Cuartos de final de la Copa del Rey. Estadio Bernabéu. Enfrente, el Real Madrid y el F.C. Barcelona. Mucha expectación y no solo en España. Se enfrentan los dos titanes mundiales del balón redondo.
Mas la afición madridista, va a asistir a una nueva y gran decepción. Mourinho la vuelve a pifiar, y saca al césped un equipo sin creatividad, y con la única preocupación de que las estrellas del Barcelona no brillen. Mal asunto.
A pesar de que Cristiano Ronaldo y en jugada individual, se adelanta en el marcador, el Madrid sigue alhelado y paralizado cuando juega contra la máquina blaugrana.
El equipo de Guardiola, encaja bien el primer golpe, y sigue a su fútbol y a su estilo, sin temores, confiado, y sin necesidad de alardes. El Madrid, a pesar de ir por delante en el marcador, lleva más susto dentro que su rival. Las cosas, no le funcionan.
La segunda parte, confirma los presagios. El Barça campa de nuevo a sus anchas en la catedral blanca. A la salida de un córner, Puyol se lanza en plancha y cabecea espléndidamente el 1-1.
Y más tarde, Messi se inventa un pase de los suyos, asiste a Abidal ante una defensa descolocada, y 1-2. El Madrid sigue a merced del Barcelona. Mourinho, ha vuelto a fallar. El Real Madrid deambula como un moribundo sin capacidad de reacción. Y aqunque sale el alemán Özil, nada cambia. El Madrid es un ente hechizado por su rival. Derrotado.
No ha podido ser. La estrategia cautelosa de Mou, se ha derribado y hecho añicos. El equipo blanco no parece ni la sombra de lo que pensamos que es. Y tal impotencia, se ve trufada de una violencia absurda y antideportiva.
Pepé, siente de nuevo el cable pelado. Pisa a sus rivales, y les hace daño. Una y otra vez, actúa de forma antideportiva e irresponsable, teatraliza y provoca. Algún organismo disciplinario debería sancionar a este muchacho. Se altera en exceso.
Iniesta, la paz, nos maravilla con unos controles de lujo, y Puyol y Piqué están seguros atrás apoyados en el poderío lateral de Alves. Xavi Hernández, conduce magistralmente como siempre. El Barça, sigue siendo el que es. Final del partido.
Pero el Madrid no logra saltar el escalón que necesita, y sigue encallado como un barco en medio de las dudas. Mourinho, no acierta. No da una a derechas. A pesar de que en la Liga, el Madrid va el primero, en los choques directos y claros, el equipo blanco parece que se descompone.
El entrenador portugués, sigue sin bajarse de sus prejuicios. No mete creatividad y alegría en el centro del campo, ni apuesta siquiera por darle velocidad al balón. Malos augurios. Demasiada concesión.
Los aficionados madridistas, llevan un enfado morrocotudo. Lógico. Alguien está acabando con su paciencia e ilusiones. Su tanque madridista, parece varado en una playa hosca y de orgullo errado.
En Barcelona, aguardan la próxima semana el partido de vuelta con mucho oxígeno y muchas sonrisas. Se han cepillado de nuevo al súper Madrid, y en su campo. Es para estar felices y confiados. Si no hay milagro, parece que todo el pescado está vendido.
-AUNQUE GUARDIOLA NO SE FÍE-
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