castellò de Rugat, pero demostraba que las demografías  y las distancias pueden ser anécdotas para llegar a los objetivos. Todo lo contrario a los paletos,y además con una visión de las cosas bien avanzada a su tiempo. Y con esa visión feminista que abría caminos a las chicas actuales, empujaba las cosas hacia la normalización de un nuevo prototipo de mujer que escapaba ya de todo estreotipo de hembra prejuzgada por el varón pillado y sorprendido. La mujer podía ser tan cultura o más que un tío ...
Nos habló Carmen y estudió desde sus trabajos feministas, de mujeres que a pesar de no aparecer en el top divulgado de una sociedad profundamente machista, habían influído con su hacer y decir en todo tiempo y contexto. 
Y desde su acento nos hablaba de la necesidad para todos de que la mujer fuera por fin, creída. Desde su dominio de las emociones y desde su enorme talla y potencia. Estuvo siempre a la altura de lo previsto y su figura todo lo elevó. La Cultura española pierde a una mujer apasionada, especial, serena, independiente y democrática, que rehuyó los gritos de la polémica y que supo vivir la vida con ese tesoro natural que se llama libertad y convencimiento.
¡MALDITO CÁNCER! ...

lunes, 22 de octubre de 2018

- MARC MÁRQUEZ CAMPEÓN SIN DESPEINARSE -




Moto GP. El niño campeón logra su quinto título mundial en la categoría reina, a sumar a los otros títulos universales que ya atesora. Catalán, con sonrisa del buen rollo, muy jóvenes veinticinco años, y al lado de su gran estímulo y pasión que es la moto.
Disfruta corriendo. Se lo pasa bien y crece mientras los otros se excusan y tiran la cuchara superados. Marc Márquez. Los demás, solo rellenan.
Valentino Rossi levanta su veterana pierna en busca de la rapidez de la curva imposible. El verde lo intenta, pero su experiencia se estrella en el recuerdo. Solo patalea desde su imperio innegable que tanto bien le ha ido al motociclismo para mirar a Marc con demasiada frialdad o para darle una patada descalificadora.
No hay más mitos aquí. Jorge Lorenzo mira muy serio y se trabaja como pocos las carreras y los entrenos, pero su motociclismo es más de pegada estratégica que de virguería de jogo bonito. La mirada de Jorge es más realista que romántica, más de soldado que de poeta imparable.
A Marc parece ya darle todo igual. Juega y se diversifica. Le va su deporte arriesgado y de ataque, pero está aprendiendo a contenerse y a seguir sonriendo. Su sonrisa es el logo de su victoria, y su dulzura aparentemente en crecimiento es su hacha mortal. Cuando está contento, no hay rivales de enjundia.
A Márquez quieren perseguirle algunos mediocres con la idea de que es un suicida que hace demasiadas garruladas peligrosas y gestos inadecuados. Y lo que en realidad sucede es que a algunos empieza a repatearles su dictadura y hegemonía. Su aplastante dominio, suele irritar a los que pronto se aburren.
Marc es el puro sucesor de Ángel Nieto. ¡El mejor! Ha madurado aún todavía más y tiene confianza ciega en sí mismo. Le gusta aprender de paso que crece, no entra al trapo de las descalificaciones, sabe hacerse el sordo, y todo empieza para él cuando se inician las pruebas.
Sabe jugar a todo aunque lo mejor sea su dominio genial de la moto. Le gusta tirar ataques, pero también disfruta con el límite, no se termina de caer cuando otros por menos se van al suelo, se pone atrás a veces para calcular los puntos cuando ve que las ruedas no están para alardes, y hace una estrategia diabólica con el ruído de las diferentes escuderías. Aunque no tenga la mejor moto, es capaz de sacarle el mejor rendimiento y hacer que los demás técnicos se estrujen las meninges buscando en los talleres japoneses un antiviral para el de la leridana Cervera.
Sabe correr deprisa, prudente,espectacular, sensacional, amarrategui y límite. Completo. Todo un campeón sin fisuras por el que hay que apostar. Su amor es la curva y el adelantar, la brillantez y el espectáculo, su éxtasis es el disfrute en la sonrisa y en la adrenalina loca y acelerada, pero nunca te va a perder el oremus porque a pesar de sus emociones lee las carreras como un erudito.
Es el brasileño de la GP, el artista invencible capaz de hacerte pensar que el sacrificio que has hecho para gastarte los euros y verle, ha valido la pena y con creces.
Márquez, familiar y siempre juguetón. Pero, a la suya y al ganar. No le gusta perder a nada y lo confiesa. Por eso disfruta siendo un ganador y dejando a sus rivales con un palmo de narices. A Dovizioso le hace mejor y le propone que salga a cazarle. Le da carisma y decisión. Lo que pasa es que superar a este astuto mozo son palabras mayores.
Demasiado joven para no ser genial Márquez. Demasiadas victorias que se desprenden de su carismática calidad. Y mientras le siga la sonrisa y la astucia, le seguirán creciendo los números positivos. Ahí está ya su clave. Que le gusta esto y se lo pasa bien. Y quizás ahora esté esperando a otro valiente que le meta caña y le obligue a sacar lo mejor de su calidad. Que cuando la saca, ya sabemos siempre el guión por anticipado.
¡QUE SEGUIRÁ GANANDO!

domingo, 21 de octubre de 2018

- FÚTBOL EN OCTUBRE EN ESPAÑA -



Todos los días de partido sobrevuelan los cielos del Bernabéu las aves de la nostalgia y de la impotencia, las cuales representan los muchos límites del Real Madrid de este año. Son las aves que manda sin querer Cristiano Ronaldo y aquel tiempo de goles y Champions.
Y también huele profundamente a Zidane en el octubre de la Liga y de la Champions españolas, y a decepción y hasta indolencia. Porque el dios Florentino sacó de Rusia a Lopetegui para que algunos escasos meses después los resultados apunten a la guillotina final y a los nuevos aires.
Lopetegui solo ha demostrado que le gusta el dinero, dejándose tirada corriendo a La Roja, y esgrime un teoricismo táctico y dialéctico que no logra conectar y hacer el bloque sólido suficiente para obviar individualidades excesivas. Pero por ahora no lo consigue aunque el Madrid quiera ser animoso y pasar páginas. El futuro del técnico vasco dependerá de lo que haga con el Victoria Plzen y en el Camp Nou el domingo. Si no remontan en goles y en dinámica, Florentino tiene muchos sucesores en la agenda de contactos.
Todo parecen urgencias cuando el fútbol es una vanidad constante y permanente que no admite demoras porque se monta el gran pollo. Urgencias en octubre, que es cuando los equipos comienzan a cogerle el tranquillo a la seriedad, y cuando los primeros frescos del veroño ponen las pioneras exigencias autoconvencedoras.
En tres semanas no estará el galáctico Leo Messi por una lesión en el brazo. Una mala noticia que sube la moral a sus decepcionados perseguidores. El Atlético de Madrid mira las cosas con la calma más inteligente y deseable, no se descuelga de las competiciones y aunque su juego no convence, su posición es esperada y feliz y Simeone sonríe. Queda casi toda la temporada.
Además de las tribulaciones de Julen, de los pájaros grises e imposibles sin olor a gol de un Ronaldo machacado y ahora anulado por sus presuntas conductas con las mujeres y alejado en la Juve y en la desgracia de la preocupación, está el efecto moral de la lesión leve de Leo y los constantes percances físicos de muchos centrales en el Barça.
Leo Messi anunció por su cuenta que este año toca Champions, y ahora deberá ver las idas desde su casa y preocupado por un equipo que juega mal, en donde se discute a Valverde, y cuya defensa se parece a la del Madrid por ser un absoluto coladero y con los jugadores más titulares. Ha de esperarse que Messi y los suyos pasen la clasificación con el Inter y que mantengan las opciones en la Liga. Van los primeros.
Es octubre. Y hay tertulia para todos. El periodismo está hasta los topes de tertulianos desbordados y hablando a espuertas. El fútbol es exceso y sorpresa, ganas de emociones y lloros de sorpresas inesperadas. Ansiosas.
Es como si la cosa de los grandes trasatlánticos como Madrid y Barça,- que el domingo se arrearán prestigio en el gran Clásico nacional-, estuviera mesurada y vigilada por el VAR. Con uve. Esa cosa tecnológica que trata de apaciguar los errores y que lo único que consigue es por ahora que la flor del grito del gol se amordace y se vuelva tardona, y que las esencias tradicionales choquen contra las rigideces y los sostenes de la tecnología interpretativa que nada blinda.
Hay muchas noticias en la Liga de España, y hay ganas rivalizantes de que caigan unos y se libren los otros. Y mucha cosa vertiginosa que no admite demoras aunque sean necesarias. La estabilidad dependerá de las próximas decisiones y de las cercanas fechas. Mientras tanto, en octubre, aquí, en este fútbol español todo parece una especie de sobresalto anticipativo.
-A DEFINIRSE PRONTO-

viernes, 19 de octubre de 2018

- EL TELÉFONO DE LAS DIEZ YA NO SONARÁ -




Nunca más. Inesperadamente, fugazmente, como es la vida. Eran las diez de la noche, yo le llamaba y juntos repasábamos a nuestra manera alocada aquellos momentos y tiempos de mi adolescencia y de su juventud, y chocábamos entre el fútbol y la política porque en estos dos últimos temas estamos en las antípodas.
Es y será mi mejor amigo de toda mi vida. Siempre nos utilizamos mutuamente todo lo que pudimos y aunque ahí habían muchas trampas, en el final de toda cuestión siempre había un afecto indudable. Y cuando se nos pasaban los cabreos mutuos, entonces yo volvía a marcar a las diez de la noche el número de su teléfono fijo,-que no está en la agenda del móvil sino en mi cabeza incrustado-, y volvíamos a hablar y a hablar.
Siempre fue raro mi amigo. ¿Más que yo? Hasta es posible. Quizás por eso que nos aceptábamos y nos aguantábamos. A veces, hasta las risas.
En los últimos tiempos yo había sofisticado mis tácticas irónicas. Mi amigo tiene y ha tenido un genio brutal, y yo exactamente lo más parecido a éso. Muchas veces jugábamos a imponer nuestro criterio y a no dejarnos hablar mutuamente las frases con intención y hasta sin ella.
Le conocí en la playa, y en el río Turia cuando aún no estaba ajardinado, jugábamos al fútbol con la pandilla todos los días colocando dos bolsas como postes improvisados en dicho lecho seco fluvial, y era como un buenazo hermano mayor al que el afecto del tiempo acrecentó dicho sentimiento para hacerse imborrable.
Me sujetaba. No me dejaba entrarle ni una cuando le invadía los terrenos ideológicos. ¡Menudas ideas! Así, décadas.  Éramos como dos niños grandes, hasta que yo ...
Él no lo esperaba. Nuestras voces de las diez de la noche en el teléfono eran las mismas, pero yo decidí que los disgustos y desahogos serían en otro foro y no ante su amable atención.
Casi nunca le veía personalmente. No se cuidaba, había chocado su naturalidad con unos padres impasables, y había decidido ocultar toda su realidad a sus más íntimos por si lo echaban a la calle o algo peor. Y mi amigo acabó haciendo una secta de sí mismo. Se negó toda su verdad, pero yo decidí un día que aquello nunca se lo reprocharía ni insinuaría. Si era un cobarde, me daba un pimiento. Si era un estratega, entonces mi amigo habría de ser un superviviente inteligente. Así, siempre. Y cuando mi madre entró en demencia final, a mí se me ocurrió que su teléfono de las diez nunca fallaba. Y, no falló. Asistió a mis angustias y nos ayudó lo que pudo hasta buscarnos a mi hermano y a mí a un cuidador evangelista,- que por cierto resultó ser un verdadero sinvergüenza buscavidas-, pero que nos vino fenomenal para los cuidados y el afronte de la nueva y final situación de mamá. Mi amigo algún defecto debía de tener. Y todo no iba a depender de él, ¡coño! ...
Hace un mes, le llamé. No contestaba. Me extraña. No era normal. Lo más normal es que estuviera comunicando porque estaría hablando con alguien. Insistí mucho siempre sobre las diez de la noche, pero había un sorprendente silencio.
Llamé a su socio de una empresa familiar cercana su sede a mi ciudad, y me dijo que no sabía nada pero que me llamaría con noticias.
Lo hizo: mi amigo tiene derrame cerebral. Se cayó estando en casa, y la puta vida me ha dado un palazo. Él era fuerte como una roca, y descuidado, y químico, e inteligente, y no se cuidaba nada. Había hecho de su vida una fantasía de juventud eterna y se hizo la zancadilla a sí mismo.
Le quedarán secuelas aunque ha salvado el pellejo. Pero siempre tuvo orgullo y a su modo fue el jefe, y la dependencia lo joderá. Y además esas secuelas ya no permitirán jamás que a las diez de la noche llame por teléfono y tengamos la loca conversación rutilante y habitual. Alegre.
¡Aprenderé! Deberé quererle de otro modo. Él ni se enterará apenas de quién fui, soy o seré. Sonreirá ahora de modo menos real, y me dirá desorientaciones y profundas tristezas. Perderá su escondida esperanza de ser feliz. Pero yo seguiré creciendo y aprendiendo, y demostrándole que puedo ser un gran amigo aunque ya no se entere. Y lloraré su adiós presente,y la nostalgia del tiempo imposible me acosará. Pero será un reto quererle así. Como a mi madre demente los últimos años. Que fue lo mejor que hice siempre.
-AHORA ME TOCA A MÍ CON ÉL Y SIN TELÉFONO-

martes, 16 de octubre de 2018

- EL DINERO NEUTRO -




No estaba soñando. Era real. De mi bolsillo y llevados por una extraña fuerza, partían hacia el exterior cuatrocientos euros divididos en ocho billetes de cincuenta euros. Una fuerza que parecía no obedecer a los cánones de la Ciencia, alejaba más y más ese dinero de mí.
Unos setecientos metros más allá, los billetes cayeron al suelo y el fuerte viento los alejó unos metros más y los elevó en dirección al interior de una furgoneta con las puertas traseras abiertas. Y en ese momento, un par de jóvenes subieron a dicho vehículo y partieron. Yo, no grité ni protesté ...
Algún tiempo después supe que los dueños de esa furgoneta no gozaban de la mejor de las reputaciones. Me robaron sin pretenderlo,y por supuesto nunca iban a preguntar por la procedencia del dinero.
Seguía sin soñar. Yo no estaba soñando. Y si lo estaba y me he despertado, no siento demasiado la pérdida de los cuatrocientos euros, a pesar paradójicamente de las dificultades evidentes que tengo para llegar a fin de mes. Lo importante fue esa fuerza extraña. ¿Qué es lo que desencadenó el extraño fenómeno? Cuesta admitirlo, pero a veces no se hacen las cosas bien.
Todavía no sé defenderme básicamente. Porque ese sueño era muy virus y muy peligroso para mí y para cualquiera. Y fuera como fuera la fenomenología que causara la separación de los billetes de mi bolsillo alejándolos definitivamente de mí, debí no haber sido tan pesimista acerca de la posibilidad de su recuperación y haber reaccionado de una forma bien diferente a mi contemplación y a mi absorta indiferencia.
No fui consciente del peligro de esa fuerza que en última instancia me perjudicaba definitivamente mi precaria economía. Veamos. ¿Fuerza misteriosa?, ¿enigmas sin resolver?, ¿infortunios mistéricos?, ¿la maldad de los otros?, ¿más circunstancias adversas? ...
¡No solo eso! Solo fue que me dormí. Y cuando te despiertas tarde y no quieres admitir que el dinero se te ha ido, tiendes a señalar con el dedo a babor y a estribor en busca de respuestas imposibles.
Quedarse dormido es una de las peores cosas que pueden suceder. Porque si te duermes no ves la vida pasar y no puedes valorar las estrategias ni enterarte de las situaciones. Todo puede ser rabia sesgada de impotencia.
Me importan un pito los cuatrocientos euros, porque lo de menos aquí era la cuantía. Cuando está lloviendo a mares o hace un frío polar, no debo dormir a la intemperie eludiendo en el sueño la posibilidad de las consecuencias. Y cuando despierto de ese sueño errado, no deberé quejarme de que una pulmonía se haya comido temporalmente mi salud,o que haya sido mordido por los roedores los cuales solo pueden buscar la subsistencia.
¡No! Ni cuatrocientos euros, ni cuatro céntimos de euro, ni dormir a la intemperie salvo fuerza mayor, ni fuerzas extrañas o telúricas que actuar puedan a espaldas de la Ciencia realista e inteligente, ni malas suertes, ni lloros ni victimismos.
Cuando cierras los ojos y decides no participar de la vida, entonces toda queja es una arana. Porque la vida y su dinámica exigen mucho menos sueño y mucha más atención. Mi objetivo es dormirme lo menos posible y saludablemente. Esa es la clave y el aprendizaje en lo sucedido.
No pensaré demasiado en los ladrones ni en que un día me llegue la recuperación del dinero a través de una investigación policial. ¡Nada de eso! Lo que pasó fue absolutamente lógico. Yo no le doy valor a ese dinero, porque no es de nadie. Es dinero neutro. Ni mío, ni de los ladrones, ni de las adversas circunstancias. El dinero se mueve la mayor parte de las veces desde una oportuna organización de las estrategias y de las ideas. No me considero robado. Sino alguien que todavía debe superarse para solidificarse y permeabilizarse mejor.
-MI RETO ETERNO EN EL CRECER-

domingo, 14 de octubre de 2018

- CINE DE ESTRENO= "EL REINO". -




El director español Rodrigo Sorogoyen hace una incursión valiente en forma de reflexión narrativa acerca de la corrupción en mi país.
Todo, es el actor Antonio de la Torre. El contínuo protagonista que debe estar en casi todas las escenas de esta película trepidante y acelerada. Su trabajo es árduo y límite, de tensión permanente en pasado y futuro. Sin duda que laborioso trabajo interpretativo.
Toda corrupción es convulsa. Toda tregua o placer son fugaces. Son otras normas y valores alternativos que nunca pueden obtener bienestar y calma auténtica.
Las ideas son de inmediatez, de picardía y de ambición: de Poder. Y en ese círculo que se teje alrededor de lo instituído como cosa normal y respetable, aparece el parasitismo del exceso y de la avaricia.
Desde las risas de los amigotes pergeñando trampas hasta el final de la historia, todo es violencia y rapidez. Todo se sucede desde un suelo fofo y peligroso, inmediato y amenazador, como un casino de fantasía de gente demasiado frágil para no actuar como perfectos golfos y ladrones.
El personaje de De la Torre, acaba siendo el del chivo expiatorio a donde se acaba dirigiendo todo el volumen de la gran hez pestilente e hipócrita.
Es terrible. ¡C´est terrible! Lo que la peli cuenta es la verdad de España y de una sociedad estructural que pisa y genera una vulneración de la pureza de las cosas. La corrupción en las alturas aparece llena de tipos que no son capaces de distinguir entre la verdad y la trola, entre el riesgo y la audacia excesiva, entre los límites y lo razonable. 
Perdieron el sentido de las situaciones y de los actos, y al verse desconcertados sueltan manotazos locos de ventilador por todos los más perversos medios imaginables.
"Manuel Gómez Vidal", el personaje de De la Torre, cae en desgracia. Pero necesita dentro de su oscuridad que no ceda su esperanza del mundo al que aspira y que no es más que vueltas favorables sobre sí mismo y con el objeto de salvarse y sobrevivir. De buscarse la vida y las vendettas después de defenestrado.
Ya fuera de toda acción de poder, nunca va a aceptar su derrota así como así, y entonces se revolverá como un silvestre contra todos los que le rodean en su mundo sin ley y en el que todo va a ser pernada e impunidad.
¡No! No acepta su derrota al ostracismo, y entonces vuelve una y otra vez la mirada hacia sus tiempos gloriosos de golfo impune. ¡Todo vale! Hasta la revancha más violenta va a pasar, por el pavor de acabar con sus huesos en la nada y en el estigma de la cárcel.
La corrupción no solo afecta a un lugar del cuerpo social. Afecta a toda la integridad. Está en todos los estratos de los poderes públicos, judiciales o financieros. Es una lucha sin aliento. Una batalla sin cuartel en donde el placer se ha muerto. De ahí que lo corrupto sea indeseable.
¿Los medios de comunicación?, ¿su papel en ésto?, ¿meras correas de transmisión?, ¿nada puede estar limpio en su sitio? Quizás que sí. O, que no ...
Pero al final, el discurso postrero del corrupto ante las cámaras de la tele, acaba chocando con la periodista que aparece inicialmente buscando share a toda costa.
Y entonces el periodismo se defiende porque apela en seguida a los sentimientos inmediatos y el corrupto se tambalea. Porque la reflexión no es violencia sino filosofía, razón y verdad, capacidad para romper mafias y gobiernos o reinos en la sombra.
Esta película es densa, trepidante y más que oportuna. En la vida real, ahí arriba, hay mucho corrupto sin valores claros que decide ir por la vida como le place. ¡Nunca! La corrupción es algo pútrido y fétido, insalubre y cabrona. La corrupción es la puta manía de pretender algo imposible como lo es engañarse a uno mismo. ¡En absoluto! En todo grupo social han de haber elementos definitivos que diferencien lo verdadero de lo falso y lo bondadoso de lo errado y fatal.
-LA ÚNICA MANERA DE VIVIR MEJOR-

martes, 9 de octubre de 2018

- LE TEMO MUCHO -




Sus ojos profundos. Su mirada fija y triste. Grandote y vivido. Me da miedo. Parece lleno de severidad y amargura. Y de manos largas.
Me puede. Sé que Eugenio me puede. Y que si decidiera hacer un pulso con él, yo no tendría la menor opción. Es rápido, y un problema en sus cuerdas vocales no es óbice para que siempre pueda ganarme.
Me ha de dar un carajo su profunda tristeza. No quiero saber quién es ni qué le pasó. No me creo que sea el bueno de la película del drama personal que refiere a menudo. Habría que escuchar a la otra parte de todos sus males. No le creo derrotado, sino vengativo. No ya victimista, sino con ganas de arrear.
Cuando me ve, Eugenio me observa hasta clavar sus ojos en mí. Y yo no sé aguantarle la mirada. Es habilidoso, y sé que si le pregunto saldrá airoso con cualquier suculenta excusa. Por eso trato de no mirarle sino lo justo. Las mujeres le ven percha y corpachón, varonilidad, empaque y hasta le conceden lástima por el tema de su voz agarrotada.
Eugenio logra dirigirse a mí porque me ve silvestre y diferente. Por tanto, buena pieza de carne fresca. Es astuto. Sus detalles están provistos de trampas y de seducción. La vida me la gana por cinco a cero. Su caudal vivencial es exuberante y me sitúa a mí en una posición más que desfavorable.
Trato de no pensar mucho en él, pero no es fácil. Él podría ser un padrazo; esa autoridad en mi familia que nunca existió, el solucionador de enfados y el chistoso animador que a mí podría venirme más que requetebién.
¿Qué pasa en el presente? Muchas dudas. Eugenio es inteligente, académico, con título, experienciado en captar imágenes y estados de ánimo, adinerado, estratega, internacional y todos esas cosas del viajado, pero yo me pregunto  qué hace ahí cerca de mí.
A veces pasa mi terrible fantasía y le imagino a Eugenio llevándome a su huerto desde su mirada taladradora y aparentemente protectora a un tiempo. Y una vez yo en esa su casa, me sentiría paralizado, neutralizado y casi a merced de sus instintos. Yo, con poca vivencia. Todavía mi fantasía podría perecer ante un presunto monstruo.
Porque yo a Eugenio le presupongo de una violencia extrema y rayana en un sadismo letal y hasta con sangre. Eugenio podría convivir con el espanto y yo no sé todavía volar con el miedo. En sueños me siento a su merced, como un esclavo, un súbdito, un mierda, un rebajado, un sin espíritu y sin humor, un asustado y un sin recursos.
Mi fantasía es muy creativa y singular. Especial. Y ante la presunta o auténtica violencia de ese Eugenio extraño e imparable e insondable al que nunca conoceré, me refugio en ideas defensivas, nobles, convenientes y audaces.
Mi reto ante Eugenio, lo que le puede joder, es tener la cabeza todavía más fría que él. Engañarlo sin parecerlo, como dicen que hacía con sus rivales Fisher fallando aposta con el fin de descentrarles y hacerles perder las partidas por el título mundial de ajedrez.
Porque la vida puede ser un puto y frío ajedrez y hasta explosivo. Y lo que no le voy a hacer a Eugenio es pararle en corto y comenzar a desabrocharle con firmeza todos los botones de su camisa para comprobar qué coño esconde, porque esa es su libertad. Podría hacerlo y Eugenio nunca lo imagina ni lo imaginará. Ya me encargaré yo de que no se lo imagine.
Porque sigo vivo, y sin sentirme deudor de nada a nadie. Y entonces Eugenio dejará de hacerme sentir niño vulnerable. Y ya puede mirar y mirarme y yo asustarme, que Cronos sabe que este hombre conmigo nada tiene que lograr. Su monumentalidad puede ser una hormiga, y su presencia un anécdota extraña. Le temo mucho. Pero sobre todo, por mí mismo. De modo que para bien de los dos me relajo, descanso, y entonces llega un día nuevo y bien lleno de correcciones y posibilidades. Mi reto no es Eugenio. Mi reto soy yo.
-APOSTAD QUE SÍ-

domingo, 7 de octubre de 2018

¡MONTSERRAT CABALLÉ!, DIVA , MITO Y GENIO. -




¡Barcelona! Soprano. Pionera en mi país. ¡La ópera! La burguesía catalana, el bel canto, el éxito y embajadora internacional de la música. ¡La gran Montserrat Caballé! ...
Otra España, otro siglo, otro estilo de sociedad. Yo,-hijo de obreros-, no sabía bien qué era eso de la ópera, los gorgoritos, la voz genial y agudísima de las diosas del canto. Esta España sigue aquí. Porque ese canto académico y antológico responde a élites cerradas y selectivas.
España de Franco, de postguerra, de aquellos días hasta los actuales, del blanco y negro al color de la Barcelona 92 en la inauguración de los JJOO.
Había gente oronda que cantaba muy bien. Pero, de otra manera. La lírica, los grandes escenarios del Glamour, El Liceo, la Callas, Pavarotti, Caruso, Plácido Domingo,los tres Tenores, y todo el top. Las voces más potentes e impresionantes del mundo. ¡Nuevamente la Ópera! ...
Sé poco de ese mundo y nunca sabré ya demasiado más. La Caballé era nuestra gran representante española, catalana e internacional. Alguien magno e indiscutible, la reina de España en asuntos jet, en temas de ópera, especial, obesa, y con unos registros impresionantes.
Para mí lo más destacado fue su personalidad colosal, y aunque diva, su capacidad para mantener el diálogo con el vulgo más allá del tiempo de sus alturas. Parecía querer ser diva accesible ante los medios. Y no ha de resultar fácil ser humilde, cuando tienes esa perfección y poderío en la voz y en los escenarios privilegiados. Esa es mi visión de la Caballé. Dicen que una de las mejores sopranos de siempre.
Como Santana en el tenis, o como esos pioneros dotados para el éxito y el glamour en esta individualista sociedad genial española.
Ser diva en España era la releche. Ni un solo cantante de música ligera podía tener el respeto y la reputación gloriosa de estos fenómenos consagrados. Eran dioses. Hoy, lo siguen siendo. Y los círculos siguen selectos, pero hoy por es por muchas más razones.
Montserrat tenía fuerte acento catalán y voz universal. Todos se rendían a sus pies, empezando por los elegidos. Sus pómulos sobresalientes, sus mofletes, su rostro y sus ojos grandes, se daban al arte como proyección y convivía con la dictadura y con las democracias. Se lo podía permitir. Su garganta, fue única.
España hoy es otra al perder a su reina lírica. Perdemos proyección y encanto puro, perdemos nostalgia y grandeza, se va la mejor española de lo suyo de todos los tiempos, y seguramente superior en todo a Plácido Domingo. 
Se va un mito especial que nació en otro tiempo. Pero su figura colosal importa los teletipos y las primeras noticias de todos los globales rotativos. En todo el mundo se destaca el óbito. Ha muerto alguien muy grande.
Se ha ido alguien importantísimo y poliédrico, misterioso, genial, distante y cariñosa a un tiempo, y madre, y esposa, y hembra de postín. Se va una figura gigantesca que llena de vacíos y nostalgias los bravos alardes y las exclamaciones apasionadas. Se va alguien sencillamente irrepetible.
-COMO TODA ELLA-

martes, 2 de octubre de 2018

- ALEJANDRO VALVERDE, LA LONGEVIDAD DE UN GRAN CICLISTA -




¡Innsbruck! Austria. Su último y gran trofeo de ciclista pundonoroso en los Mundiales de ciclismo en ruta y con 38 años. Murciano de pura cepa, de familia humilde y huertana, de hablar claro y optimista, apasionado y ciclista ejemplar. Se llama Alejandro Valverde. Medalla de oro. Ya lo sabéis ...
Un gran favor le ha hecho al ciclismo, y llevado por su entusiasmo sereno y siempre racial, Valverde siempre ha sido ofensivo y de emoción. Un toro. Un atleta completísimo, de gran chasis, regular, que tiene y ha tenido lo que deben tener todos los fondistas y que es adaptación a la montaña y a la velocidad de los ritmos, y en su caso hasta de los sprints.
Los hombres llanos suelen ganar en simpatía y en carisma cuando se liberan de sus exigencias top y la gente comienza a pensar que este tipo vale mucho, que da ejemplo, y entonces las críticas culminadas con este gran y reciente éxito de la ruta austríaca se tornan loas y adhesiones rendidas a su denso currículum poco entendido.
Valverde nunca fue de grandes Vueltas. No ganó ni ganará Tours, Giros ni Vueltas finalmente. Porque para llegar ahí, debes tener un plus más, un mayor escalón de calidad capaz de ofrecer todas las garantías.
Ni loco será Induráin ni Bahamontes, ni Ocaña, ni el Tarangu, ni Perico, ni Olano o Contador. Pero esa chispa campeona que elige a sus ídolos de Olimpo, también tiene otros senderos aunque no posean al principio o en el momento la gracia especial que atrape y cifre los grandes retos límites de este durísimo deporte.
A Alejandro Valverde le han llamado de todo cuando había esperanzas en él, y no lograba culminar en ilusión el sueño de los aficionados españoles.
Le llamaban alocado, outsider, nunca le consideraban candidato a nada genial y todas esas cosas, pero la prensa y la crítica no parecían alcanzar en él la idea de su pasión y de su entusiasmo. Es como si en ciclismo la enorme fortaleza solo fuera un aderezo y no un logro de efectividad.
Minusvalorado por muchos, Valverde siempre tenía su as escondido en su corazón panocho y murciano de su Lumbreras natal. Valverde salta a la carretera, e independientemente de que suba repechos del diez por ciento, ser capaz de regular cuando se le va el caballo, andar en segundo plano por las clasificaciones generales, mostrar un fondo personal de coloso y un enorme capacidad de recuperación y de sufrimiento, Alejandro nunca corrió con el drama.
¿Drama es hacer lo que más le ha gustado incluso a su longevísima edad habitual para esto del deporte profesional? ¿Salir a entrenar jugándotela frente al coche fou o fatal y con fríos, lluvias o esfuerzos que pocas veces mostrará la cámara de la tele? ... Para Valverde, hoy en la cúspide mediática, lo que le mola es sacar la burra, hacer kilómetros y más kilómetros, relativizar, saber que lo verdaderamente duro de la vida pueden ser otras cosas, y que él es un privilegiado y un tipo al que pagan por hacer lo que a él más le gusta: ¡correr en bicicleta! ...
Esa distancia suave y pausada, sus cosas libres y sin presión, el placer por tomar la bici y seguir a los buenos, ganarle a los buenos, ver cómo aguanta el paso del juez Cronos, y sus pequeñas y potentísimas ganas de disfrutar cómo le aguanta el cuerpo. Que es muy bien.
¡MERECIDO ÉXITO PARA SU ENTUSIASMO!

lunes, 1 de octubre de 2018

- ADIÓS AL GRAN CHARLES AZNAVOUR -




La France. Otro tiempo. El blanco y negro. Un genio apasionado por su sangre la música. La musique. La francofonía y el azar. Charles Aznavour. El mejor cantante francés y parisino del siglo XX.
¡Cómo pasa el tiempo! ... El telediario le dedica unos segundos a su óbito. El tiempo es otro, sí, la televisión es otra, el interés es otro, el cambio es otro, pero la esencia sigue y siempre está.
Aznavour,-armenio de padres-, iba a emigrar a Estados Unidos. Más finalmente, sus progenitores se quedaron en el corazón del humanismo y de la francofonía que es La France. París, capital de los sueños posibles y reales.
Recuerdo sus patillas y sus canciones. Su gestualidad. Evoco su voz y su personalidad. Su talento. Flaco, pero con una enorme convicción en el arte. Porque además fue actor y estuvo en toda la grandeur cuando el monte se hacía musique.
Tristes y mágicas sus canciones. Aznavour nunca olvidó sus raíces humildes y siempre tuvo presente a la solidaridad y a la cuna de los pobres y de los solos.
Por eso fue realista y cantó sintetizando en frases cortas textos de emociones de lugares comunes. El amor, la tristeza, el deseo, la nostalgia, el rehacerse, el desamor, la voz de los sin voz, de los no acompañados, la voz de la actualidad, la interpretación en el escenario y la fuerza de su talento siempre creativo.
Venecia sin Aznavour sí es diferente. Y las góndolas navegan a media asta y le lloran como campanas sonoras surcando el mar y el río de lo inevitable,
"Aznavoice" ha vivido con creces cada uno de los instantes. Siempre rompió a vivir y como fuera. Se casó, se descasó, y se lanzó a lomos de la grand Bohème junto a la diosa Edith Piaff. Pero nunca dejó que su Olimpo con la chica de la imparable voz de ruiseñor segara su visión de los pies en el suelo. Por eso ha sido longevo.
Cuando a la Bohemia le llega la noche, o cuando se cierran los puertas del Olimpia, entonces aparece una resaca feliz y creativa, un descanso rico, fugaz y potente de placer que te empina hacia una nueva disposición y energía para seguir creando charme y glamour.
Aznavour hacía arte hasta de sus defectos en el escenario por su enorme personalidad. Sé que París le menospreció y le apartó, pero la tenacidad del armenio fue muy superior a todo ese inicial rechazo. Aznavour nunca se iba a rendir. Un artista siempre ha de estar en ebullición y dispuesto a saltar y a amar amando, dispuesto y resuelto a saltar constantemente a la busca de mil sorpresas y de nuevos impactos que abren vías definitivas y con sello.
Y Aznavour rompió París con su elegancia y talento. Y se ganó a todas las Francias, y se exhibió con su dura y cautivadora letra y música en todos los idiomas. Versioneó y jugó a todo con su amiga la música. Necesitaba expresar humanidad, sentimientos y vitalidad. Liberté.
La música solo tiene un idioma que es el de la sensibilidad y el de la emoción. Lo demás son cuentos y no es música. Charles Aznavour hizo grande a la música y al arte. Llenó un siglo musical con su hegemonía imparable en Francia, y todos supimos quién era. ¡Qué profunda emoción! ...
Otro tiempo que ya se fue como él. Con aquella distinción exquisita de la fragancia y del parfum. Con la excelencia y la masculinidad. Con su mirada especial. Con el amor a la Piaff, o a Chevalier, o tantas cajitas de bombones y estilo propio e impecable.
Venecia, la Bohemia, France, el mundo, la tristeza y la soledad creativas, pierden a un maestro que lo expresó todo con su voz y pose.
¡MERCI, MONSIEUR AZNAVOUR!