lunes, 30 de septiembre de 2013

- STAR MONEY -



¡Oh, yes! Soy una mujer dinero. No es poder ni vanidad. Es la libertad. Mirad, me da igual que me envidien porque tengo money y puedo funcionar. Sí. Me llaman Star Money. La mujer que solo vive por y para el dinero, y todas esas envidias. Y yo les digo mediocres a todos esos. La que vale, vale ...
La energía más potente que hay en el mundo, es el dinero. Que no me vengan con rollos. Hay que sobrevivir. Pero también, vivir, y supravivir, y hasta si se puede, vivir como una reina.
Veréis. Yo he sido pobre. Sí. De pequeña. Porque mis padres son obreros y siempre serán pobres, y estarán condicionados por un salario. Nunca podrán ser nada. Y menos, en el tiempo de hoy. Porque el tiempo de hoy es el dólar, el euro, el dinero, el poder, y la puerta de la libertad. Todito, todo ...
Yo, Star Money, no me resigné. No me domaron ni le tuve temor a las circunstancias desfavorables. Lo que me di cuenta, es que si otorgaba un sí a todo, nunca podría tener una mansión al lado de la playa ni comprarme la ropa de Armani o Versace.
Me sacrifiqué. Entré a trabajar en una multinacional. Sí. La última mona. La doña nadie. Y pronto comencé a mostrar mis armas de mujer. Afortunadamente, mi físico es potente y llamativo. De modo, que poco a poco le fui limando centímetros a mi ropa. Había mucho tío desesperado y loco por las oficinas. Pero mi objetivo era uno de mis jóvenes jefes.
Edward siempre estaba de viaje. Y un día que se hallaba en el despacho y a punto de hacer una nueva escapada laboral, me metí en dicho despacho vestida para matar. Aún recuerdo su mirada sorprendidamente feliz. Era mentira. Estaba más que encantado que yo me acercase mucho a él y que le pusiera mi mano sobre su lujosa y funcional mesa. Ni siquiera me preguntó que qué quería yo. Lo sabíamos los dos. Me abrí el escote y hubo toda la comunicación interpersonal del mundo. Desde aquel día, Edward me dejó pasar siempre a su despacho. Y, por supuesto,-y a sabiendas incluso de su secretaria particular-, me comenzó a proyectar y promocionar en la empresa.
Me importaron bien poco los odios ajenos. La envidia casi no les dejaba articular la palabra. Y yo digo, que cada uno es libre para ser siempre un miserable o para aspirar a lo grande. ¡Yo, puedo!
No creo en el amor. Creo en los hombres, en algunas personas, en el sexo, en el placer, en el confort, en las aventuras, y en el descubrimiento de las mágicas sorpresas. Y, sobre todo, creo en mí.
Ahora ya tengo mi propia empresa y muchísimos amigos. Amigas, también , pero menos. Soy una triunfadora en plena crisis. Edward me odia, pero eso es una página del pasado que ya cerré hace mucho. Los bobos son mediocres.
Ahora tengo a Tom, a Gene, a James, y a quien se me entoje. Y todo están muy contentos de estar conmigo. Algunos son casados, y otros solteros o separados. ¿Qué importa todo eso? ¡Nada! ...
Lo que importa es que soy feliz y que mi cuenta corriente está llena de dólares. Conozco todos los Continentes, y esto no ha hecho sino comenzar. Ver el mundo desde las alturas te vacuna de muchas menoridades. Estableces prioridades reales y prácticas.
Estoy encantada cuando los sin nada me llaman Star Money. Y, me gustaría tener un agujero en los bolsillos para que se me cayesen las monedas cuando al enemigo le sale la envidia por entre los ojos. Quiero vivir, y vivir. La crisis me la veo yo desde la distancia. Y os digo más. Yo creo que ahora es cuando más me cunde el dinero.
-PARADOJAS-

domingo, 29 de septiembre de 2013

- COMIENZAN LOS NERVIOS EN EL REAL MADRID -



Parecía que este año sería distinto. El imposible y liante José Mourinho ya no estaba en el Bernabéu, y la llegada del prestigioso Carlo Ancelotti podría significar una necesaria y sedante balsa de aceite. Lo cual, serviría para que el Real Madrid recuperara su organización y su sentido del orden, y podrían llegar los más grandes y esperados éxitos deportivos.
Por ahora, no. Por ahora, nada de esto parece posible. Ancelotti no ha parado aquellos nervios de otrora. Se ha deshecho de talentos como el alemán Özil, y el nuevo fútbol de su equipo se parece demasiado a la ramplonería y a la vulgaridad. Intentar suplir la calidad con la velocidad pura, es una craso error infantil. El fútbol, es muchísimo más que correr y hacer pressing. El fútbol, el bueno, es la creatividad y las cosas claras. Y este Madrid que acaba de perder 0-1 con el positivamente sorprendente Atlético de Simeone o de Diego Costa, está asaetado por las dudas y por la inconsistencia.
Se han hecho muy mal las cosas. Me temo que el verdadero entrenador no es el que parece ser, sino otro que está en las alturas. Sí. Florentino Pérez, por supuesto. Pérez ha diseñado un estilo absolutista, en el que el mejor portero del mundo no juega porque a él no le gusta. ¿Qué podrá saber? ...
Ancelotti parece decir sí a todo. Y eso que venía avalado por un más que sensacional currículum de ganador. Lo que pasa es que el atrás en el fútbol es la Edad Media, y la gente nunca vive de recuerdos ni de nostalgias, sino de inmediateces.
Ayer, el bien trabajado y construido Atlético de Madrid, le dió un baño estratégico. Secó todo su potencial, y llegó a aburrir al torero Cristiano Ronaldo, lo cual ya es meritorio dado el tremendo coraje ganador del luso.
El Atlético de Madrid le viene bien a la Liga. Le da vidilla, y hace soñar con que el actual ejercicio no sea un paseo en góndola para el Real o el Barça de Messi. Lo que ha pasado en el Bernabéu,-la parte positiva-, es que otros también pueden sonreír y tener aspiraciones para soñar e imaginar. No sé en dónde anda el cuarto aspirante, pero por lo menos ahora la Liga se nutre de un tripartito. ¡Albricias! ...
Es decir, que no todo son millones si no se tiene orden. Los boxeadores pegadores de los grandes pesos, también necesitan esgrima y estrategia. Organizarse y estudiar. Porque de lo contrario llega un aspirante más feo y más bajito, y te sorprende en la lona con cara de incredulidad.
En el Atlético de Madrid y en la Liga de España, la sensación ni siquiera es el millonario galés Bale. No. La sensación es Diego Costa. El otro día dió un recital en el campo del Madrid, arropado por un puñado de valientes y lógicos compañeros esforzados.
Diego Costa es alto y parece toscote y hasta dudón. Pero, todo lo contrario. Lleva talento, tiene cuerpo para ganar, y se nota en sus notas genialoides que se parece a un verdadero crack.
Tiene demasiado mal genio, y eso le descalifica y desfigura. Puede ser marrullero, sucio o carente de ética, pero cuando toma la pelota te das cuenta de que tiene poco que envidiarles a todos los demás.
El Madrid debe reaccionar. La gente empieza a impacientarse. Y esa marca de Florentino es la de un equipo histórico y ganador.
-TODOS LO SABEN-

sábado, 28 de septiembre de 2013

- CORRIENDO CONTRA MÍ MISMO -



Ahora que noto el paso del tiempo sobre mis rodillas, echo de menos el volver atrás a un lugar como el pasado, donde ya no se puede uno refugiar. La nostalgia puede ser un error.
No recuperé. Fui un excelente atleta popular, pero no sabía muy bien en dónde se hallaba la meta. Solo recuerdo cuando me quedé extrañamente maravillado al ver en la televisión cómo dos marathonianos africanos eran capaz de correr durante más de dos horas, y ser hasta felices y coherentes. Aquello era increíble y para mí, mágico ...
Sí. Me apasionaba el fondo. La larga distancia. Lo que pasa es que el fondo era cegador y caprichoso. Yo corría para alejarme lo más posible de mí mismo. Corría para tratar de evadirme de mi verdad. Porque mientras pasaban las horas, yo podía ser alguien. Aunque no supiese muy bien el qué, podía presumir de bagaje, de meritoriaje, de constancia, de pundonor, de compañías, de hobbies y hasta de extraños objetivos.
Lo malo es que nunca encontraba al enemigo. Al rival en su justa dimensión. Nunca tenía bastante al conjugar la palabra competir, y necesitaba hacer de mi agonía y sufrimiento, unas señas y unas referencias. Porque lo mío no era el ritmo del fondista, sino el pique del bisoño. Nunca supe disfrutar de la compañía y del estar del grupo, y esa y no otra era la razón por la cual cambiaba de ritmo y el grupo se dispersaba. No sabía el qué, pero necesitaba que pasara algo. Que cambiasen las cosas, que llegara la sorpresa de la tormenta, sufrir en medio de un sol brutal, que los mejores corredores populares tuvieran un momento flaco, o que se estableciera un caótico descontrol sobre las cosas de mi vida.Cuando veía que les costaba seguirme, entonces yo apretaba más. Andaba más deprisa, o corría a un trapo suicida. Quizás en el fondo quería ser absolutamente el mejor. Necesitaba una satisfacción que no podía existir, y   ello    causaba    sorpresas  y  desencuentros.
Sí. Precisaba ser grande y admirado, nada de eso de ser uno como los demás, ni hablar de un marca discreta o de no destacar, descartada la no convulsiva falta de ambición, o un no poder en los alardes y en los retos. Me negaba.
Cuando más dura y exigente era la prueba, más que gustaba sumarme a ella. Destacar, no ser modesto y humilde, epatar, ser alguien especial, y pensar que el Olimpo no estaría tan inalcanzable.
Corrí contra mí mismo. Yo me sentía la salida, el salida, el trayecto y la meta. No existían los demás competidores ni las características de las pruebas. La prueba era yo, la organización, mis rivales, y hasta los rivales de mis rivales. Todo.
Yo era una especie de Dios menor. Alguien que se sentía autosuficiente y sobrado, y al que nadie engañaba. Sólo, yo a mí mismo.
Por éso, mis rodillas están prematuramente lesas y hasta artrósicas. Porque no cuidé mis descansos ni me alimenté adecuadamente. Mi gran fortaleza heredada y genética, acabó distrayéndome especialmente.
A mí no me paraba un esguince de tobillo en el segundo kilómetro, aunque en el treinta tuviese un peligroso huevo inflamado en dicha articulación. Y, nunca, un muro en el kilómetro treinta y dos, porque éso podía suponer no poder llegar a mi rara y cabezona meta trazada.
Me hice daño y sufrí demasiado. Me ganó el error, y acabé con más teclas que los soldados españoles procedentes de la Guerra de Cuba.
Este exorcismo es una buena noticia. He logrado saber lo que pasaba, y contenerme, y enmendar errores, y situarme en la mejor y más adecuada meta. Ahora,-aunque sea a veces un poco tarde-, ya sé dónde están mis límites y ya no me busco egoístamente mis medallas de oro.
-Y LO PUEDO CONTAR-

viernes, 27 de septiembre de 2013

- RETROSPECTIVA: ¡ JHON McENROE ! -



Era yo un joven, y el deporte era muy importante para mí. Quizás demasiado. Me apasionaba mucho más que ahora. Y recuerdo que entre los deportistas que yo tenía una relación de entre amor y odio, estaba el tenista estadounidense Jhon McEnroe.
El pelirrojo y pecoso yankee, tenía todo lo contrario de lo que yo esperaba de un deportista. No aceptaba nada. Metía broncas a los jueces, a diestro y a siniestro. Y en el fondo, aquel maleducado comportamiento, abría un nuevo espectro seguramente equivocado de la libertad en el deportista joven y triunfador.
El malo oficial. El travieso y cabrón. El cara de mala leche, el cual cuando quería podía pasar por excelente muchacho. En el selecto mundo del tenis, comenzó a pasar algo nuevo y visceral. Un no gentelman quería ser el jefe de las pistas. Y, por cierto, que lo consiguió. ¿Qué hacer con aquel joven salvaje fantástico, que no era capaz de asumir nunca de buena gana sus derrotas o sus golpes fallidos? Lo mejor era su extraña capacidad expresiva.
Las teles se lo rifaban. Ver jugar a Jhon McEnroe, era un filón. Su juego en la pista era, enfado, saque y volea. Su saque era definitivo. Un auténtico bombardero heterodoxo. Era muy raro sacando. Porque doblaba su cuerpo hacia adelante y lo acompañaba con el brazo. Se arqueaba en exceso y se ponía a prueba su equlibrio, a la vez que te soltaba un raquetazo al que era difícil contestar con precisión. Y su volea era antológica. Descolocando previamente a sus rivales, atacaba la red y les superaba. No les daba opciones. Era puro pressing.
El juego de McEnroe era efectivo y claro. Sin ambages ni rodeos. El americano huía de los golpes largos, y lo que buscaba siempre eran puntos ganadores. Jugaba golpeando en diagonal, buscando las líneas, y con una precisión de crack. Sus duelos con el sueco y mito Björn Borg, fueron realmente apasionantes combates del siglo. Muy parecidos a los actuales partidos de los colosos Nadal y Djokovic. Historia pura.
Su carisma era total. Ha habido pocos tenistas con esa vis para los medios y la televisión. Llegó hasta a protagonizar anuncios, en los que mostraba su personaje gruñón y siempre desafiante y descontento.
Cuando le cantaban un ¡now!, Jhon McEnroe nunca terminaba de creerlo. Y entonces agarraba unos cabreos de mil demonios y se enfrentaba al árbitro: "¡La bola entró!..." Y a partir de ahí cogía una visceralidad impropia de un tenista de élite y hacía hasta gestos obscenos y absolutamente todo lo que le daba la gana. Se enfrentaba al público y no le amedrentaban sus broncas o pitadas fuertes. Se ponía hooligan y vándalo, y al final bajaba orgulloso la cabeza y seguía jugando al tenis y como los propios ángeles. Jugaba para ganar.
McEnroe era siempre el protagonista. Inmaduro y desequilibrado, rebelde sin causa, y con una ambición exagerada y casi de avaro.
El tiempo, le dulcificó. Jhon fue uno de los grandes. La gente que amaba el tenis, reconoció que era un Super Star. Todo un personaje de leyenda. Y vió y admiró cómo jugaba, y su concepto agresivo del tenis. Directo como un rayo y con la pegada de un peso pesado, el flaco yankee acabó siendo un ídolo de muchísim@s.
-TODO UN PERSONAJE ESPECIAL-

jueves, 26 de septiembre de 2013

- MI DÍA "D" -



De dedo. Me ha salido una bambolla en el dedo índice de la mano izquierda. Solo fue la adversidad y seguro que las malas energías. El objetivo cocina, había encontrado una cierta y fuerte oposición en el enemigo bisoño. Os lo voy a contar.
El otro día me fui al Mercadona y me decidí a comprar unas patatas fritas precocinadas. Y, más cosas. Compré sal, aceite, y en la ferretería me hice con una sartén y todas esas cosas imprescindibles.
Mas, no me decidía. Pasaban los días, y el paquete de patatas fritas permanecía asustado y bunkerizado en el interior de mi frigorífico. Pero ayer me puse mi uniforme de soldado cotidiano y universal, abrí la cocina de un manotazo incontestable, y no lo pensé dos veces.
Estaba muy nervioso y muy contento. Muy feliz interiormente. Había llegado mi hora D, mi día D, mi momento mayor y supremo. Y a continuación abrí la puerta del frigorífico, y extraje el paquete de las patatas precocinadas. Di dos pasos hacia adelante, y luego avancé sin dudar hacia los muebles de cocina. Lo cogí todo. Le arranqué las etiquetas. Lo preparé todo, y me dije a mí mismo que, "ahora o nunca" ...
Ataqué mis recursos, casi me temblaban las manos, pero eso no importó. Nada iba a importar en mi gran contienda. Tomé la sartén y le puse aceite. Después, cogí el paquete de patatas y volqué algunas de ellas en el interior del recipiente. Y le tiré un puñadico de sal. Y me definí sobre el hornillo eléctrico. Lo puse en marcha. Tutto finito. Ahora había que esperar. Tomé una espátula para remover cual espada flamígera cuando llegara el momento, y revisé los elementos para la higiene posterior.
Los tiempos de reloj. Aquello no pitaba. El aceite se estaba quieto y mimetizado como un vietnamita de bosque. Moví la fuerza del hornillo, y hasta lo apagué en dos ocasiones sin querer. Y luego ya lo puse de nuevo bien y en funcionamiento.
Algo pasaba. El aceite, comenzaba a cobrar vida bulliciosa. Las patatas, empezaban a crecer y a nacer para mi personal patrimonio de la gastronomía. Eso eran unas patatas fritas, doraditas, sabrosas, y extremadamente mágicas. Casi temblaba de contento. ¿No podía ser? ...
¡Anda, las dudas! Comencé a mover y a remover. ¿Ya estarían? Traté con el tenedor de pescar una patata y probarla. Bueno, bien, vale, yo creo que ya. Quizás fuese el momento de concluír la fase final. Mis patatas fritas y primas. ¡Oh, mis patatas! ...
Pareció acabarse la larga contienda. Apagué el hornillo. Y en cuanto pude, tiré dichas patatas primerizas a un plato. Pero al coger la sartén para limpiarla, me quemé el dedo. Pero, ¡si el mango tenía protección! ¿Qué pasaba aquí? Mal cálculo ...
Horas después, todavía tengo fuego de calor en el dedo. No ha podido ser. Bambollazo al canto. El debut con picadores nunca sale bien. Ya se irá horas más tarde el dolor de bambolla. Éso, es lo de menos.
Lo jodido han sido las patatas. Más quemadas y duras no pueden verse en el Hemisferio Norte. Todo para tirar. Es igual. Lo importante era afrontar el miedo y la virginidad culinarias. La próxima vez será bien diferente. Que vayan temblando Arguiñano o Ferrán Adriá. Domino ésto. Me vengaré. Y el próximo día no necesitaré los premios de la guía Michelín para demostrarle al mundo que soy grande.
-O POR AHÍ-

miércoles, 25 de septiembre de 2013

- PEPE DOMINGO CASTAÑO Y SUS ONDAS -



La voz del periodista radiofónico Pepe Domingo Castaño sigue ahí en su sitio. En las ondas hertzianas. Llenando con sus cosas y su presencia un tiempo más que extenso. Pepe Domingo está ahora en el "Tiempo de Juego" deportivo de la COPE, pero en vida ya es historia pura de este medio.
Gallego. De Padrón. Donde están sus pimientos favoritos. Versador, músico, heterodoxo y siempre peculiar. Periodista de la voz.
Todavía le recuerdo en sus inicios en la Cadena SER. Tiempos de adolescencia y de sueños. Tiempos de vitalidad imparable y de aventuras mil. Porque Pepe Domingo ha hecho de todo en esta vida de las ondas de la radio.
Le recuerdo siendo un joven que quizás llegó a creerse-, misterio siempre galaico-, que podría ser hasta cantante puntero y de éxito. Era un "Pepe Fiestas". Un echado audaz hacia adelante, que llegó a encabezar las listas de éxitos con un disco del que me acuerdo aún alguna estrofa: "Viste pantalón vaquero, con su camisa de cuadros..."
Sí. Era el momento cursi y pretransicional de saltar al ruedo de las oportunidades. De hacerse líder y llamativo. De creernos Dorian Gray y hasta Tarzán. La gente vestía efectivamente con camisas de cuadros, y guardaba tendencias esperando que Franco se desvaneciera por fin. Cosa, que formalmente pasó ...
La radio. Pepe Domingo es la radio. El sucesor natural del mítico Juan de Toro, y uno de los pioneros de lo que hoy llamamos las promociones o la publicidad. Incluso, el telemárketing.
Sí. Pepe Domingo anuncia productos dentro de sus programas largos y preñados de emociones deportivas. Coge el anuncio, parece recrearse en él, y le da una magia especial. Vende muy original. Son productos a los que Castaño es capaz de darles hasta popularidad añadida. Es un pregonero moderno de mercancías, y le da pausa y mundaneidad a los tiempos de radio. Como cuando anunciaba aquellos puros: ¡Pepe, un purito! Esta frase, se hizo muy popular.
Llega. La voz de Pepe Domingo, llega. Está cercana. Ahí. Al otro lado del transistor. Es verdadera. Te la crees. A pesar de todos los enigmas, la maestría diccional de Pepe Domingo todo lo suple. Porque Pepe Domingo es un amigo que sale en la radio.
Hizo incursiones en la tele y en todas las fiestas y eventos que uno pueda imaginar. Pero su camino es su voz. La radio. Pepe Domingo apenas te dice cosas. Te las dibuja con su estilo. Es como si su imaginación buscara un camino siempre heterodoxo para dejarse oír.
Pepe Domingo rompe las tardes y te saca del tedio. Si estás quedo o mohíno, su voz te extrae de la siesta o del letargo. Se junta con su amigo Paco González, y allá que toma su carrerilla especial.
Ya es un veterano, pero sus tablas hacen que parezca una voz sin tiempo. Lleva la radio en la sangre, y hace poco su corazón nos asustó. Ya parece recuperado. No hay más que oírle.
Dale un producto a Pepe Domingo para que te lo promocione.Ya se le ocurrirá algo. Y si no se le ocurre, ya se le pondrá en la cabeza otra originalidad a su estilo. Porque Pepe Domingo es todo lo contrario al silencio en la radio. Pepe Domingo es espacio que llena, caja B que sale cuando se necesita, y toda la seguridad de tanto tiempo haciendo lo que más le gusta hacer. Publicidad, estilo heterodoxo, y hasta discusión. Castaño es como una música de fondo con voz de hombre.
-ES MI HOMENAJE-

martes, 24 de septiembre de 2013

- LA VIDA ES MÍA -



Soy alta, blanca, española y feliz. Tengo treinta y dos años y he vivido bastante. Me considero una chica normal, y me gusta estar a la última en las cosas. Odio las sorpresas inesperadas. Y las odio, porque soy una mujer que medita mucho antes de tomar una decisión o posicionarme en una actitud.
Me gusta ser ordenada y tremendamente independiente. Necesito esa independencia más que el agua para beber. Mis cosas son mías. Y eso que estoy muy enamorada de Ricardo. Y aunque Ricardo tiene las llaves de mi casa, y entra y se queda por las noches y todo eso, él sabe que me tiene que dejar tranquila a veces. Y que aunque me vea, debe dejarme muy a menudo en paz y no atosigarme ni invadir mis espacios propios. Y tan lo sabe Ricardo, que nunca lo intenta. Por eso yo le quiero. Porque me conoce. Y sabe que soy así. Que, soy como soy. Con mi propia personalidad más que definida.
Nunca levanto la voz. Me lo enseñaron de bien pequeña. A veces se irritan conmigo porque no parezco alterarme ni cuando estoy enfadada. Y dicen que soy fría y hasta imposible. Pero, se equivocan. Lo que soy es seria. Ando por el mundo sin darle a nadie concesiones. A mí me ha costado mucho y no he currado mi crecer. Mi padre siempre me dijo que fuera calculadora y que no me fiara del todo de las personas o de las situaciones. Que, fuera yo misma.
Y, éso hago. Trato de que no se metan demasiado en mis cosas, y soy ciertamente selectiva. Cuando alguien no me agrada,-por la razón que fuere-, no se lo voy a decir nunca a la cara ni literalmente. Por todo lo contrario, las cosas tiendo a guardarlas para mí. Mi vida es mía y me pertenece. Y desde esa personalidad un tanto cerrada que he logrado construír, me proyecto al mundo. Me apasiona la libertad.
Y ha de ser una libertad hecha a mi manera. Porque me gusta elegir, que no me tomen el pelo, que no me manipulen, y poder decidir. No soy mandona. Lo que trato es de que no me superen y muy sutil. Mi arma favorita es que no sepan muy bien de qué voy ni lo que estoy pensando. Sí. Antes que me cacen, prefiero cazarles yo.
Afortunadamente, tengo un trabajo y unos padres que están ahí. Sobre todo, mi madre. Mi madre es seria y tiene un carácter muy parecido a mí. El otro día la llamé y vino. Necesitaba consejo, y mamá es mucho de sentimientos y me conoce bien.
Pero que mi madre venga a casa es muy excepcional. La llamé porque me agobié mezclando varias cosas a la vez. Ah, y porque tenía un leve constipado y necesitaba a mi enfermera de más confianza en el mundo. Cuando se fue, estábamos las dos más tranquilas y satisfechas. Las dos. Yo sé que ella siempre va a estar ahí, y que me ve crecer fuerte y evidente.
Lo mejor es cuando me levanto y me tiro de cabeza sobre la libertad que me ofrece mi coche negro. Y mira que es difícil aparcarlo. Está todo lleno de autos. Pero esa sensación matinal de sentarme al volante del coche de mi vida y seguir hacia delante, no tiene precio.
Sí. Ya sé que luego vendrá mi trabajo de profesora con mis alumnos y el amor por Ricardo. Y, mi casa elegida. Y mi tiempo imparable que sigue y se desarrolla. Pero esa sensación de mi libertad propia, es extraordinaria. No es que cuando arranca mi coche significa que puedo hacer exactamente lo que me dé la gana, pero es lo más parecido.
No soy soñadora, pero realista. Por éso soy ambiciosa e inconformista a mi madre. Las cosas, ni me las creo ni me las dejo de creer. Soy siempre escéptica. Pero igualmente, muy positiva.
-NO ME DEJO INFLUÍR-

lunes, 23 de septiembre de 2013

- MIGUEL ÁNGEL REVILLA -



Bajito, delgado, bullicioso y español. La tele lo sabe. Miguel Ángel Revilla fue político y Presidente de su Cantabria del corazón. Ahora vive entre los micros y los libros. Le es rentable.
Campechano, y de hablar claro. Educado, pero se sale del guión en cuanto puede. Es como si porfiara por quitarse una faja o coraza que le oprimen demasiado. Parece humanote y echado hacia adelante. Valiente, abuelo y corajudo.
Hablar. Lo que le gusta a Revilla, es hablar. Habla mucho, lo que haga falta, no existe el tiempo, está enfadado con las cosas actuales y es que no puede con ello. No hay tu tía.
Lo sacan en la televisión y le dan una pizarra. No sé si es metáfora o significatividad, pero lo primero que hace es dibujar en dicha pizarra su propia caricatura. Su personaje. Su firma es su caricatura. Su humor, su impronta, y quizás hasta sus señas de identidad.
Revilla, habla. Sí. De los temas candentes de la actualidad, y de lo que haga falta. Afirma que los corruptos y chorizos nunca se saldrán con la suya, y se nota el desengaño en su discurso. Y la idea, de que con el ser humano no hay nada que hacer. "Que, somos muy listos, oye, Iñaki", le dice a un joven y vasco presentador de la Sexta Televisión.
Y, venga a charlar. Quiere vender su libro. Va muy bien de ventas, se afirma. Lo que pasa es que sus formas que son firmes de fondo, no se corresponden con el tiempo de hoy. Va mucho a la suya. Tira por la calle de en medio y suelta andanadas como un Robin Hood español entrado en años, a todo quisque que él califica como chorizo y golfo. Es bravo e ibérico.
Presume de comidas y de gastronomía, es heterodoxo y lleva a su tierra cuna en el corazón. Está chapado a la antigua, y hasta parece presumir de éllo o hacer gala de su paso del tiempo.
Cuando sigue hablando, te das cuenta del ritmo que el abuelo le impone al discurso. Te llega a aturrullar si tratas de seguirle. Cree en el ruído y en la pólvora, en el impacto y en la acción contundente. En el golpe de plató.
Quijote de la vida, nos dice muchas cosas que necesitamos oír para relajarnos y reafirmarnos. Revilla, parece tener las ideas tan claras y habladoras que no termino de creérmelo. Me recuerda a los charlatanes que siempre decían la verdad. No me gusta sus tono aglutinador y como de prisa excesiva.
Él, también ha sido culpable de la gran chorizada. El pueblo español tiene culpa de toda esa mafia llamada crisis que se nos ha incrustado en el fregadero de nuestras cocinas. Con diferentes responsabilidades, pero hemos sido todos o casi todos.
Revilla es un personaje correcto. Un pasiego, que llegó al Poder y que dice que ama la voz de la gente de la calle. Que, le gusta recorrerse todos los lugares de España y que le mandan cartas, y que le saludan, y que nota el cariño por todos los sitios.
Camina sobre la delgada línea que separa lo entrañable de lo ridículo, y debe tener cuidado. Los jóvenes son crueles con los viejos y con los que hablan mucho y con fuerza, y no digamos si ven que ya no cumplen los sesenta años. El choque generacional.
Revilla debe revisarse esas vertientes para no acabar convirtiéndose en un personaje de pandereta con caricatura. Se le ve maneras de tío que sabe, y capaz de explicarnos lo que haga falta de la política y de la economía. Pero su crédito corre peligro. Debe espaciar más sus tiempos y replegarse hacia su modestia.
-QUE SEGURO QUE ESTÁ-

domingo, 22 de septiembre de 2013

- MI MADRE DICE QUE ESTE PAPA ES ROJO -



Mi madre es creyente. O, lo fue. O lo sigue siendo, a pesar de que desgraciadamente ha vuelto por senectud a la niñez, y ya no se sabe muy bien lo que dice.
Por éso, el otro día me hizo gracia. Porque mi tesoro de ochenta y siete años que se ayuda con oxígeno no propio para poder respirar, tiene cosas genialoides en ocasiones. Mi amor, sigue siendo eternamente singular y hasta atrevida.
- "Oye, mamá, ¿qué te parece el nuevo Papa Francisco?" ...
- "¡Ese Papa es rojo! Y además, ¡tuvo novia durante doce años!" ...
Me dice mi niña madre, que no habla por hablar. Que, se limita a leer lo que dicen los diarios. Esos diarios, cuyos columnistas opinan sobre lo humano, lo divino y hasta lo cotidiano.
No. Mi madre no se baja del burro. No le gusta el Papa porque le sabe más a hombre que a sucesor de Pedro. Porque es posible que haya sabido o sepa lo que es la magia natural de las mujeres, o porque defienda a los homosexuales o a las lesbianas.
El sexo. Le fastidia mucho a mi madre la carnalidad. Y dice que las mujeres tienen que estar en su sitio y en su labor, la cual es por supuesto no hacer la misa ni siquiera el ayudar a dar la comunión.
Sí. Mi madre es hija de la represión de Franco y de un tiempo de moralidad de aquella sacristía casi militar, y que si rompías que fuera levemente sus esquemas, quedabas condenado. Pecador. Y entonces, y desde dicho pecado y la desobediencia, solo te quedaba el recurso del confesionario y los padrenuestros y avemarías. Lo sagrado, lo espiritual, lo de Dios, es para andarse con pocas bromas.
Yo, en cambio, me sorprendo de las cosas que dice y hasta que hace el Papa Francisco, porque parecen imposibles que alguien del Vaticano las diga, y no digamos su máxima autoridad. El representante de Cristo en la Tierra y el sucesor de San Pedro. ¡Caramba, tú! ...
Es cierto que yo no soy creyente. Pero sí creo en la libertad de las personas. Y me parece maravillosamente revolucionario que un día aparezca un Papa y se acuerde de los pobres y de los marginados. Es como si se hubiera anticipado la segunda venida del Hijo del Hombre ...
O, al menos, éso dice. Con una convicción que descoloca, Francisco le dice a Roma y al Mundo cosas que a la Curia no le deben de hacer demasiada gracia. Yo nunca escuché cosas así a Pablo VI, o a Juan Pablo II, o a Benedicto XVI. Lo que pasa es que lo que dice Francisco, se parece casi de milímetro a lo que pone en el Nuevo Testamento.
El Papa afirma que también las mujeres, los homosexuales, las lesbianas, los pobres, los marginados, los toxicómanos y los desheredados de la Tierra tienen lugar y cabida en el Reino de los Cielos de su Dios.
Sí. Lo que me extrañó siempre es que sus antecesores fueran poco incisivos y tremendamente continuistas. Ya me había acostumbrado al discurso de una Iglesia distinta e inamovible. Y pienso lo que sentirán el modelo de católicos del mundo cuando le oigan. Por una parte es el jefe, pero por otra, dice muchas cosas que no les gusta ni un pelo.
- "Mamá, ¿sigues pensando que el Papa es rojo?" ...
- "¡Sí! Rojo. Muy rojo. Y quiere mujeres cerca de él. ¿Está claro? ..."
-Y, ¿QUÉ MÁS DA, CORAZÓN?-

sábado, 21 de septiembre de 2013

- EL REY DE ESPAÑA Y LA LEY DE VIDA -



A Juan Carlos de Borbón se le ve desmejorado y raro. Le duelen los huesos de su cuerpo. Su cadera le lleva a mal traer. Parece que las prótesis no le sientan bien, y no hace otra cosa que entrar y salir del post operatorio.
En realidad, al Rey no le pasa nada especial. Es un hombre que envejece como todos, se hace mayor, y le sobrevienen todas las teclas propias de su edad. Y además, parece que le cuesta aceptar el inevitable proceso de la ley de vida, y él quisiera ser eternamente joven. Ese tiempo de adaptación a lo inevitable, es mucho más común de lo que se cree.
La gran respuesta es que Juan Carlos de Borbón es un ser humano. Un hombre como todos los demás, pero que siempre ha representado un cargo de Poder que anda cerca de la disneylandia. Ha hecho funciones de mediador, de pacificador, de autoridad que le confiere la Constitución, y es el Jefe del Estado. Y aunque no es el Presidente del Gobierno y esas cosas, su tradición pesa mucho todavía en los tiempos actuales.
Decían del Rey que era campechano, espontáneo y un tanto heterodoxo. Hasta claro y cercano. Lo puso Franco en su momento, actuó defendiendo a la Democracia en el intento de golpe de Estado de 1981, y se ganó nuestra aceptación. Y nos hicieron simpatía su acento peculiar y sus más que consabidos Mensajes de Navidad. Tuvo legión de imitadores.
Lo que sucede es que Cronos no teme a los Reyes ni a los Emperadores. Les planta cara y es voluble el dios del tiempo. Porque las hijas del Rey no acertaron con sus siempre mediáticos e institucionales matrimonios. Una de ellas se casó con Marichalar, y la otra con el más que presunto chorizo Iñaki Urdangarín.
El Rey cometió errores. Una figura irreal y de sueños, siempre potencia los morbos hacia los privilegiados y los idealiza.
Comenzó a fallarle la rodilla, no hizo caso a los médicos acortando los tiempos de descanso, reinar la gente no sabe muy bien qué es eso porque no tiene mucha explicación, y un día se fue a Bostwana a cazar elefantes prohibidos y le pillaron. Pidió perdón.
Se le nota muy achacoso, pero no quiere el relevo. Abdicar, que es como se llama jubilarse a esta circunstancia. Su hijo Felipe, debería convencerle para que lo dejara y llevara una vida más reposada. Pero parece que estas cosas no son por ahora posibles. Juan Carlos dice que no, y que se recuperará más pronto de lo que se cree. Y la verdad, es que Felipe y su mujer, Letizia, podrían suplir a los actuales Reyes, porque no andan manchados en el terrible caso de las corruptelas.
Sí. La Casa Real no está en su mejor momento de juego. Afirman en Cataluña, que el otro día el Rey se metió parece que insolentemente en política con un líder catalanista, y dicen que casi hubo hasta violencia. Parece que el Rey anda límite y terriblemente enfadado. Su cargo tiene mucho que ver con la unidad española, la cual se suma al tremendo dolor de huesos que sufre. Y no digamos, todos los sobresaltos de los últimos tiempos de la gran Casa Tradicional.
Cronos, siempre gana. Es, la vida. Los republicanos nunca le querrán porque ellos ven a Franco cuando le miran. Y sobre todo, al pasado extraño y bien poco democrático que tuvo lugar.
Yo también pienso que la ficción debería dejar paso a la realidad de lo evidente. Juan Carlos es un hombre que envejece y no lo acepta. Siente temores, y su figura literaria e histórica quiere diluírse entre ausencias y hospitales, tan necesarios como inoportunos.
Yo quiero que Juan Carlos de Borbón se vaya para que descanse y se cuide más. Seguramente, hay otros agentes políticos y económicos que me caen mucho peor y que nunca se irán del todo. Como Franco y sus nuevos seguidores, que parecen ser unos extraños brotes verdes que salen alzando el brazo anticonstitucional y fascista.
-SIN MONARQUÍA TAMPOCO SE ACABA EL MUNDO-

viernes, 20 de septiembre de 2013

- OTOÑO -



Fresco y renovación. Días cada vez más cortos, preñados de largas sombras que compiten con el calor en retirada. Otoño en tus arrugas bellas, hechas de encanto y de frescor de fleur.
Otoño laboral de desempleo, otoño de reunión y de regreso, otoño íntimo y de distancia corta. Eterno otoño laborioso de un culo inquieto y vital que nunca sabe parar. Otoño eterno.
Otoño de excursiones senderistas. Otoño de chándal deportivo y de precacuciones. De constipados y visitas a la farmacia y al doctor. Otoño de artrosis y dolores, otoño geriátrico y de ambulatorio, otoño de ibuprofeno y paracetamol, de armario y ropa de abrigo, de nuevos colores y de nueva fe. Otoño de tu moda sexy. Olé de otoño.
Otoño en un bar amigo de un café humeante con tus seres gratos. Otoño de metro y de polígono industrial, otoño de lamento por el tiempo adverso y momentos de practicidad y de resoluciones.
El otoño es un tiempo serio y funcionarial, un período que se pone ahí y has de encender la luz. Cambiarán la hora y la tarde la tocarán las cinco ya de noche. Otoño para recogerse, o para salir y no hacer caso a casi nadie. Para arriesgar, andar, y salirte con la tuya. Otoño para mostrar de una vez a las claras todo lo que te pasa. Sin ambages ni estratagemas absurdas. El otoño es muy desnudo y claro. Si lo afrontas debidamente, te recompensará.
Otoño de colegio y de universidad, otoño de todo, otoño de fútbol y de cine, de espacios interiores y de nuevo botellón de ocio nocturno. Otoño de morapio y gin tonic, otoño de provisiones en el supermercado, otoño de juventud y resolución.
Otoño de mujer perfecta. Otoñal y femenina. De eterna mujer sueño que luce sus medias en el medio de un cruce de piernas fastuoso y siempre eterno. Otoño en mujer de piel clara y serena que la playa abandonó. Otoño del eterno femenino sin edad, que todo lo desafía para ser sensata y admirable, señora de postín y de admirar, de piropo e impulso masculino. Dama que le pone curva y paz a un viento o a una tormenta. Mujer de otoño y de todo tiempo. Admiraciones que siempre sospecharás.
Otoño veloz y atleta que me llevarás al tiempo cursi de la Navidad. Otoño de sendero que arranca en la uva de la cepa y acaba junto a un Freixenet en las campanadas de fin de año. Otoño de asumirte, otoño de experiencia y realidad, de chaqueta negra y calzado elegante, otoño de posicionarse y de no sucumbir. Ojazos negros de otoño.
Otoño de marginal en la calle, otoño de toxicómanos que discuten en medio de una noche sin esperanza ni deseo. Otoño estéril y carente de color. Otoño ocre a descubrir entre los árboles perdidos en las escapadas al interior, y mientras recoges unas setas arriesgadas con una cesta de Caperucita.
Otoño de aventura casi sin tiempo. Otoño de gimnasio y de sudor, otoño de abandonar los kilos y de subirte a tu carro de la Champions. Otoño de tele y de concurso. De novedad y sensación.
-COMO TODA TU BELLEZA-

jueves, 19 de septiembre de 2013

- MIS CUERDAS VOCALES -



Ya está. Suele pasarme coincidiendo con los ensayos finales que anteceden a mi actuación en los conciertos de mi Grupo Coral.
Se me irritan las cuerdas vocales, fuerzo demasiado la máquina, y ya la tenemos. Al carecer de técnica vocal, tiendo a cantar con fuerza pero en dirección al interior de mí mismo. Y esa carencia, de carácter técnico-musical, me pasa factura. Dentro de unos días, cantaré ante el público bien diezmado.
Sí. Siempre es lo mismo. Mi expresividad sentimental a través del canto no logro sacarla hacia afuera, y acabo haciéndome daño. Es al revés. Cuando canto y bien fuerte, todo debería salir hacia los oídos de los demás con absoluta naturalidad. Es como una especie de ambiciosa barrera interpuesta, que por ahora no logro superar.
Mi mejor voz, mi mejor canto, tiene que ver cuando no me esfuerzo, cuando no percibo cambios, cuando sin darme cuenta sale solo mi yo a través de la voz. Desde la naturalidad.
Entusiasmado por la próxima actuación, allá que me lanzo hacia el tono más agudo y fuerte. Es para entrenar un poco a lo loco mi seguridad. Pero las cosas no son así.
Hoy no me lamento. Es la buena noticia. Asumo la adversidad y el desagrado, con convicción y con muchas ganas de aprender. Entrenar no es batir el récord mundial, sino una clase más. No se aprende más música a tirones, sino paulatinamente. Piano, piano ...
Voy a ir a cantar al concierto. Con poca voz, y aparentemente desilusionado. Me ha fallado la voz, la he roto, y ahora ya me toca la modestia del no poder subir los tonos adecuados. Mas lo importante es aceptar ese banquillo activo de responsabilidad.
Incluso en medio de los conciertos cara al público, puede pasar exactamente lo mismo que en los ensayos finales. Si lo doy todo,-pero mal dado-, podría romperme por unos días.
Voy a seguir cantando. Sé que llevado de mi impulso volveré a tirar más de la cuerda y me afectaré. Sé que va a suceder más veces. Pero ahora me doy mucho más cuenta de mí mismo. Lo que me pasa ahora lo considero una cura de humildad.
El próximo objetivo en el coro musical, lo tengo claro. Deseo y voy a hacer todo lo que esté en mi mano, que no es otra cosa que no hacerme daño. Aprender a no hacerme daño. No forzar. Cuidar mis cuerdas vocales con mimo y extrema atención.
Medirme. Medir mis impulsos. Si logro parar, podré actuar sin lesiones ambiciosas en los próximos conciertos. Salir al campo, en plena forma y con todas las facultades. Salir con salud a darme y a darle al auditorio lo mejor de mí mismo.
Paciencia y calma. Aprender a coger una partitura y a no importarme demasiado lo que salga cuando vaya a cantar. Coger seguridad delante de un pentagrama, y tener la modestia de parar cuando marche desubicado.
Así, crezco. No tengo ni tiempo ni dinero para hacer cursos de solfeo o de técnica vocal. Es igual. Aprenderé de oído. Del oído y de la contemplación tranquila de mí.
Lo más importante, es que me gusta cantar. Por éso debo detenerme a meditar y en movimiento. Si me gusta cantar,¿por qué no estoy haciendo lo que debería para satisfacer ese hobby? Buena pregunta. Todas las respuestas están dentro de mí. Nadie me ha hecho daño en las cuerdas vocales. He sido yo. He gritado en vez de darle un tono alto y fuerte a la melodía. Me he caído solo. Pero lo mejor es que desde el suelo me levanto y no me quejo. Y pasará el tiempo. Y dentro de un mes se me habrá ido todo.
-Y HABRÉ SIDO MÁS MODESTO-

miércoles, 18 de septiembre de 2013

- VALLAS ROTAS -



El mundo, empuja. Apenas quedan ya imbéciles que padezcan   el     síndrome de  la  desesperanza. El hambre es más que sabio y decidido, evolutivo, real y poderosísimo.
La necesidad es revolución, y África existe todavía más de lo que defensivamente queremos pensar. El mundo pobre está sobre la Tierra y ha mucho que se mueve.
El rico y miope, dice no verles. Afirma que son gente inexistente y que todo es literatura con final previsto. Previsto para los poderosos, porque cada uno ve una película distinta y hasta feroz y necesariamente enfrentada. Los pobres miran a los ricos, y los ricos hacen la vista gorda mientras hablan de lo establecido y de las reglas del juego de sus privilegios.
Vallas rotas, fronteras de cristal asaltadas, espaldas heridas y mojadas, y una enorme energía. Una gigantesca ruta de terror y de ilusión a un tiempo, aborda a los desheredados de la Tierra. Ésto es Darwin ...
Barreras de cartón, superioridades de risa ética de párvulos, argumentario de burgueses, y siempre la palabra invasión o terrorismo para hacer de la selva del lenguaje un defensivo ardid.
El Tercer Mundo, hierve. No está dispuesto a aguantarse. Crece. Cada vez tiene más dignidad. Osa, sabe, aspira, desea, proyecta, imagina, salta, corre, vuela y sueña. Nadie se rinde. El verbo rendirse es un chiste que huele a sarcasmo. Un pobre excluído no puede tener demasiados miramientos. Sabe que las leyes del mundo son sus principales enemigos. El mundo está militarizado en medio de preocupaciones que no se solventan. Hay una guerra larvada. Siempre la hubo. Si se ha de volver a lo primario, a los iniciales deseos de conquista y de reconquista, se hará. Se empezará por no querer perecer. Siempre fue así y será así.
Estados, fronteras, clases, fuertes, lujos, casinos del capitalismo, y recreo de los grandes mercaderes. Es el nuevo Medievo en pleno siglo veintiuno. En el corazón del ocaso de 2013.
Siempre África. Los negros corren en busca de los imperios del placer y de la mejora. Las vallas son una anécdota en el paisaje y una tontería de los señores de la guerra. No hay fronteras. No hay paz. No hay sosiego. Hay ansiedad por ser blanco y por tener lo mismo o parecido a lo que nosostros tenemos.
Hacen bien en romper los obstáculos que hallan a su paso. No quieren morir de miseria en sus lugares de cuna. Esa es la historia de todos los hombres y de todos los países del mundo. Españoles en Estados Unidos, italianos en Argentina, y miles y miles de lógicos movimientos pluridireccionales. El emigrante solo busca una salida, un sendero, una oportunidad, una ayuda, una teta, un arrullo, una lotería, un canto alegre y un mantra de comprensión. ¡¡Una Justicia!!
Por eso todo lo hacen cisco. Porque cabalgan sobre tierra quemada y robada, porque no tienen nada, porque no tienen por qué temer a nadie más que a la muerte o al fracaso de la ilusión.
Hierros por los suelos, campos de batallas, grescas, luchas por ser alguien, manotazos sobre las ramas que tapan el placer, cabriolas aparentemente imposibles, y récords mundiales diarios que se fabrican dentro de la masa ingente de la desesperación. Magia nerviosa.
No les ayudamos, nos importan un pito, somos racistas hasta las trancas, tenemos miedo a asumir que hemos construído un mundo mal hecho, preferimos hacer el hipócrita y hacernos los sordos, parecemos necesitar la fantasía y el reality, y cuando se saltan las órdenes les golpeamos con todo nuestro lujo que viene de nuestra presunta superioridad. "Dense prisa. Se acaba el verano. Tenemos de oferta las últimas pateras..."
-MUNDO DE DECEPCIÓN-

martes, 17 de septiembre de 2013

- EL NUEVO SAN MAMÉS -



Ayer se inaguró oficialmente el nuevo templo futbolístico del Athletic de Bilbao. El nuevo y precioso campo de San Mamés.
Todo muere y renace. Como el fútbol y su modernidad. Ayer se reinauguró de nuevo el sentimiento de tantas personas que llevan al fútbol en su corazón. Es el fútbol que me gusta a mí. El fútbol de raíz y de convicción a flor de piel.
Sí. Un templo. Casi suntuoso. No faltaron los ritos ni las liturgias. Se bailó un aurresku y se homenajeó al mito "Pichichi". Sonó el himno del Athletic, y la gente lloraba emocionada. Eran silencios y momentos sentidos; auténticos. Y más allá de la dimensión exagerada del fútbol, aquello era hermoso y especial. Los vascos defendían algo más que unos euros o unas condiciones económicas. Defendían un escudo y una camiseta. Respetaban la idea del fútbol atrevido, y la laboriosidad del trabajo y del esfuerzo necesarios.
Como en las gradas. Todo el mundo uniformado con las camisetas de su equipo del alma. El orgullo de estar ahí. El orgullo del fútbol. La sensación, de que era y seguía siendo una excelente manera de estar en el fútbol y de reunirse con la excusa de un evento social. Juntarse en fútbol. Algo coral.
Sombreros típicos, txapelas y mucho cachondeo cañí. De allí. Mucha verdad en dos hombres muy gordos, los cuales se daban barrigazos enfrente de las cámaras de la televisión. Fiesta y pasión. Una irracionalidad mágica en uno de los Estadios en los que más sabe a fútbol popular y eterno. Puro y café de fútbol.
En el nuevo San Mamés, permanecen cosas atemporales. Sigue oliendo a Zarra o a Chechu Rojo, a Iríbar o a Uriarte. A, buen fútbol. A gente nueva. A borbotón de renovación sin renunciar al ancestro. No importa apenas el rival. El campo se llena, la lluvia se desvanece, el tiempo es el que es, pero la gente sigue llenando y acústicamente las gradas. Es un estreno formal, pero la esencia del Athletic sigue en cada mirada eterna o en cada niño que salta y corretea con la camiseta de su cuna.
En ventajeros tiempos de demasiados dólares y desequilibrios, en lugares como Madrid y el deseado y fichado galés Gareth Bale, hay otro tipo de cracks y de retos emocionales. Se percibe un modo distinto de entender estas cosas del fútbol.
Florentino y Bale son personajes fugaces, casi oportunistas, de coyuntura y vicisitud. Es gente que está de paso, es seducción de moda y de luxe. Solo así se entiende que Casillas esté en el banquillo o que hayan traspasado al talentoso Özil. Caprichos.
El nuevo y eterno San Mamés le da al fútbol una consistencia en donde los efectos especiales van por adentro. Donde el colorín está en las mejillas y no en el maquillaje. En donde todos son aspirantes a algo y a mucha honra.
En el Barça y el Madrid, favoritos natos y llenos de dinero y mayorías, parece importar el asunto de los euros y de los fichajes, las giras y el cine, la frivolidad y el show.
En Bilbao se disimula mejor. Como en otros lugares similares donde el fútbol no tiene por qué significar victoria segura sino reto a competir. El fútbol reaparece tras las grandes murallas empresariales, y busca siempre la sorpresa de lo diverso y de lo social. El fútbol es cosa de todos. Nunca, la exclusión o el prejuicio.
Por eso toman cuerpo y sentido otros valores y otros activos además del frío dinero. El nuevo San Mamés trata de formar parte de ese fútbol sostenible que huye de desarrollismos y de las grandes alharacas hinchadas.
El fútbol es una seducción, sin necesidad de que lo sirvan en los restaurantes de lujo. El fútbol es grande también cuando estás mojado o incómodo. Cuando estás perdiendo, puedes ser capaz de remontar y de ganar.
-EL FÚTBOL HA DE SER SORPRESA-

lunes, 16 de septiembre de 2013

- TORDESILLAS, EL TORO, UN ESCÁNDALO ... -



Valladolid, Tordesillas, España, finales de Septiembre, un toro linchado a lanzazos por los mozos del pueblo y su tradición, y un gran bombazo mediático. En las imágenes y tertulias de la tele, se verá bastante el hecho feroz. El toro linchado. El peso y el poder de la tradición siguen aferrados a un atavismo sin aparentes fisuras.
En España tenemos una intensa relación con este bóvido. El toro. Utilizamos su efigie para hacer una marca que se exhibe en las carreteras como una identidad y una cercanía. El toro es nuestro. Español y hasta querido y muy admirado.
Raro es el pueblo en el que sus fiestas mayores no incluyan vaquillas para juguetear con ellas al riesgo. Es el fuerte de dichos festejos. Y como gran olimpo mediático del torismo, la Fiesta. Las corridas de toros, y sus mitos los toreros y matadores.
Hay una escisión generacional y de sensibilidad. Ya no todo el mundo piensa así ni acepta el consenso. Se desmarcan. En Cataluña están prohibidas las corridas de toros. Se considera un mal trato a los animales, y además rechazan el españolismo patriota que parece que va parejo al evento. Banderas y demás.
Valladolid, 2013, Tordesillas, España, fiestas mayores. El toro de la vega. Lanceros tras un toro para matarlo. Recuerdo cuando tiraban una cabra desde un campanario y ese era el gran momento. Les vieron. Les denunciaron a todo nivel. Y se acabó el despeñe de la cabra.
Ahora ya hay firmas. Sale el sentimiento y la sensibilidad. Se recogen firmas para acabar con la salvajada de Tordesillas. La idea es que esto se acabe. De una vez.
En el pueblo hay contestación. No están de acuerdo. Piensan que viven en una atmósfera realizable y no ven pena. Se limitan a ir tras el toro, a divertirse a su estilo habitual, y luego vuelven a casa. Nada sucede.
Y cuando ven a un micrófono o a una cámara de televisión, se ponen demasiado nerviosos. No quieren nada de eso. Dicen que solo se acuerdan de Tordesillas para dar por el saco. Y hay una ley del silencio en la discrepancia. Mejor no hablar.
El toro de Tordesillas sigue siendo la España profunda. El Puerto Hurraco del toro en donde las cosas se hacen con un par, en silencio, y sin deberse explicaciones a nadie.
Más pronto o más tarde, les pararán su morbo y libertinaje particulares. A un animal no se le hace éso. Las imágenes hablan por sí solas. Es el poder. Es la guerra. Es la lucha entre el hombre prehistórico y el toro. No le matan por hambre, sino por nivel. Ser más hombre les parece que es matar a un toro indefenso. El hombre es más poderoso que un astado. Las pruebas, Tordesillas ...
En los debates hay pasión. Se busca al que defiende al toro de la vega, para atizarle argumentación de sapiens. A mí, lo que me extrañan son estos juegos de poder. Quizás en el fondo esto del hombre y el toro tenga una mítica especial. El miedo al toro es la perfecta excusa para arrearle y disimular. El temor nos hace salvajes, y la sofisticación e ingenio maquillador puede convertir la barbarie en un acto pretendidamente lúdico y festivo.
Sí. La relación entre el hombre español y el toro, es muy contradictoria y paradójica. Es difícil la cohabitación entre la modernidad y la tradición. Como lo es la del atavismo con la realidad. El toro. El toro como fiesta y hasta como venganza. El toro como toreado y dúctil, manejable, y que puede sucumbir ante nuestro prestigio y poder.
Si se para ésto del toro lanceado hasta la muerte, se entrará en una reflexión necesaria. ¿Se quiere menos a Tordesillas si se le corta la cruel tradición? En mi opinión, es al revés. Si se para la salvajada, entonces el paisano se vuelve más tranquilo y ralentiza su instinto.
-SE CONTIENE MÁS-

domingo, 15 de septiembre de 2013

- SEPTIEMBRE EN AMOR -



A pesar de las largas sombras que adentran el Septiembre sobre la superficie del otoño, creo en tus ojos.
Cuando el sol ya no es tanta aguja directa sobre la piel y más bien se asemeja a un cuadro ocre de Renoir, sigo viendo absorto y enamorado tus manos. Y me asombra placenteramente tu alegría grata que nace de tus sentimientos más cercanos y naturales.
Sí, amor. Eres bella porque te miro bello, porque no hay estación ni ciclo que puedan esconder tus enormes ojazos expresivos que nada se distraen cuando le miran al amor.
Ni calor, ni vientos. ni tiempo de veranillo de san Miguel. Te quiero como siempre. Como cuando esa trampa esotérica que parece cursi y viva, comenzó a poseernos. El amor. Tú eres el amor, mi bien, la persona que es capaz de hacer que me reinvente y extraiga lo mejor de mí en dirección a tu alma femenina y maravillosa.
Que venga una nueva estación cuando le dé la gana. Porque nuestra estación no puede entender de árboles de temporada o de esporas que abarcan una tierra al azar para desarrollarse.
Nuestro clima está en nuestro fuego y en nuestra calma. Nuestra uva de Septiembre son cuatro brazos y cuatro piernas que se juntan a dos besos en medio de la tarde de un parque, o sobre la mañana tímida y hasta borrascosa de un nuevo tiempo. Del nuestro.
Cuando me despierto de mañana y miro al otro lado del lecho, decido detener mi mirar sobre tu complacencia y apuesta.
Tú estás ahí, conmigo, entregada tu confianza hacia mí, aceptando ese amor siempre nuevo y renovado que te hace sentir pleno y bien ocupado el corazón.
Eres hermosa porque yo lo digo y porque te quiero. No sé mirarte de otra manera. No sería yo. El amor es tu mirada y hasta tus ojos que todavía descansan recuperando tu brava vitalidad. El amor único es tu respirar sereno y decidido, y el que no te importe en absoluto que yo sea contigo libre y feliz.
Después, más tarde, nos tomamos de la mano y caminamos por la calle de la vida aceptando que nuestro cariño es único y que no se repetirá. Porque no le pones plazos ni aprietos a este amor. Le mimamos, le aireamos, y nos mostramos obedientes a nuestro sentimiento y al orgullo de estar juntos.
Juntos. Unidos. Siempre en comunicación pactada y construída en lo cotidiano, y superando los retos y las dudas. ¿Quién iba a sospechar que acabaríamos enamorados y compartiendo estar? Todo un misterio quien lo supiese. Ésto, no se planifica como bien sabes, amor. Ésto, sale o nunca se tiene. Y tú has salido camino de mi ser y de mi vida. Y sabes que mis brazos son tuyos ...
Nos alegramos. Es mejor. Es lo mejor que se hace cuando nos aceptamos, cuando leemos, cuando discutimos con final feliz, cuando nuestros desacuerdos valen la pena, y cuando estamos completamente de acuerdo con nosotros mismos.
Beso rojo de carmín, pelo rubio de gacela urbana, vital como la ligereza consistente de un velero que navega hacia mi puerto, y guapa como ese demonio mágico en el que te conviertes para mí cuando tienes ganas de compartir intimidad y misterios de nosotros dos.
Suavidad y dulzura, pasión de dama adorable, cesión de tí, compartir tu agradable espacio cuando me quieres y me tienes, y siendo exactamente la diana de mi vida. El punto donde convergen todos mis deseos y sentimientos más crecedores, masculinos, actuales, y seguramente eternos.
Vendrá la noche del otoño y la primera del invierno, y las plantas de mi balcón cederán la flor, y aparecerá una calma entre la vida casi inerte de la savia de las plantas. Pero eso será moda y anécdota. Porque lo que está, y estará, y estarás, serás tú. Y tú lograrás que la vida invite siempre a arabesco y a sorpresa, a locura y a beso.
-GRACIAS, AMOR-

sábado, 14 de septiembre de 2013

- EL ANGLIRU Y HORNER LE DAN ÉPICA A LA VUELTA 2013 -



Imprescindible. Necesario para el gran ciclismo de la épica y de la verdad. El "abuelo" americano de cuarenta y un años, Cris Horner, ha ganado la Vuelta a España desde una pasión y espectacularidad que ya echábamos de menos desde que Alberto Contador se refugió en las distancias.
El Angliru. El puerto más carismático de España iba a poner todas las cosas en su sitio y a descartar pulsiones imposibles. Lo sabe bien el gran ciclista Vincenzo Nibali, que aprendió cómo se las gasta la gran pared asturiana. En sus rampas, perdió la carrera y solo será un más que excelente segundo y subcampeón.
Había pocos segundos entre el italiano y el americano. Valverde y el "Purito" Rodríguez no andaban tan lejos. Había sido una Vuelta de pocos alardes y de mucha dureza mediática. Se habían cascado entre sí hasta en el carnet de identidad. Pero todo había sido voluntarismo y bien poca fortuna. Quizás solo el otro día el "Purito" en el Naranco nos levantó del sillón.
Que es el ciclismo de veras. Ponernos en pie. Queremos el hachazo definitivo, y nunca la insistencia con poco resultado. Una Vuelta española llena de montañas cortas y competidas, pero sin un resultado del todo claro. Mas es bueno que la gran temporada de ciclismo de fondo concluya así. Tras el hercúleo Giro de Italia y Su Majestad el Tour, la temporada debe concluír con constantes finales en montaña. Es Septiembre, y la gente necesita ese gancho y ese cebo para no irse a otras cadenas o a apagar la tele.
¡Oh, mítico Angliru! Su grandeza me hizo evocar a los grandes mitos que nunca desaparecen. ¿Qué será de los grandes astures? Un recuerdo para José Manuel Fuente "Tarangu", a Alberto Fernández y al "Chaba" Jiménez. Ayer se asomó el animoso Samu Sánchez, siempre genialoide en las rampas imposibles.
Nuestro Everest del ciclismo. Nuestro Tourmalet o Mortirolo. Allí, en medio de su tiempo inesperado y en la víspera del todo, antes del homenaje de Madrid, olía a ciclismo real. Nada de pinganillos o indicaciones. O subes, o te hundes. O te vuelves un héroe o fracasas hacia la mediocridad.
En mitad de la montaña mágica, se acababan los forofismos. Cuando llega el Angliru, nunca hay más favoritos que los talentosos, épicos y astutos. Y entre esa atmósfera cerrada y estrecha de aspirantes, emergió la calidad de los grandes grimpeurs. ¡Horner! El "abuelo" estadounidense, dió el recital del estilo fácil de los que vuelan sobre las paredes que casi estremecen por su dureza. Y en ese momento aposté y me ilusioné con él. Subía con elegancia, sin descomponerse, con extrema facilidad y sencillez, con talento, y sin dar un demarrage de más. Ha sido el mejor. Lo fue en toda la Vuelta a España. Porque Nibali fue más estrepitoso y bullidor, pero el monte asturiano siempre es una locura temida.
En cambio, el sonriente y simpático Horner, no se cebó a ningún deseo extremo. Subió como quiso y cuanto quiso. Superó a todos sus rivales con holgura asturiana y final, y yo le doy el "congratulations".
Se sube así. Empinado sobre la bici, siempre frío y sin atracones, sereno y confiado, sufridor y grande. ¿Qué importan edades o carismas en este guiri americano abierto con acento del Oeste? ...
La Vuelta 2013 recuperó el sexy y la ilusión. A Horner le sigue Nibali, y el murciano Valverde hace podio ante un "Purito" más carismático pero menos fino que en otras ocasiones.
Este Angliru sobre ruedas, y este libertinaje entre motos y aficionados, hace grande a este deporte tan herido y castigado. Quedas reconciliado con la dureza de la Vuelta, y esperas ya la venidera.
¡PUTXA ASTURIES!

viernes, 13 de septiembre de 2013

- TORMENTA IMPERFECTA -



Borrascas irregulares y desequilibradas, excesos y rarezas, episodios inesperados y mucha sorpresa. Nubes negras que enmarcan el horizonte y lo determinan. Va a jarrear sobre el pueblo, sobre la ciudad, sobre los montes y sobre los valles.
A cántaros. Tiene que llover. Lo dice el hombre del tiempo cuando nos muestra sus isobaras y sus mapas. Y también lo afirma el anciano de la aldea que comienza a tener pinchazos inusuales en los pies. Algo se masca.
Vientos. Vientos sorprendentemente inéditos. Nubes que van y vienen, pero que terminan volviendo. Mucha gente se refugia en las casas, pero otros no pueden o incluso no quieren. No se ve nada claro. Todo parece inédito. A veces ataca el sol y parece que el encapotamiento es un espejismo vano y fugaz. Pero nunca se sabe.
Llueve sin llover, chorrea sin apenas mojarse, y el gentío está muy descontento. No llueve sobre el rico, y el pobre está calado y en extremo nervioso. Pájaros y ranas.
Rayos, rayos, truenos, más truenos. La tormenta es irracional, imperfecta, tullida, deforme, bizca, injusta y hasta cabrona. ¡Pedrisco! Granizado, nieve que se forma desde el ambiente frío de la niebla. Nunca en ningún Instituto Meteorológico se ha visto tanta confusión. Nadie da con la clave de lo que está pasando. Nadie dialoga ni acierta. El tiempo loco está sin domar. Todo es una incertidumbre.
Aguas del pasado que caen sobre la actualidad, manos arriba saludando a Franco y a la Falange, violencia e irrupción. Impotencia larvada y mucha desfachatez. Llueve a mares, pero muy raro. No llueve bien. Es la otra lluvia. La lluvia social negativa y desfavorable que se marca en el entorno y sin previsiones a corto plazo. Ni a largo ...
Ordenadores que son borrados del mapa, jueces hostigados, maquinistas solos y desesperados, corruptelas debajo de demasiadas mesas; lluvias de indecencia y de golferío.
Estudiantes que desprecian al ministro, presidentes que salen en plasma, y un ladrón jodido en el medio de una cárcel de estrategia. No hay preguntas. Sobran las preguntas. La democracia hace aguas mientras filtra el ruidoso e intrusivo agujero de la verdad en todo el Parlamento. No hay paraguas.
Paro. La prima de riesgo. La economía y los euros, los tertulianos y toda la lluvia de la tormenta evidente que a veces siempre se deja para segundos después de la publicidad. Porque también llueve sobre las televisiones y la precariedad. Hay barracones donde no hay colegios, y siguen las tensiones. No llega un anticiclón de confianza.
En Cataluña se dan la mano y se alejan de España. Prefieren otras cosas. Otras maneras, lenguas y modos. Otros acentos aparecen en el mapa, las minorías salen a la palestra y son noticia. Las unidades resbalan tras los juegos olímpicos y el café con leche de una alcaldesa con entrenador. La vida nunca se detiene a pesar de las tormentas o los vientos, de los soles o de los nublados del llorar.
Ya está el otoño del color ocre en los árboles de los senderistas que se escapan los fines de semana para hacerle el amor a la naturaleza y al ocio del bienestar y de la satisfacción. Y en los campos de fútbol que ya no se embarran sigue el fútbol de pago.
La ropa necesaria anticonstipado sale del armario camino de la piel. Pero la vacuna contra la insatisfacción general no sale. Hay que esperar. Quizás nos cueste hasta cara. Y mientras tanto, un Luís Candelas valiente y comunista, entra a un carrefour y les da libros a los niños pobres.
-METEOROLOGÍA Y DESESPERACIÓN-