viernes, 30 de junio de 2017

- JULIO COMIENZA CON EL TOUR 2017. -



Anuncian en esta ocasión las etapas un Tour rarete, con puertacos previos pero que no serán finales de carrera. Es igual. El Tour à France es un icono y un carisma en el verano del ciclismo. La gran catedral en donde los esforzados de la ruta triunfan o se hacen añicos.
Esa es la grandeza del Tour y de este duro deporte, en los últimos tiempos marcado con el dedo de la lacra del dopaje.
En las sobremesas españolas, tras la comida y el calor achicharrante, los españoles lucharemos contra la modorra de la siesta admirados por el verde relajante y hermoso de la geografía francesa.
Serán tres semanas de pugnas, de fuerzas y de estrategias. El favorito siempre suele ser Chris Froome, y más cuando parece que sus rivales más directos ofrecen dudas. El británico flaco y heterodoxo sobre la bici, parece crecerse ante su prueba exitosa. Es frío, completo, calculador, resistente, práctico y ganador.
Nairo Quintana no estuvo bien en el Giro de Italia. Le faltó un punto de chispa para demoler al holandés Dumoulin. Nairo es calmo, a veces exasperante, extremadamente cauteloso, lee muy bien las situaciones en carrera, pero al final lo que valen y cuentan son las fuerzas. A su favor tiene la experiencia de muchos años y victorias en las grandes competiciones por etapas y el respeto general, y su ambición pasa por coronarse en les Champes Elysées. Nunca ha ganado el Tour, y debe intentar apresurarse a hacerlo.
Nuestro Alberto Contador lleva diez años sin ganar la grand boucle. Diez años parecen una nostalgia más que una aspiración. Semeja que aquel terrible mazazo de la sanción del presunto clembuterol le hirió con potencia en inoportunos momentos. Contador ha ganado todo precozmente. Ha sido el mejor. Y el más espectacular escalador. Pero los años, las caídas,las dudas, la dureza, y el tiempo transcurrido, no le convierten en mi opinión en un aspirante definitivo a la victoria. El Tour es gigante y cruel. Es regularidad, recuperación y convicción. Alberto no debe mirar hacia atrás cuando ataca. Ojalá nos sorprenda gratamente a todos, como recientemente Nadal, y la líe entre las montañas bellísimas desmontando a sus rivales. Lo merece su simpatía y calidad.
Richie Porte, Bardet, Aru, y todos los demás segundos espadas aspirantes al podio parisino, deberán intentar subir un escalón más o seguirán siendo más ilusión que realidad.
Me gusta el Tour porque no tiene escrúpulos. Porque en su seno aparecen caídas, emboscadas, aguaceros, ventarrones, descensos, pájaras y todo tipo de situaciones límite, las cuales estos valientes atletas no pueden eludir.
El Tour es una aventura icónica y televisiva, un hablar en verano de un deporte que ninguneamos el resto del año y que alcanza su gloria en el Izoard o en el Tourmalet. ¡O en las contrarrelojes! ...
El Tour es escuchar la simpatía de Perico en su estudio de televisión, o a Ángel de Andrés gritar un ataque súbito, ver cómo la gente de vacaciones toma las montañas junto a las laderas, y con sus banderas y hasta exotismos empuja y hasta pone en riesgo sin querer la integridad física de sus ídolos con la imagen y noticia en vivo.
El Tour es brillo y paciencia, constancia y regularidad, Eddy Merckx o Anquetil, Hinault u Ocaña, Induráin o Pantani, mítica y periódicos que secan tras la subida a un coloso del Macizo Central. El Tour da miedo a los aburguesados del poco esfuerzo, y es trampolín paparazzi para aquellos valientes sin opciones que tienen a la larga escapada en solitario como principal y hasta única aliada para su sonrisa puntual.
¡DISFRUTEMOS EL TOUR QUE LLEGA!

jueves, 29 de junio de 2017

- YO TAMBIÉN FUI UNA ESTRELLA -



Un juvenil. Pero, cerebral y con personalidad. Era un diez. El número mágico de los ases del fútbol que inventó el Pelusa. Iba tanto para gran figura que pronto comenzaron los buitres a asediarme. Porque esto es un puto negocio impune y sin escrúpulos en donde el ganar se llama dólar.
Yo era muy bueno. Rápido y muy técnico. Y lo más grande es que veía puerta con demasiada facilidad. Diecisiete años, y decían que yo era muy raro, visceral, comunista, antisistema y hasta gilipollas. Mi padre era un obrero honesto y laborioso, ético y extremadamente práctico. Mi madre, ama de casa y tal.
No terminé los estudios porque a mí lo que me iban eran las chavalas, y eso de los libros y de hacer codos era para gente muy ambiciosa y hasta tragadora del Sistema. Yo había estudiado para aprender y no para pasar las notas. Siempre aprender. ¿Para qué el examinarse y atarme a los números?
Y, entre chavala y chavala, mi gran pasión. El fútbol. Yo era alto y tenía buena planta, y empecé jugando en el equipo de mi barriada. Por poco tiempo. En seguida me vinieron tipos de equipos de pueblos aledaños, y yo decidí. Jugué en varios de esos equipos. Y la lengua comenzó a calentarse. Que si este chaval es un fenómeno y va para gran figura, que si hay que atarle y hablar con él, y etcéteras similares.
Mi padre no hacía caso. Se iba a trabajar al almacén de lámparas, y lo único que me decía era que o trabajara con él,o que estudiase. Todo eso del fútbol,-al menos inicialmente-, no parecía ir con él. No parecía interesarle, o como siempre fue un desconfiado, nunca se acabó de creer que tenía un hijo que con el balón en los pies fuera un artista.
A mí tampoco nunca me ha gustado eso de las fantasías. Pero el fútbol está en el medio de los delirios posibles. Empezaron a ofrecerme y ofrecerme potentes sumas de dinero. Pero en seguida me di cuenta de que ahí debía haber gato encerrado y les paré los pies.
Yo no valía tanto dinero, y lo más importante es que no lo podía controlar ni administrar con seguridad. Recuerdo que un día me dieron un consistente fajo de billetes grandes en un sobre y me lo llevé a casa. Mi padre me llamó ladrón al sorprenderme con el dinero y hasta me soltó un cachete, mientras trataba de indagar acerca de la procedencia de tanto dinero junto para un chiquillo como yo.
Ese no fue el problema. El problema vino cuando me vinieron verdaderos buitres intermediarios y hasta de prestigio. Me acojoné y me costó tomar decisiones. Pero había algo en tales intermediarios que me producía rechazo. No tenían cara de fútbol. Y aunque venían acreditados de media Europa, vi que la única forma de quitarme a los moscones de encima era dejar el fútbol y ponerme a trabajar en la misma fábrica en donde laboraba mi padre.
Mi viejo no me habló más en cuanto se cercioró de mi renuncia a los fáciles placeres dinéricos y mundanos. ¿Me habría vuelto loco al rechazar el ser rico de por vida?, me espetaba una y otra vez. Y para que no me echara de casa, consensuamos que en el lar familiar nunca se hablaría de fútbol. Y cuando televisaban algo, me iba al bar.
Ahora que veo a dónde llegan los buitres del fútbol, respiro más que aliviado. Y además mi chica es tan guapa como las de las estrellas que tenéis todos in mente, y me quiere muchísimo. Es peluquera, de mi barriada de siempre, y en cuanto pase el verano nos casaremos, que ya toca.
¿Arrepentirme de no ser una estrella rutilante? ¡Ni hablar! Cuando me duermo por las noches, estoy muerto de paz. Mi conciencia está libre de pirañas, y mi nómina más controlada que el marcaje de Gentile a Maradona. Ese mundo es de otros. Por cierto que sigo jugando al fútbol.
-ME ENCANTA HACERLO-

sábado, 24 de junio de 2017

- EL RASTRO DEL MESTALLA -



Sorprende el vigor irreductible de este rastrillo valenciano, el cual está ubicado al lado mismo del Estadio de Mestalla ocupando un gran párking de coches. Están todas las mañanas de domingos y festivos.
Acudir es una experiencia casi antropológica. No es de uso habitual ver una cosa así. Me pareció volver a otro tiempo que ya no parece existir. Y desde luego, lo mejor es el paisaje humano que se percibe e intuye.
Nada de tiendas de marca, o de olor a pijos, o de modernidades en la comercialización. Es casi un trueque. Un lugar en donde no hay diferencias excesivas entre las clases sociales de vendedores y compradores.
Es un mundo tradicional, de desesperación, de magia imposible, de búsqueda de las raíces quebradas o esquilmadas; un mundo en exclusión y que late conmovido en la supervivencia.
Diferentes etnias, distintos ojos para ver el mundo, gente que se quedó atrás, personas que encuentran en el gentío un consuelo para su soledad, árabes, subsaharianos, sudamericanos, calés, y todo aquello que se minusvalora y aparca.
¿Lo que ofrecen? Sueños. Quizás sueños rotos, pero sueños al fin y a la postre. Allí en el rastro de Mestalla hay peligro y riesgo como en la vida, y echados para adelante, y productos tiernos que en el fondo no son exclusivos de nadie, incluyendo al capitalismo.
Lo mejor del rastro, lo que destaca, lo que vibra desde su aparente posición menor, es la gente. Guitarras españolas, España cañí, radios antiguas, transistores, juegos de camas, pinturas, arte, pilas, y cosas libres e imposibles. Se vende necesidad y ocasión, y los rostros de los vendedores se quedan y asientan en el orgullo escondiendo bien pocas cartas.
Los compradores, buscan entre el género. Necesitan seguir con la mirada las gangas de una hipotética lotería que alivie sus bolsillos y hasta que les devuelva a la adolescencia y a la niñez.
Es triste la menoridad. Pero también real en extremo, y yo me quedo con esa realidad sin postureos. Este mercado puede crear rechazo y también adicción. Y costumbre, y atrevimientos, y unión de culturas y serenidad. El mercado puede unir mucho más de lo que creemos siempre que sus agentes no tengan grandes diferencias económicas entre sí.
Fue apasionante volver a los años cincuenta o sesenta, o contemplar cómo dormitaba un hombre negro aprovechando un espacio de sombra, o cómo alguien acompañado de una pareja de policías afirmaba que ahí había un objeto suyo robado.
Me envolvió una bonita nostalgia. Sí. Es un mundo y unas personas que existen, que no tienen temor, que más cornás da el hambre, decididos a sacarse unas perras y a reivindicarse social y presencialmente a pesar del gran rechazo y del gran aparcamiento de sus realidades. Nunca ahí hallarás nada burgués.
Ya de regreso me acerqué a la parada de los autobuses urbanos. La gente se tomaba las demoras con muchas calma, sin enfados ni estreses excesivos. El mercado eran ellos, y los de siempre, y el sosiego necesario, y una forma de ser que ahí va a permanecer, y que aunque huela a caducidad todavía hoy por hoy se mantiene.
A pesar del calor y los fríos, las lluvias y los vientos, y de todas las dificultades, hay un corazón que todavía tiene la obligación de bombear vida y deseos. Y de esa necesidad se hace cita y hasta institución animada y ruidosa.
-TIERNO Y REAL-

lunes, 19 de junio de 2017

- EL VALENCIA HA GANADO LA LIGA DE BASQUET 2017. -



Y eso tiene mucho mérito. Porque es la primera vez que sucede, porque las aspiraciones pasan por derrotar al Madrid, Barça, y a otras opciones con mucho prestigio y tradición, y como soy de Valencia y me encanta el deporte, no puedo ni debo eludir esta merecida loa.
Permitidme que os hable de mi mientras os narro cosas de deporte local. Veréis. En Valencia está todo polarizado y acaparado por el fútbol. En menudas manos está mi Valencia, por cierto y desgracia. El Levante, majestuoso, acaba de retornar a la Primera en tiempo récord, pero ese no se destaca ni valora. En Valencia el foco mediático solo está para los de Mestalla.
En esta mi gran ciudad que ahora es un horno y que hasta en otoño lo será, hay un río seco que atraviesa la ciudad y en cuyo lecho hay un campo de rugby casi sin gradas. El Valencia Rugby Club logró la hazaña, allá por el 83, de ganar la División de Honor.
Asimismo, también en los setenta u ochenta, en balonmano, el Marcol Lanas Aragón de César Argilés, Ortega o Cascallana, ganaron la Liga Nacional de Balonmano. Otra heroicidad, en una ciudad que solo se inclina por el fútbol y por los que ganan. Raramente se fija en otros menesteres.
El Valencia Club de Fútbol ya lo conocéis. El de las Ligas en blanco y negro, y la del año 70 con Pepe Claramunt, Sol o Valdez. Recientemente, con Rafa Benítez se ganaron dos Ligas y se acarició la Champions League. Hoy es una transición ruinosa y solo emotiva y buenista. El club está a la deriva a pesar de su prestigio.
El Valencia de basquet, se llamaba Pamesa. Yo recuerdo que fue una idea de los capos de Mercadona,-un fenómeno social estas superficies de alimentación-, unido a la época de oro de los pelotazos del ladrillo. Los hermanos Roig están en muchos sitios. El extinto Paco en el Valencia lo hizo rematadamente mal, el Villarreal lo dirige con acierto admirable Fernando, y otro hermano, Juan Roig, preside el club de basquet más potente de Valencia.
Sí. Se llamaba, Pamesa. A mi no me gustaba que se llamara el Pamesa. Ahora se llama Valencia que es más propio. Y yo estuve allí, en la calle Hermanos Maristas, en el Pabellón de la Fonteta de Sant Lluìs. La gente no iba mucho porque estaba en Segunda. Hasta que se fichó a un jugador de Liria llamado Rodilla, y con Brad Branson y demás, ganaron una Copa del Rey. Ya eran de la élite hacía años, y precoces y efectivos. Cerebrales y osados.
Les perdí la pista. El club fue cambiando de nombre en función de los patrocinadores y todo éso, y yo nunca más he pisado su cuartel victorioso. No les he seguido en los últimos tiempos.Y a pesar de que el basquet es uno de los deportes más televisivos que hay. Hasta que me fui enterando de que estaban metiéndose este año en lugares de éxito.
Es un equipo que no tiene ninguna estrella. En el deporte de los Gasol en la NBA y de Sergio Lull en España, el Valencia de baloncesto se ha ido metiendo en los play off por la Liga Nacional, y ha logrado derrotar en las finales y con claridad al siempre carismático Real Madrid.
¿Cómo se hace eso? Pues, aprovechando que el Barça anda mal, y compensando su inferioridad técnica con un descomunal trabajo colectivo y de lucha. Defendiendo y con convicción sus acciones solo se puede ganar a Pablo Laso con el citado Llull o Rudi Fernández. Tiene esto un cierto aire y salvando todas las distancias al choque galáctico final entre los Cavaliers y los Spurs. El mito Lebron James no pudo con un bloque sin fisuras y potentísimo.
Todas las enhorabuenas serán pocas para este Valencia campeón nacional de baloncesto. Es un hito en su historia. Tiene mérito medir dos metros, no tener grandes estrellas, y estrenar el palmarés de la competición regular ganando a aquel Madrid que me evoca siempre a Brabender o a Corbalán, ídolos de mi infancia. Es grande lo que han hecho estos chicos y su entrenador. Aunque  este deporte suela pasar bastante desapercibido. O, por ello mismo.
¡ENHORABONA, CAMPIONS!

miércoles, 14 de junio de 2017

- "PINTXO". -



En el Seminario prometía mucho. Iba como un cohete hacia el servicio a Dios. Por aquel entonces no se me conocía como "Pintxo", sino como Gabriel el bueno. O, el bonachón. Según gustos ...
Es curioso pero estoy muy satisfecho del inicio de mi caída libre. Porque digan lo que digan, me enamoré como un Romeo romántico y corderito, de una novicia pícara e imposible. Siempre recuerdo esa paradoja con dulzura. Me pillaron con las bragas de Victoria en la mano e in fraganti, y no me pude negar a que el Superior de aquel templo me dictara sentencia. Adiós a la espiritualidad, y se hará lo posible en tener la piedad suficiente para no comunicar los hechos al cuartel cercano de la Guardia Civil. Supongo que los curas tenían demasiado poder. Nunca más pude pisar una iglesia. Más tarde, se me fue la afición motu propio.
Me hundí con las bragas de Victoria. Bella, enamorada, morbosa, posible y para mi una diosa fatal. No sé por qué me enamoré. Es un misterio que puede ser diabólico. Victoria fue el diablo más maravilloso que exorcicé. Aquello fue mucho amor; demasiado amor antes de nuestro sexo ...
Sí. Me desilusioné. Ahora debería caminar con demasiadas dudas por los terrenos mundanos. Mi familia no quiso saber nada de mi. Acababa de cumplir veinte años y todo me fallaba. El dinero, el prestigio, las miradas de los otros, y aquella presión, había que romperla como buenamente pudiera.
Apreté los dientes cabreado tras una noche fría en un albergue, y al otro lado de mi mirada vi a dos tipos de cerca que no parecían tenerme buenas intenciones. Soy intuitivo. Querían sexo. Uno de ellos, confiado, se desabrochó la bragueta y caminó hacia mí.
No sé qué les hice, pero fui rápido, abrupto, rasgador y escurridizo. Dominaba los cristales, y les herí pero que muy graves a los dos. No quiero saber qué fue de su paradero aunque el Juez me dijo varias veces que uno de los dos tipos ya no conservaba sus constantes vitales cuando llegó la poli.
Demasiados años de cárcel. Veinte y pico de deambular por lugares inhumanos y durísimos. Allí fui bautizado como "Pintxo", pero siempre se asegura que después de mis impulsos enrabietados logro sacar una sonrisa de carisma que deslumbro y que es impropia de un convicto.
El cristal agudo suele ser un amigo. Te haces de temer. En tus diabluras no encuentras el límite, y te conviertes en un salvaje valiente. El menú me fue variando hacia la toma de todo tipo de substancias. Sí. Yo merendaba, desayunaba, comía y cenaba todas las drogas precoces con pan. Era una bestia con huesos fibrosos. Un tipo rápido. Un niño grande y cabrón de cuidado, pero siempre con mi espacio sorprendente para la sonrisa, ¡coño! A veces me pregunto por qué es que sonrío ...
Me escapé varias veces de los penales, y me dieron unas tremendas palizas. Top secret las consecuencias. Hasta que los treinta años de cárcel se redujeron. Lo conseguí. Ya se sabe. Buen comportamiento, me desintoxiqué de las drogas o eso hice ver, mucha cabeza baja de arrepentimiento, y unas enormes ganas de ver en la libertad el cuerpo mágico y vital de mujeres maravillosas.
No me gusta demasiado el mundo de los buenos, ahora que la cárcel ya parece historia del atrás. La cárcel la conozco bien, pero igualmente trae muchos límites y condicionantes. Yo necesito respirar el aire de la playa, y viendo a esos lujos de mujeres que se barnizan al sol, sigo pensando en mi amor fatal Victoria y en que todo lo perdí menos sus bragas. Me empuja la vida y me la gano siendo explotado por unos mafiosos que tienen chiringuitos en la Costa del Sol. Ninguno de sus monumentos rusas puede llegarle a mi Victoria evocada. Ni en sueños.
-VICTORIA SÍ ES DIOS-

domingo, 11 de junio de 2017

¡¡ SUPERSTAR NADAL GANA SU DÉCIMO ROLAND GARROS !!




Arrollador. Dictador sobre la pista. Una bestia sin piedad. Sin rivales. Machacando y talándolo todo ante su camino. El muerto ya es historia. Rafael Nadal nos ha vuelto a dejar a todos con la boca abierta y la ha liado otra vez. ¡¡¡ Impresionante !!! ...
¡Décimo Roland Garros al zurrón! En este inolvidable e histórico triunfo de 2017, Nadal se pareció a Bjorn Borg que fue el hombre que cambió y actualizó el tenis. Sin fisuras, sólido y extremadamente ganador. Desquiciando desde el minuto uno al buen tenista suizo Stefan Wawrinka. Dando la sensación de inabordable, y jugando una de las mejores finales parisinas que se le recuerdan al ya mito, e insigne y portentoso Rafa. ¡Merci, monsieur! ...
Lo hizo en todo el torneo. En su torneo en donde reina la grandeur de su magia. No ha tenido rivales. Ha hecho lo que ha querido con todos ellos, y a pesar de cumplir 31 años el otro día.
Lo completó todo. Lo habéis visto jugar. Ha defendido, ha sacado, ha atacado, ha lanzado bolas increíbles más una de ellas en extremo antológica, rápido; sólido de mente que es su gran granero de éxitos y su enorme talento para analizar los partidos y ponerle sabiamente el termómetro del diagnóstico. ¡Chapeau! ...
Ahora que ya ha vuelto de nuevo y para quedarse el bueno de Rafa, quiero recordar esos momentos en donde no lograba cerrar los partidos, le venían las lesiones, y quizá se dejaba llevar por un exceso de desazón. Quería vorazmente ganar, y es todo lo normal del mundo que al no conseguirlo lo sintiese mucho. Yo tuve dudas, y muchos le daban por finiquitado.
Por eso es que tiene mucho mérito volver ahí arriba a su Olimpo de París, en donde se siente como cuando era un jovenzuelo y ya le ganaba torneos a todos incluído Roger Federer.
El tenis es cabeza amueblada. Serenidad y confianza. Fe en uno mismo cuando vienen los palos, agonía de sufrimiento extra cuando parece que las cosas se ponen claramente difíciles y no se puede, y optimismo de reseteo en el gen. Cabeza dura, un ¡vamos allá! permanente, y una tremenda capacidad de lucha. He descrito a Rafael Nadal.
Con Djokovic en horas bajas,con Murray siempre una incógnita en la arcilla, teniendo a Thiem todavía un poco verde, y a Federer en espera de Wimbledon, las cosas se han puesto fetén para Nadal. Y cuando el manacorí diagnostica este estado de las cosas, entonces lo aprovecha porque sabe que ganar siempre es una gran proeza. Y ganar la décima Copa del Garros, no tiene descripción. O, tiene tantas, que expresarlas a través de un escrito es cojo e inconcluso.
Sentado en su silla y trono, y mientras esperaba que le llamaran para alzar su trofeo, Nadal se metió la toalla en el rostro e hizo enigma y también significado de todas sus humanas emociones inmediatas.
Y en seguida subió al podio de las ceremonias de homenaje y con su tío Toni, y dirigió los agradecimientos de rigor a un público al que había enamorado desde su majestuosa exhibición en la Philippe Chatrier, que es la pista central, principal y la de los grandes, y después ya se puso a ser feliz y sospechando que Rafa con estas verdaderas hazañas hace grande al deporte del tenis.
Se recordará inevitablemente esta final además de por el número 10, que en fútbol siempre lo lleva el mejor del mundo, por el modo sin fisuras y su contundencia de ganarla. Una maravillosa bestia ejemplar, con un tenis genial y cerebral, y con la ambición de un jeun garçon.
¡¡ VIVA RAFA NADAL !!

viernes, 9 de junio de 2017

- 2017, TERROR SUELTO -



Apariencias. En el fondo son apariencias a las que no estamos habituados ni deberíamos estarlo. De repente vas por las calles de las ciudades de los blancos en 2017, y te aparecen unos tipos idos y con un magma de odio dispuestos a la destrucción del todo.
A veces los sosiegos y las apariencias solapan y encubren grandes mentiras. Hay unos odios en acción, imprevisibles, sin miramientos, y que nos producen una gran sorpresa y extrañeza. También, la hipocresía ... Vas por la calle y de repente va un tipo, se pone a dar gritos y te deja seco.
Siempre pensé que había que escuchar a las dos partes, huír de los maniqueísmos y buscar afanosamente por hallar las claves de los conflictos. El 11 de Septiembre nefasto de las Torres Gemelas y días posteriores, observé decepcionado que no había una verdadera voluntad política de hacer reflexiones. Entre ellas, el "¿por qué nos odian tanto?" ...
Lo que vi y veo, fue afán de venganza y de lucha de Cruzada. Ley de Talión. Responder con bombardeos y nunca con pedagogía, o pensando qué leches de caldo de cultivo genera ese odio tan bestia y atroz.
Dos mundos y dos realidades. O, varios mundos que están en este y que caminan cada uno por su camino y a la suya,chocándose y tocándose las narices contínuamente. No es un mundo unido sino un laberinto de asertos y de posiciones y vivencias profundamente encontradas. La gran cuestión es qué se hace para parar ese odio.
Lo que se hace, no debe ser únicamente policial o militar. El mundo no lo van a suavizar o pacificar los policías ni los soldados. El mundo solo puede ser pacificado si cambian muchas de las reglas del juego y que actualmente tenemos por normales o normalizadas.
El odio se combate con buena fe, e intentando que las abismales distancias entre los ricos y los pobres se reduzcan. En otras palabras, empezar a revisar ese capitalismo de amiguetes que marca la agenda de las normalidades, o esa decisión que antepone los intereses económicos a la sensatez y a la justicia noble y necesaria para una verdadera paz y relajación de las posturas. Hay que hablar con ellos.
¿Se ha normalizado que en estas fechas comiencen las muertes por ahogamiento de gente desesperada y procedente de las nefastas y letales pateras? ... ¿Se ha normalizado que nosotros los blancos somos mejores que los árabes, negros o chinos? ...
No hay pedagogía sino adoctrinamiento avaro. Maniqueísmo en estado puro. Exclusión. Marginación. Hay poco terreno de futuro para los niños que ahora empiezan a vivir y a dar sus primeros pasos. No hemos pensado en el futuro de las próximas generaciones. Hemos dado demasiada cancha a los monoteísmos, los cuales se han revelado desde siempre como rémoras para la libertad de los seres humanos.
Nos hemos tumbado en unos sedantes, y navegado entre indiferencias y odios. No hemos querido enfrentar los huecos y las realidades. Y ahora vienen estos lodos salvajes y de simios; estas diferencias potentísimas que definen un planeta profundamente injusto e irregular.
-A VECES SIENTO VERGÜENZA DE SER DE ESTE PLANETA-

domingo, 4 de junio de 2017

- LA CHAMPIONS MÁS TRANQUILA DEL REAL: 4-1 A LA JUVE. -



La Juve pagó la bisoñez. Demasiado blando. Demasiadas dudas y hasta demasiadas expectativas. Porque solo la Vecchia Signora aguantó la reivindicación y la igualdad en la primera parte y tras recuperar en empate un inicial gol del ganador Cristiano, el hombre del grito genialoide de tarzán de área. Decepcionante presencia general en el Estado Nacional de Cardiff. Se esperaba no solo muchísimo más de una squadra y una defensa inicialmente infranqueable, y al final falló prácticamente todo.
La segunda parte de la final de finales, de la Super Bowl del fútbol europeo y mundial, también es gran cacho de los éxitos y de los fracasos. La concentración ha de ser larga e intensa, y el fútbol es grande porque es cruel, majestuoso y excitante.
¡Doce Copas de Europa! El primer equipo que gana dos Champions consecutivas. Un equipo que no debe acomplejarse ante aquella insignia pionera que parió Santiago Bernabéu y que terminaba por Kopa, Rial, Di Stéfano, Puskas y Gento. El Real Madrid de Pérez jugó relajado y con la sensación de seguridad. Con presencia y personalidad. Se vio incluso desde los primeros minutos de empuje juventino y con un fantástico y peleón Isco rompiendo los esquemas estratégicos con su enorme calidad.
El Madrid hacía intuír que no se iba a dejar impresionar por la joven y rutilante chica aspirante de la película. Para ello el alemán Kroose jugaba con frialdad y sin prisa, utilizando el cerebro sobre sus pases y parando ansiedades y anhelos bufos.
Y cuando el Real decidió pasar a campo contrario, subieron sus kíllers y boxeadores. Súper Cristiano les lanzó a la lona con un golpe bombardero de los suyos. Empató luego la Juve, pero no continuó. Entró entre nieblas y dudas, y facilitó mucho las cosas. Un rutilante y artista Marcelo taponó en un duelo brasileiro y espectacular toda la creatividad del potentísimo Dani Alves. Y con esa seguridad letal, la Juve comenzó a perder por k.o. cuando Casemiro soltó un zapatazo que cazó la red, que antecedió a otra acción definitiva de CR7 que dejó groggy al ayer solo aspirante modesto a ganar. El remate del cuarto gol encendió la llama del futuro del joven Marco Asensio.
Frescura y buena estrategia en la mágica mano de su entrenador simpático Zidane. Su flor ya es historia. Ha parado los gritos y los ímpetus,-como en la Liga nacional-, ha seguido infundiendo cloroformo de comprensión a los suyos, y los ases le han entendido sin traductores de ego.
Sobrado y rápido Sergio Ramos, capitán y referencia una vez más, veloz y ambicioso Carvajal en su duelo con Mandzukic, portentoso Marcelo en un partido soberbio que le consagra y le llena de madurez, imprescindible la brega de Casemiro, excelso Bezema,Cristiano aumentando su leyenda, y todos una máquina serena de tumbar y asustar.
El bloque lleno de gorilas del gol no fue la Juve sino el Real Madrid. La segunda parte fue toda una fiesta sobre el césped. Los aficionados del Real tienen ahora muchas cosas que euforizar y que felicitarse. Pueden fardar y presumir, y decir que son los mejores de la historia del fútbol, y todas las cosas que ellos quieran.
Ahora ser del Real es felicidad y relajarse, sonreír y soltar la emoción a carcajadas, y admirar la asombrosa serenidad del domador entrenador francés, y buscar la Cibeles, y volver al Estadio Bernabéu, y mirar con ironía a la preocupación azulgrana de una planificación surrealista y fou.
Esta final madridista y su the end feliz, le recuerda a un blanco vikingo del Real a las sensaciones de África del Sur y del gol de Iniesta, porque ahora no hay rivales y solo endorfinas. Son todos los sueños hechos puntería y realidad. Son los Reyes Magos a los que les ha subido la bolsa del IBEX-35.
¡¡¡ DOCE COPAS DE EUROPA !!! ...

viernes, 2 de junio de 2017

- VINCENZA -



Alta y corpulenta, atractiva y especial. Soltera y de pueblo. De un pueblo que no aguanta, que no soporta, del que trata de huír lo más lejos posible. Intelectual, prepotente, desconfiada y eogísta. Trabajadora e insatisfecha. Profundamente insatisfecha.
Vincenza tiene genio y carácter. Es contradictoria y en extremo mal educada. Es profesora y avocacional en el pueblo más lejano de donde mora su raíz, y cree que solo en otros sitios muy distantes y diferentes puede haber substancia y estímulo. Nunca en el mundo que ha pisado y que cree conocer al dedillo.
Un día vino a mi y me di cuenta de que estaba llena de máscaras. Vincenza nunca se despeinaba ni para estornudar, me regaló unos escritos suyos de cuando era una jovenzuela con complejos y me empezó a recomendar libros y más libros de autores que relativizaban en sus obras los fracasos de la sociedad en la que vivimos.
Me empezó a extrañar que la brillante e intelectual Vincenza estuviese tan rematadamente sola, y más todavía cómo era capaz de sufrir en esa soledad que ella misma se labraba con su actitud.
Pero Vincenza no parece conocer el atrás. No puede estarse quieta y ha hecho de su excesiva libertad, bandera triste de personalidad.
Ella quiere ser moderna, apartarse de todos los convencionalismos, defender casi con tiranía los tiempos y las situaciones, le encanta que la adules y satisfagas desde la impostura elegante, y le toca la nariz que le preguntes cosas directas suyas aunque sea con el noble propósito de romperle el hielo a su extraño esoterismo en el que se envuelve y sobre el que alardea.
Vincenza no solo es que maniobra por detrás, sino que se ufana de ello y se autosatisface la autoridad.
Es mucho más frágil de lo que desea aparentar Vincenza. Sencillamente, porque es un ser humano como los demás, y los seres humanos como los demás tienen altibajos, subidones y días tristes. Pero ella presume de linealidad porque se niega a doblar la rodilla hacia sí misma.
Pantalones largos, tics de ruralota, mirada astuta de labradora universitaria, lectora empedernida, buscadora incesante de historias que nunca admitirá, leedora de mentes, manipuladora y nada complaciente.
Cuando le sacas,-casi atracas-, a Vincenza una sonrisa y hasta un esqueje de risa, es que has tenido un día afortunado. Y entonces la mujer se siente sorprendida en su pose y hasta puede ruborizarse tirando por tierra tabúes y prejuicios. Y cuando bebe algo de vino para relajarse,-raramente lo hace-, entonces su desinhibición la vuelve humana y se le puede escapar algún comentario en donde traduce la carnalidad por el término biología.
La intimidad de Vincenza no se aborda jamás. Nunca. Vincenza es una muralla pétrea que ni siquiera cree en los follamigos y que considera que el amor es una loca y real estupidez.
Hace tiempo que no miro a Vincenza. Ni ella a mi. Pero cuando lo hacía, me daba la impresión de que todo lo que deseaba se lo estaba negando en un acto paradójico con ribetes de insólito.
Vincenza es de ciclos y sin avisar. De manías. Un día se fue a la francesa, sin despedirse, sin argumentar su distancia, sin sentido aparente, sin lógica, sin savoir faire, y por supuesto sin clase.
Huyó a su eterno egoísmo insatisfecho, y ya cierra los oídos y pasa la página sin desear escuchar. Marca estigmas y prejuicios, y liba y chupará la sangre de otros confiados que vean en Vincenza una buena excusa para el relax apresurado a la inane cháchara intelectual. Serán sus amigos hasta que la conozcan un poco más en profundidad.
-CREE QUERERSE A SÍ MISMA-