martes, 28 de enero de 2020

¡ OH, NO, KOBE !




Amarillo de Lakers. El deporte llora de dolor. Cuarenta y un años. Demasiado pronto para morir. Una niebla y una audacia desafortunadas y sin final feliz. Han ganado los fatales hados del destino. Kobe. ¡Kobe Bryant! Uno de los sucesores más inmediatos del dios Jordan. Como lo intenta Lebron. Como lo es ...
Un ganador joven y reciente. Cinco anillos y un puto helicóptero. El icono que se rompe y que no puede olvidarse. Ese larguirucho y flaco, que metía todos los últimos triples imposibles y que machacaba el aro diciendo que ¡ya!
Pocas horas tras su muerte. Leyenda y óscar de Hollywood. La fuerza impactante de la NBA. Todo es América. El mundo es América. Y con el final terrible de la leyenda Kobe, todos consensúan los titulares. No es una face new, ni una broma de mal gusto, ni algo que nos cuelan. ¡No! Es la otra cara y precoz de la vida.
Es el hueco, el que falta algo, la incomprensión y las lágrimas de la impotencia. Ya no está Kobe. No se puede entender. Lo ha sido todo. Es un ganador que acaba de morir. Y nos damos cuenta de que esto del vivir es muy valioso, porque en cualquier momento sucede algo fatal y bye.
Kobe ha sido un tipo luchador, ha defendido el atletismo y la potencia de Air Jordan. Ha muerto desde arriba, desde donde están las nubes, desde muy por encima de muchos. Ese simbolismo le aúpa al heroísmo. Porque ser virtuoso deportista es ser un héroe social. Porque la NBA es una fábrica de sueños de ganador. Porque vi jugar a Magic Jhonson y descubrí que eso de meter un balón en una canasta no es simplismo. El basket es una lucha de kilos y de linces, de tapones y de triples, de Celtics, de Lakers, de Knicks, de Spurs, de Golden States, Oklahoma, niños, jóvenes, adolescentes o maduros. La raza negra. Y Larry Bird. Y, los mejores. El campeonato mundial de los grandes mitos.
El basket es un enorme espectáculo. ¡Como Kobe! El baloncesto es una savia interior que brota casi sin saberlo. y que se desposa con la tele para distraer y empujar al ocio.
¡Oh, no, Kobe! ¡Demasiado joven! ¡Demasiado peligroso todo! Porque la libertad es peligrosísima. Y coges un helicóptero del azar, hay niebla, pero sigues a ver. Metiste 81 puntos contra los Raptors tú solo. Nada importa a veces. Ni siquiera las lesiones. La vida es una maravillosa borrachera que te puede hacer extremadamente feliz. Y un enigma. Ni estando alerta te respeta. La vida siempre tiene un final cruel. Aunque tenga lugar en una cama y rodeado de bellezas.
¡Kobe! Orgullo de la raza negra. Lloremos a un ser especial y superdotado. En América está Supermán, y los grandes dibujos animados, y dicha raza negra que predomina en el olimpo de las canchas de la Nación de las barras y las estrellas.
Kobe hablaba español también. E italiano. Era europeo y universal, y se casó con una chica de origen mexicano. Y el helicóptero también cazó a una de sus hijas. Y Pau Gasol está desolado. Kobe fue su director espiritual cuando el delgaducho catalán llegó a Los Ángeles. ¡Lakers! Kobe abrazó y arropó a Gasol y a los nuevos Lakers, y fueron amigos. ¡Friends!
El baloncesto americano es amigo de todos y hace consenso cuando todo se hace rápido, espectacular, mediático y supersónico. Kobe ha sido éxito y precocidad, velocidad para vivir y morir, para currar y maravillar, para triunfar y para dejarnos a todos con mal cuerpo en el postre.
La NBA es tan especial y enigmática que no se detuvo ni el día de la muerte trágica del elegido Bryant. Los guerreros nunca se detienen. Como el propio Sistema que dicen de las libertades y del money. Aquí la libertad es individual y calvinista. La ley del más fuerte. Mientras tanto, el deporte llora y evoca en pleno duelo. Y entonces el mito se hace tan colosal como determinante.
-Y SIGUE VIVIENDO SU GRANDEZA-

sábado, 25 de enero de 2020

- LA SONRISA DE PEPE -




Le voy a recordar siempre porque es un trocito de mi vida. Y porque Pepe siempre me recibía con una sonrisa. Y nunca cambió el gesto ni lo torció. Pepe me tuvo sentimiento del valor de mi acto voluntario que soy, de una conocida organización.
La soledad. Ese es el objetivo para paliarla centrándonos en la que padecen las personas mayores. Pepe no estaba tan solo como se creía, pero casi todas sus sensaciones eran desfavorables.
Pepe era y siempre fue orgulloso. De familia bien, se codeó con los componentes de la burguesía valenciana y tenía muchos amigos de aquel Valencia Club de Fútbol de los cincuenta y sesenta. Él también era burgués. Nieto y padre de gestores. Un tremendo culo inquieto que quiso saborear todo lo posible el manjar de placer que la vida puede ofrecer.
Pepe era un memorión que gracias a su trabajo, se conocía todas las calles y carreteras de mi ciudad en la que pudo ser muy feliz. De todo fue. Fallero, emprendedor, festero, amante de las mujeres y de los coches, valenciano a mil, humanote, encantador con los que le caían bien y látigo con los que se le oponían. Todo un personaje al que atrapó con equivocadas ideas el cambio revolucionario de esta nueva sociedad actual de hoy, la cual bien poco se parece a aquella en la que él pudo ser feliz y reírse además de sonreír, a mandíbula batiente.
Pepe era así. Tenías que aceptarlo como era. Porque él no estaba en absoluto dispuesto a modificar sus esquemas mentales. Tenía claro que los humanos somos como somos, y que con nosotros poco va a poderse hacer. Y esa rigidez, le hizo mucho daño.
¡Puto glaucoma! Lo que le faltaba a Pepe. Porque nacer ciego ha de ser una cosa, e ir quedándose paulatinamente sin visión, otra. Porque cuando ya no ves, puede empezar a pasarte que sean lo mismo las tres de la tarde que las cinco de la madrugada.
Pepe era muy comedido y astuto. Hombre de mundo. Pero me contaba cosas. Que, ¡amaba Denia! Sus orígenes estaban allí. Y cuando ese pueblo costero salía de su voz, su rostro se iluminaba y se ponía de otro modo extremadamente feliz y positivo.
Y me hablaba de las barrabasadas que hizo con sus amigos de Denia, y que se lanzaban con un velero a mar abierta hasta alcanzar las costas de Ibiza. Y ese transcurrir del viaje entre risas y fiestas, define bien su tipo de ocio y su clímax de atracción y felicidad.
Pepe hacía de tripas, corazón. Era de querer siempre a su mujer aunque se le separara, de proteger a sus hijos, un tanto contradictorio y nuevamente valenciano.Un señor importante con sombrero coqueto era Pepe. Me decía que esto no iba bien, y que la vida pues tal, pero que sin ver todo perdía el encanto. Que le hubiera gustado seguir viajando aunque no fuera ahora a bordo de sus flamantes coches, pero que viajar para no ver nada era para él lo más parecido a perder el dinero.
Era valencianohablante, y sonreía de cuna cuando me escuchaba a mí hablar mi lengua vernácula. Y nos íbamos todos los miércoles por la tarde a un restaurante próximo en el barrio de Ruzafa en el que vivía, y nos poníamos a hablar mientras me invitaba y nos zampábamos unas horchatas con fartons, o en invierno unos tortells,-que son unos pasteles de cabello de ángel-, y los acompañábamos durante unas dos horas con cualquier infusión. Y yo le provocaba todo lo que podía para tratar en vano de sacarle de su definitiva negatividad. A Pepe le gustaban las ostras, la gamba de su Denia, y todo el pescado. El pescado y la carne. Sin distinciones. Y me decía que cuando llegara a casa iba a prepararse unas comidas que se iba a caer de culo.
Pepe era un exceso. Siempre fue excesivo para todo. Quería seguir siendo lo importante que fue, me decía que la chica que le ayudaba en casa le cambiaba las cosas de sitio y al no encontrarlas cogía un cabreo fenomenal. Porque contrató a otra chica y todo seguía igual.
Como buen valenciano de pura cepa, a Pepe le apasionaban las mujeres. Y a veces alguna de ellas le acompañaba y se iban por ahí. Él se sentía más que insatisfecho. 
Nos ha dejado en un mes. Se puso malo y en poco se ha ido casi sin hacer ruido. Me dijo que no quería que nadie le viese vulnerable. Y se fue.
¡QUE ENCUENTRES DENIA EN TU DESCANSO, PEPE!

miércoles, 22 de enero de 2020

- JOAQUÍN, FUTBOLISTA, CALIDAD Y HUMOR. -




Están de moda los deportistas bien longevos. Como Federer, Nadal, Ibra, Gasol, Rossi, y decenas de raras avis que parecen resistir como nadie la llegada del declive.
España. Liga Santander. Liga de la Primera División de fútbol. ¡Joaquín! Siempre incombustible este mozo nacido en el gaditano Puerto de Santa María, e ídolo fundamental en su Real Betis Balompié de Sevilla.
Ya sabéis cómo juega Joaquín. Es extremo derecho habilidoso y técnico, con toques genialoides y un tanto discontinuos. Lo ha sido todo en el fútbol español. Menos jugar en el Real o en el Barça, tiene todo lo demás. Estuvo también en el Valencia y en el Málaga, y en muchos otros lugares. Y en todos ha dejado su impronta.
Joaquín, escuela andaluza, es el jugador más simpático de la Liga. Tiene duende y gracia. Se ha ganado a mucha gente con su heterodoxia que parece salirle de la venas. Es el clásico tipo andaluz que hace que te descojones y casi sin pretenderlo. Le da la vena y no puedes evitar contagiarte de su atmósfera.
A veces se le ha acusado de que no curraba o defendía lo suficiente. Pero eso es muy discutible. Porque su calidad se plasma no solo en el regate corto genial, sino que intuye goles y los enchufa.
En tiempos de tipos serios y megaprofesionalizados, en la mitad de la tensión y de la ansiedad, solo el cachazas del gran Joaquín y manteniendo todo el excelso caudal deportivo que lleva, sabe desdramatizar y ser un hombre afable y normal.
Joaquín es risa, alegría, juguetón, niño grande y leyenda viva. Un vividor carismático y profundamente gracioso, que nos está diciendo que hay que ser listo y que el fútbol no ha de convertirse en una guerra de odios sino en una complicidad. Que, esto es deporte y para hacer amigos, y que por encima de todo esta experiencia del stánding está el vivir. El gozarla y con sencillez. Pero vivir.
No solo Joaquín representa la longevidad y la genialidad, sino el carácter del tipo desenfadado. Joaquín no es solo un jugador técnico con el regate ajustado o el pase magistral, o el goleador varias veces y que se viene arriba cual Curro en la Maestranza. No. Yo creo que la lección de Joaquín es la de un hombre de la calle que se pone una camiseta,-la de su Betis-, y mantiene su porte de tipo nada creído ni distante.
Joaquín es especial. Y ese talante ha conquistado a la mayoría de los seguidores del fútbol español. Fue internacional en la Roja con Luis Aragonés, pero no se entendieron y se contestaron. Pero Joaquín siempre es real y le quita hierro a todo. Y se emociona y esas cosas, pero al final es él quien nos gana con su aroma de humor que no esconde.
Salir por ahí de farra con Joaquín, ha de ser la releche. Porque el "pisha" no hace otra cosa que vivir y sin tratar de hacer demasiado ruido aunque sea carne de complicidad mediática. Quiere divertirse, y hacer que nos divirtamos con su cara esa que pone de granuja juguetón simpático.
Necesitamos a jugadores como Joaquín. Y no a bustos parlantes que no hacen una mueca cuando declaran, y a los que parece que la chanza les envara o les rasca el carisma. Porque Joaquín nos demuestra que se puede ser un cachondón, que la vida es prima, y luego salir al campo con su verde camiseta y liarla marcando goles y hasta cortando las dos orejas y el rabo.
Joaquín es burlón y le necesitamos. Los del Betis le adoran, y el día que se retire, el Villamarín será siempre su casa. Porque Joaquín es el Betis, y la alegría, y el desenfado, y la calidad del fútbol español y andaluz, y la estética, y el acomodar el cuerpo cuando recibe el balón, y el amagar y sortear rivales, e intuír dónde va a ir un balón suelto en las cercanías del área rival.
Y Joaquín no es el pasado, y su veteranía y personalidad se adaptan a todos los modernos sistemas. Porque su calidad siempre está viva, y se espera que en cualquier momento podrá hacer algo diferente que desequilibrará a sus rivales. Joaquín es sorpresa, ilusión, posibilidad, buen rollo y profunda humanidad. Vida.
-UN TIPO REALMENTE AGRADABLE-

domingo, 19 de enero de 2020

- LLUVIA TRISTE Y SUYA -




Sola y oscura, lluvia triste y oportuna, divertida y libre, llorona y avasalladora. Lluvia sobre mi ciudad y sobre mi sociedad, lluvia como reto y termómetro de actitudes. Lluvia de nube negra, de ir en serio, de tomar decisiones, de lanzar al mundo su mensaje de vida.
Lluvia mohína y enamorada, lluvia ambiciosa y democrática, abundante y natural. Lluvia de regalo para los agricultores en el campo y lluvia de pereza en la ciudad. Borrasca de tus ojos en alto.
Charcos que salpican tus medias que lucen belleza, lluvia de chubasqueros; de turistas fastidiados que han de quedarse en el hotel. Lluvia de watsaps y de ocio digital. Chats en ebullición avivando la fantasía a la espera de que pase el temporal. Playa solitaria y de vértigo, olas de curiosos captando fotos para pasárselas a los de la tele, lluvia, sí, mucha lluvia, toda la lluvia que ella quiera, toda la libertad de la naturaleza que se mueve a ritmo de cambio climático, lluvia adversa porque lo único que nos interesa es que salga el sol monótono y hegemónico. El Real Sol.
Lluvia persistente y preocupante, época de las lluvias en el Nostrum, mañana preciosa y coqueta de cambios. Me encanta el sonido de las gotas de la lluvia cayendo decididas por el exterior de mi casa. Me gusta que llueva. Que lluevan ranas,si quiere. Porque llover es signo de exorcización y de movimiento natural, de salir del aburrimiento, un hilo musical que te hace compañía, radio lluvia internacional, lluvia local, lluvia anunciada y esperada, lluvia de medalla y trofeo para las mujeres y los hombres del tiempo, lluvia que acaricia mis plantas del balcón a quienes pone a prueba.
Ayer hice una estratégica poda de las hojas grandes de mis plantas temiendo al viento. Corté copas con la idea de darle más agarre a las raíces y más sentido a los tallos. Y horadé la tierra para evitar encharcamientos.
¡Oh,lluvia! De Enero. Ya te tenía ganas. Parecía que te habías ido definitivamente de mi lado porque en Valencia nunca llueve. Pero veo,lluvia, que sigues ahí. Que a muchos da por saco que estés porque quieren visitar la ciudad,o caminar sin mojarse, o correr unos kilómetros por el cauce seco sin llegar a casa hechos una sopa, o sencillamente por que no y ya está.
Lluvia inevitable y atrevida, descaradamente mediática, lluvia diferente y original, de gota fría, fondista, de romperse los paraguas a la primera ventolera, y para rezar en reflexión metidos en la casa propia y en el interior de nuestras mentes y de nuestros universos.
Cae el mar desde el cielo, y los niños peques miran sorprendidos un tiempo que apenas conocen y que se pierden. La ciudad es nueva cuando cae esta lluvia y todas las expectativas se convierten en estrategias.
Bendito techo que protege mi casa pobre. Y benditas paredes. Tengo suerte de no ser un desgraciado sin techo, el cual a saber qué hará además de refugiarse en donde pueda en busca de no caerse frío en el suelo. Sequía social.
La lluvia barre y peina la ciudad, y nos gana. La lluvia nos derrota y doma. Lo demás sirve para bien poco. Ahora gana la lluvia emperatriz y todos a sus órdenes y a hacer lo que nos deja su evolución. Mientras, el sol descansa velado por las nubes. El sol agradece ese descanso y nuestra nostalgia.
El polvo se volatiliza y la seguridad del paisaje y de los árboles se tambalea y limpia. El verdor sale del olvido y la savia se torna traslúcida y desnuda. La lluvia trabaja sonriente y hasta amenazante cuando llega a los ríos y se encuentra con basura abandonada en ellos. El agua pide paso, y abre su senda natural y real, y ayuda a que nos limpiemos las lágrimas que no nos permiten ver la realidad como deberíamos. Lágrimas de suerte.
-AGUA SIN ENVASE-

viernes, 17 de enero de 2020

- ¿QUÉ FUE DE SIDINHA?. -




El pelo rojizo y eterno en su terraza. El sol, en un efecto mágico, destacaba el embrujo de su magia. Era una conjunción estelar y siempre atractivamente misteriosa. Yo, miraba de soslayo el rebote del rayo del sol sobre su pelo, y Sidinha miraba al horizonte con pocas ganas de hablar. Y luego, el verme preocupado y expectante, pasaba a modo naturalidad y me hablaba de que las cosas de la vida son así, y que es mejor no darle demasiadas vueltas a los porqués.
Hace ya demasiado tiempo de todo con Sidinya. Porque ya es el pasado. Y en el fondo, una gran lección de vida personal. Y la castigo con esta semblanza, porque ella siempre me dijo que nunca contara nada de ella en este medio. Me atrevo a desobedecerla, porque ya es el atrás. Porque ya fue. Porque ya se ha ido. Porque la vida pasa página y abofetea todas las distancias y los consensos, haciéndolos añicos.
La conocí de casualidad. Y también de sorpresa congeniamos o algo así, y me repitió hasta la saciedad que su tiempo de hombres ya había llegado a su final, y que no lo intentara y esas cosas ...
Pero la contradictoria Sidinya me tenía enganchado al Skype todas las noches y los findes hasta las tantas de mi imberbe crecer. Su alejamiento parecía coincidir con un deseo de conocerme en persona. Hasta que un día me dijo que iba a coger un tren y a venir a mi tierra para verme.
Me sentí, entre asustado y halagado. Fue todo un regalo de Reyes inesperadamente vital. Porque Sidinha era emociones en acción y amargura blindada de su pasado. Y me decía que sus hombres habían sido unos cabrones, y que un día se quedó más que hechizada contemplando las brasileiras cataratas de Iguazú. No quería volver a España ...
Sidinya era una atleta impresionante, y una chica pija pero audaz, más que moderna y profundamente vivida. Decoraba su casa y su vida desde la transgresión inocente y paleta, y sabiendo mucho más que los ratones colorados.
¿Verla en persona? ¡Sí! Claro que la vi en persona. Y era casi vikinga, nunca guapa pero siempre atractiva, elástica, eterna, juerguista, laboriosa, serena y potente. Una máquina de vivir, la cual se encontró en mi con una gran sorpresa. Nunca fui quien creyó, y nunca jamás llegó a encontrarme del todo. Hasta que al final, o en medio de las sorpresas y de la transición del mutuo conocimiento, Sidinha dio con una de las claves. Yo no era de su mundo, de su estilo, de su atractivo potente; de su modo de ser.
Mientras tanto, ella juguetéo y la amistad continuó algunos años y llegó a fortalecerse. me dejaba pernoctar en su casa para que me ahorrara la estancia del hotel, y siempre me llenaba de regalos. A su estilo, a su manera y a su generosidad.
A Sidinha lo que le gusta es el vivir. Vivir y laborar, mostrar sus garras, profesar su catalanidad hasta las trancas, humanidad y acción. Yo, soñaba mucho. Intentaba romper distancias imposibles, pero salía bien satisfecho y convencido de las experiencias de los amables y puros encuentros.
Mas la vida es un misterio y una lección de verdad. Sidinya es orgullo. Y no quiere jamás que la vean vulnerable. Y le sobrevino una enfermedad degenerativa, y comenzó a torcer el gesto y a llorar a mares y con deferencia. Porque solo parecía llorarme a mi. Yo, la escuchaba embobado, pionero y triste, y dándole todos los ánimos. La idea era la risa. Pero, finalmente, todo fue una risa imposible y sin gracia ...
Sidinya pasó de contármelo todo, a no contarme nada. Tengo en mi casa unos cuadros que me regaló pariéndolos desde sus manos abstractas, y en su casa todavía deben pervivir quizás, modestos elefantitos de la prosperidad que yo le entregué. Porque todo fue derivando por su parte a calculadora cortesía. Desde su casa se ve el tren, y desde su terraza ella podía verme  en el interior de los vagones. En el o los últimos encuentros, ya no se asomó para con su mano hacerme una despedida coqueta y cómplice. Yo, ya no era tanto para ella.
Porque aquellos años nunca serán los de ahora. Porque el futuro es mucho más veloz que cualquier cosa que queda rezagada en el sueño y en el deseo que se desvanece. Sidinya solo ha sido un maravilloso chasco para mí. Porque hay gente que desea decirte adiós a la francesa y sin levantar comentarios ni recuerdos.
La llamaba y no cogía el teléfono, los encuentros se fueron espaciando de forma paulatina, se volcó sobre sus nietos y sobre otras cosas, su pierna comenzó a hablarla seriamente de que su arterioesclerosis avanzaba, su coquetería le pedía una huída a tiempo, y mi ser comenzó a sonarle a silencio vacío. Yo. Yo era solo un vago recuerdo o un calendario antiguo a desechar. Otros quehaceres y prioridades habrán ocupado ahora su vida. 
-Y YO NUNCA LA TENDRÉ RENCOR-

miércoles, 15 de enero de 2020

- EL "TXINGURRI" VALVERDE YA NO ESTÁ EN EL F.C. BARCELONA. -




El fútbol es así. Una imperiosa ansiedad. Un gran escape emocional destinado a que podamos soñar con otras alegrías y hasta dinámicas. Sí. El fútbol, y el de élite, y el del Barça, procuran movimientos inestables y permanentes. Como el Real, el Barça ya lo ha ganado todo. Solo que lo exitoso anterior, ya no va a contar para nada más que para la nostalgia o la vanidad.
En esta dinámica tan surrealista a la par que auténtica, los entrenadores son meras comparsas o canales que llevar puedan a más éxitos. Que en el fondo es lo le ha pasado al entrenador del Barcelona, Ernesto "txingurri" Valverde.
Valverde estaba estigmatizado por dos elementos fundamentales. Las derrotas inesperadas en la Champions frente a la Roma y al Liverpool. Hace demasiados años para el club de Messi, que no se logra la competición continental. Y ese es el único objetivo de ilusión azulgrana. Para ello no hay más que ver el puesto que ocupa el Barça en la Liga de España: ¡el primero! ... Pero esto no importa porque se trata de algo que entra en el guión del conseguirse.
En Barcelona son estéticos. Les gusta el balón y crean una escuela que comenzó con Cruyff, y que continuó magistralmente con la batuta inolvidable de un Pep Guardiola que logró los años de oro más recientes e históricos del club azulgrana. Y el Barça lo ganaba todo y jugando como el Brazil del 70 cuando Pelé o Rivelino. Después lo tomó el fenecido Vilanova, le relevó el simpar Luis Enrique, y nunca faltaron los grandes éxitos hegemónicos.
Algunas estrellas inolvidables se fueron haciendo mayores, y todo fue perdiendo excelencia y brillantez. Salvo lo que el dios Messi palia con su magia inconmensurable, y en donde él lo es todo. El entrenador, el presidente, el dios, el nuevo Diego, el que decide, y el que ordena y manda. Es lógico. Es seguramente el mejor pelotero de la historia del fútbol. Un lujo en vida. Alguien, al que podemos ver jugar en directo individual, y cuyas hazañas deberemos contar a nuestros niños.
Valverde. Ernesto Valverde. Vasco y efectivo. Gusta de que las cosas se hagan en la academia del esfuerzo y de la perseverencia. Pero no tiene dotes de mando, ni capacidad para dos buenos gritos de ganador. Es educado cual norteño de catón, se lleva muy bien con el periodismo, se elogia siempre su postura elegante, pero se le ha de cuestionar su capacidad futbolística, porque no es lo mismo triunfar en el Athletic que en un trasatlántico como es Can Barça.
El Barcelona lleva mucho tiempo que no juega bien al fútbol. Y el que más y el que menos piensa que si no se gana la Champions, por lo menos que se amortice el precio de las entradas al campo con juego colectivo convincente y personalidad vistosa, ofensiva y ganadora. Y no ha sido con Valverde así.
Acaban de fichar a Quique Setién, el cual gusta del jogo bonito. Pero al Barça le seguirán faltando muchas cosas. Sobre todas ellas, una defensa efectiva y contundentemente segura. Y Piqué, solo ante el peligro y ya veterano, no puede él solo proporcionar esa básica seguridad atrás.
En el centro del campo hay más chicha. Sigue Rakitic, está Artur,-aunque se diga que se va de juerga-, De Jong, o la veteranía del gran Busquets.
Arriba, el Barça acaba de perder para esta temporada,-salvo milagro-, el tanque bravo y goleador que es Luis Suárez, pero ahí pueden haber bastantes remiendos y soluciones, además de Leo. Griezman también sabe meter goles. Ansu Fati apunta emociones futuras, y Setién es un poco la antítesis de Valverde. Más abierto, casi demasiado hablador y algo metepatas, ama el fútbol fino, y sabe aplicar su estética a los equipos que entrena. Lo que pasa es que si no gana la Champions, será un mero objeto de la transición. Incluso si la gana y no se juega bien. Y otras variantes.
Sí. La ansiedad de éxitos convierte a los entrenadores en instrumentos al azar con objetivos que parecen siempre fuera de toda lógica. Pero por estos himalayas futbolísticos, las cosas van así. Y al que no le gusten, ya sabe.
-SE HA DE AGUANTAR-

lunes, 13 de enero de 2020

- VIVIR, VIVIRME ... -




Me engaña mi fortaleza, mientras trepo con facilidad por los temibles desniveles del bellísimo pueblo de Castellfabib, y a pesar de que mi cojera espera demasiado paciente la intervención quirúrgica para prótesis de rodilla. Pueblos y aldeas de estampa en el Rincón de Ademuz, enclave valenciano en las montañas serranas que se juntan y adentran entre los lindes de Teruel, Cuenca y Valencia.
Mi viaje del otro día, tenía muchas claves y muchas asignaturas pendientes y novatas. Y un gran coraje y audacia. Ropa adecuada para el frío, maduración en la noche previa para no perder el potente y coqueto autobús, y la vida. Esa vida que de pequeño no pude hacer, pero que ahora se me revela no ya como un reto apasionante, sino sobre todo, conveniente y necesario para el crecer desde el merecido divertimento.
Lo hice bien. A estas excursiones no es bueno partir con desconocidos sino con compañías seguras y gratas. A pesar del paisaje de postal, de la belleza general, de todas las sorpresas inevitables, lo mejor era avanzar desde mí hacia otras posiciones decididas e inteligentes.
Vivir es un alimento esencial cuando sales de lo cotidiano y tiras un puñado de temores a la basura. Y entonces surge la charla y la sonrisa aceptadora y cómplice, y te lo cambia todo. Una buena compañía te muta un nubarrón en un sol espléndido o una ventisca en una excitante y cachonda aventura.
El empujón del crecer para vivir, se me cimenta en mi curiosidad innata que empieza por el verbo aprender. Si no viajas, te tornas fanático entre propias convicciones y hasta nacionalista de tí mismo y de tu zona de comodidad aparente.
Es muy bueno que por la barriga me bailen mis deseos de moverme y de no limitarme a ver la belleza potente de mi país por la tele. Fue una modesta excursión preciosa por un día, pero en ese tiempo no recordé mis motivos cotidianos. Fue otra cosa. Es, otra cosa ...
No era cuestión de demostrar que fui un excelente y fortachón deportista popular que le dio al fútbol, al marathón o al senderismo ultra. Porque importa mucho menos que subas bien esas aldeas y pueblos hermosos que han de visitarse, pero la satisfacción se llama compartir esas sensaciones y dejar los alardes para la vanidad. Todavía soy veloz e inmediato, y mi edad no se corresponde con mi dinámica y mis ritmos mucho más juveniles.
Cuando llegamos al restaurante de Ademuz, lo mejor,-dejando la gastronomía-, fue cuando la empatía generó el baile y surgió la música. Dicha música es pasión junto al escrito, y la creatividad es el sitio de mi cuna. Pero el placer aprehendido no consiste en que yo todavía sea capaz del alarde físico en la danza y en la originalidad. No. La verdadera clave es viajar al meollo y a la fuente de la auténtica satisfacción, que era la naturalidad del divertimento compartido, improvisando congas o sacando toda la conjunta y lúdica libertad.
Al igual que las dos horas del viaje de vuelta. ¡Qué más dan las dos horas si se está a gusto y en sintonía! ... Sé que si hubiera ido solo a la excursión, todo hubiese sido otra cosa. Porque para mí es otra cosa.
En el fondo yo parto a los viajes a examinarme y a ver cómo voy y me las apaño conmigo mismo. Tomar las decisiones emulando, pero tomando mi nueva y valiente personalidad. Viajar no es por no quedarse en casa para mí. Viajar me significa el arrope de los míos, y a partir de ahí me sale toda la música de mi sonrisa real.
Allí, donde está, donde sigue la vida, pude ver cómo alguien que conocí me decía aparte de ignorarme que no me saludaba, o que otro alguien en la comida se escondía una botella de gaseosa en el suelo recién robada a los camareros y que al reprochárselo me soltó un rebuzno con deseos de incordiar.
Nada importaba si vas con los tuyos. Con esas muletas de emoción que todos precisamos para afrontar las cosas que no son simpáticas. Y al final el balance acaba siendo el deseo de repetir.
-Y DE SEGUIR VIAJANDO-

viernes, 10 de enero de 2020

- ES UNA TANQUETA -




La caña. Actual. Divertida y vasca hasta la médula. Risueña y más que especial. Dinámica y predominante. Capaz de cerrarse como un bivalvo sobre sí misma y su misterio si no te tiene feeling. Calza más de cincuenta años y ha vivido mucho. Pero para Helga no es así. Para la tanqueta de la risa y el jolgorio, todos los días se abre la vida y es novedad, excitación y hasta genialidad.
Puede ser, lo que quieres que sea. De ti depende. Si te coge gracia te es impetuosamente simpática y va abriendo prudente pero decididamente sus capas de cebolla.
De negocios,de hoy, de una cierta burguesía y de una cierta izquierda. Helga puede ser en el fondo un niña grande, la cual si se pone unas medias y unos taconazos y se detiene un ratito en el cristal del espejo, asume que está de muy buen ver y agradar. Y que el tiempo puede esperar. Y que la que tuvo, siempre ha de retener.
A Helga se la nota el matriarcado de su cuna y está llena de iniciativas. Su culo nunca está quieto. Le gusta el hoy, la modernidad, el ser un poco borde, reconoce que es dura peleando negociaciones en su despacho,pero nunca la va a abandonar su profesional sonrisa profidén.
Le encanta el gimnasio. Y que no le hablen demasiado aún de usted, y cuando un hombre la trata y es simpático y la lanza requiebros, Helga sabe mirarle y esperarle. Aunque solo sea como amigos. ¿O acaso es mala la amistad? ...
Helga, de niña, siempre fue rompedora y lista. Nunca se creyó nada del todo ni para bien ni para mal. Es su antídoto contra la inseguridad. Su modo de sentirse cómoda en el mundo. Porque sus cosas las tiene bien claritas. Y le encanta hacerse la fuerte, y ser fuerte, y mostrar beligerancia, y viajar constantemente porque le gusta su trabajo y para cuando le va el placer. La vida de hoy es trasiego continuo y estrés cotidiano. Por eso la toma a sorbos, la disfruta, la goza, la innova y trata de sacarle todo el jugo posible.
Su matrimonio se fue al garete. No tuvieron hijos. Medio mundo español y casado, se separó. Helga está en esa lista. Y tuvo que decirle que no, y que ella sabe que aunque todo terminó él sigue ahí.
Hasta el punto de que son tan cercanos en los negocios, que a veces se reúnen para intercambiar opiniones acerca de nuevos proyectos empresariales, y Helga a darle a la nostalgia mientras le habla a su Patxi que ya no lo es.
Aquella convivencia se quebró. El territorio y espacio de Helga es abrupto, y el de su ex, un tanto machista. Era cuestión de tiempo la ruptura. Pero la tanqueta vasca prefería confiar, vivir y soñar. Y romper moldes, oyes, y tener si era necesario las broncas que era preciso afrontar.
Si quieres tener cerca a Helga, no se te ocurra interrumpirla demasiado. Y cuando ponga sus pies descalzos sobre la mesa estará bien, y si eso te jode te vas y agur. la vida siempre sigue. Como la sonrisa de Helga y su melena cada vez más corta y adaptándola a su edad cronológica.
A la vasca Helga le van los dominios y las audacias. Y se enfrenta con buenos abogados a quien haga falta. Cada vez cree menos en que las cosas buenas hayan de ser posibles. Y lleva en el corazón a los restos de Patxi en su indescifrable dolor.
¿Otros hombres? Todos los que hagan falta y hasta repetidos. Porque todos los hombres tienen un algo de atracción y hasta de distinción y belleza. Y entre ella y sus admiradores pueden pasar si eres audaz, muchas cosas lindas y majas. Pero Helga lo que quiere es disfrutar del dios de los momentos gratos, y si una relación se rompe, habrá otra más tarde. Nunca nada se sabe, pero es sí. Y es consciente a su edad de que se ha entregado al trabajo aunque afirma que no ha renunciado a un nuevo amor. Pero eso son dudas y misterios de Helga, los cuales ya resolverá si tocan resolverse. De momento la vida es un tren, y un ordenador y un despacho, y un avión, y unas dotes de mando, y un don de gentes.
-UN SU VIVIR-

lunes, 6 de enero de 2020

- AÚN ESTA ESO AHÍ -




La ciudad se amplía, y las calles céntricas y hasta las Avenidas populares cercanas, van perdiendo entidad. Ayer caminaba por calles muy conocidas, pero por cuyos lugares hacía más que mucho tiempo por los que mis pies no pisaban. Y al principio, aquello me pareció una tienda de souvenirs, o algo de golosinas, o quizás un pub discreto y nada transitado. Algo irrelevante.
Hasta que me di cuenta de que en realidad era un cine. Y arriba, había un pequeño elemento de luz en forma de X con tono rojo suave. Sí. Es un cine porno. Yo, lo primero que sentí fue perplejidad. Eso era ya una antigualla. Hoy, en cualquier medio digital puedes ver eso casi en seguida. Me pareció algo superado y profundamente anacrónico. Fuera de sentido, hoy.
Y me vino a la memoria cuando en España aparecieron en mi adolescencia los primeros cines del destape, que fueron derivando hacia el porno. Ya no había que hacer escapadas a Perpignan de incógnito, pero también se pasaba mal porque yo era un muchachito, e ir a excitarse da corte a esas edades.
En esos cines vi belleza, novedad, y sexo muy frío. Y gente de diversa edad y condición. Y muchas anécdotas. Casi para llenar de ellas un libro. Y cuando salía escopetado y muchas veces con las pelis a medio terminar, miraba siempre asustado y con sensación de culpa. Aquello era el pecado. Y un día me percaté de que mientras yo miraba a los protas hacer de las suyas, ellos se lo pasaban bomba. Y que la sexualidad debía ser presencial como se dice ahora, y dejarle las fantasías a Walt Disney. O meterse en un puticlub en un día de fuerte viento de poniente.
Volviendo al cine. Sí. 2020. Año de ahora. No, como aquellos años analógicos y hasta casposos de los setenta. Cincuenta años de aquello, una sociedad más que distinta, una sexualidad aparentemente menos reprimida, y muchas más facilidades que ir a un cine a hacer esquivosos  juegos de manos a la penumbra.
Social. Fue la segunda idea que me vino y que ahora lanzo. Ese cine casi anónimo aún cumplía ciertas funciones. Hay mucha gente mayor en España. Hay mucha soledad. El día a día se convierte en un reto para muchas personas, y existen unas brechas tan bestiales como evidentes.
Hay gente que se ha quedado atrás, que pasa hambre sexual, o que sencillamente el paso del tiempo y de sus circunstancias particulares había llevado a algunos a volver o a no moverse de los años setenta u ochenta. Y me pareció todo tremendamente rico y literario. Ese cine podría esconder una reunión de mandatarios de postín, de negocios, o un encuentro furtivo de gays sin recursos, o de gente disipada de vergüenza y mostrando el imperio del deseo.
En otras palabras: que hay gente así. Como el barrio chino. Como cosas atemporales y desgraciadas. Gente. Sí. No gentuza. Personas a las que un tremendo vacío y aburrimiento personal, este plan les venía oportuno y aliviador.
Esto era sedación y fantasía necesaria. A falta de pan, buenas y hasta suculentas habían de ser y son las tortas. Sí. Por mi parte ninguna consideración moralista. Es un mundo que está lleno de gente que precisa lo que precisa y punto. Como cuando vas a esos más que humildes rastros en los que siempre está toda la vida y todos nuestros defectos y virtudes.
Y este cine porno me pareció respetuoso. Sin ruidos, sin alharacas, discretote y sin pretensiones ni oropeles. No es tan triste la verdad, que lo que no tiene es remedio. Lo que pasa es que parece contrastar con esas personas que parecen en el desahogo en todos los sentidos o en la apariencia de gente bien.
También en 2020 está la brecha que nos lleva al 1980 o por ahí. Dentro de este presente de estética y de ruido de tendencias y de postmodernidades, está la otra España que también existe y está. Ese local cinéfilo me pareció apasionante desde un punto de vista sociológico, económico, y no digamos literario. 
Todo un filón de contrastes. Sí. España y mi ciudad han cambiado. Pero hay minorías potentes que te parecen cuando las ves, imposibles e inesperadas. Pero estas gentes están ahí. Y no se meten con nadie, y se resignan y tal.
-Y TRATAN DE DARSE COLOR-

sábado, 4 de enero de 2020

¡QUE VIENEN LOS REYES ROJOS!




"¡Oh! Esto ya va. Salvo milagro. El "coletas", Pedro Sánchez  y los catalanes. Tenía que ser el diabólico "coletas" y todos sus perroflautas. Y además en plenas navidades con langostinos, regalos y turrón. ¡Ah, España! ..."

Se viven momentos intensos. La derecha, clama. Los de VOX, braman. Una parte de este país,-la de los que les va bien-, están en el cabreo malencarado.
Sí. El "coletas" mandó a la Censura a Rajoy, y hubo elecciones. Y más elecciones, y más elecciones. Pero el Psoe no logró la holgura eufórica y Podemos volvió a demostrar su suelo fuerte, mientras Ciudadanos se desmoronaba de modo estrepitoso.
El Psoe, no es la izquierda. Ni socialistas, ni obreros, ni nada de eso. Centristas y un pelín de izquierdas. Y Pedro Sánchez decidió meditar tras las ultimísimas elecciones. Tenía tres opciones. La primera, era irse a su casa. La segunda era pactar con la derecha tradicional y decepcionar a muchos de los suyos. Y la tercera, era tratar de permanecer, uniéndose a gente que no le hace gracia pero que se constituyen en necesarios elementos numéricos para volver a reinar en La Moncloa.
Queriendo o sin querer, Pedro le ha echado decisión. Va a dejarse de hegemonías y fardadas, ha decidido hacer con Unidos Podemos la primera Coalición de la Democracia española, y ha llamado a todos los sectores y ángulos a su despacho.
La gran cuestión política y ahora judicializada por todos los sitios, es Cataluña. Muchos de sus líderes están en la cárcel o en el exilio. Han habido marchas independentistas y de malhumor, las cuales han acabado con disturbios, zozobras y todo el desaliento. Y cuando hay conflicto, no se ha inventado nada mejor que reunirse alrededor de una mesa y ponerse a dialogar y negociar. Porque siempre hay que escuchar a las dos partes.
ETA, ya no existe. Existe una línea moderada que representa el PNV, y un movimiento más abertzale que lidera el ex etarra Otegi. Que por cierto en su tierra es un héroe. Afortunadamente, en Euzkadi la violencia se fue.
¡El caos catalán y judicializado! ERC pugnando por sus aspiraciones, pero decantándose hacia lo social y republicano. Junts Per Cat, son la línea dura tras las detenciones de los líderes y del exilio en el que también están. Ahí se necesita el oxígeno político más que a un asmático por genes. Todos los paños calientes y cesiones y paliativos para serenar la triste cuestión.
Como se ve, hay mucho trabajo. Mucha faena pendiente. España es un país plural y complicado, mucho, y no necesita predicadores de odio sino de valentía y además, de pragmatismo y consecuencia.
Podemos, lo sabe. Pablo Iglesias sabe que tiene un trabajo social descomunal por delante. Necesitamos otra España que arree menos y que comprenda con más alcance las diferencias. Ahí, Pedro Sánchez ha tenido fortuna. Porque sus socios no van con complejos y les van a ayudar.
España necesita muchos cambios y que la gente que menos tiene sufra menos. España precisa paz para ser grande y para poder acometer todos los retos. Vacunar en la educación antiodio, y poder volver a sonreír y esta vez de verdad.
Porque desde la Transición con Suárez hasta ahora en 2020, la caspa ha ralentizado demasiado la justeza de las cosas, pero nunca es tarde para lograr la gran remontada del cambio real y de la rectificación saludable y democrática.
Creo que es lo mejor para este país. Que todo el mundo quepa más y mejor, y que los valores neoliberales encuentren un buen guardián de seguridad que los censure y haga lo posible por controlarlos. Es todo un reto más que necesario. Con el "coletas", con la Coalición, con el pasar página, con la reconciliación con Cataluña, y con los mejores propósitos. Ya que estamos en estas señaladas fechas.
-PROSPERIDAD-

miércoles, 1 de enero de 2020

- NADA SE DETIENE -




Nunca. La vida jamás hace eso. Y nada se detiene y todo sigue hacia adelante inexorable; casi mágicamente. En este primer día de un nuevo año, sucede exactamente esta idea de movilidad. Todo es el futuro.
A mí, no es que me gusten estas fiestas que aquí en España acabarán allá por el 7 de Enero con la vuelta de los niños al cole. Lo que sucede es que mi familia siempre ha sido muy reducida por avatares del destino, una cierta orfandad es mi característica, y no se dan las condiciones para que yo disfrute de esa familia y de esos afectos próximos.
Pero hace ya tiempo que me lo tomé con filosofía. Estas fiestas son muy cucas para la nostalgia y para los deseos de un pasado que no sirve para nada. Yo utilizo aún los calendarios tradicionales, en los cuales voy anotando las fechas y compromisos, y luego las realzo con fosforescente para que no se me olviden.
Aunque mi vida no es ni será precisamente un camino de rosas, yo no pierdo la ilusión. Estoy en una etapa de transición y de reflexión en mi vida. Seguiré escribiendo hasta que muera, me encanta la música, la aventura de los viajes, el deporte, espero que ya me toque operarme de la rodilla a lo largo de este 2020 y pueda caminar sin cojera ni dolor. Confío mucho en la positividad y he de ser optimista siempre. Me planteo la vida como un reto. Casi como una aventura. De hecho, mi historia nunca ha sido convencional. De modo que ya estoy acostumbrado a las heterodoxias.
Me encantan las plantas y laborar sobre ellas. Tienen un no sé qué, que me relaja. Representan a los seres vivos que siempre crecen y están ahí. La vida. Como la mía. Mi vida será humilde, y me la sigo planteando como una gran oportunidad y como una escuela. Me gusta ir a ver películas y analizar su esencia, asistir a conferencias relacionadas con el ser humano, con la creatividad, la política, la cultura o la actualidad.
Siento deseos hacia muchas cosas. Me baila por la barriga ir en temporada baja a visitar lugares de España emblemáticos y necesarios. Hace tiempo que se despertó en mí ese sueño y ahí permanece. Haré escapadas cortas. He redescubierto el juego del dominó, y me encanta jugar aunque soy malo y pierdo casi siempre. Me apasiona la política y me gustará ver en España un Gobierno que realmente proteja a quienes más lo precisamos. Por eso voto a Podemos y estoy seguro de que son el futuro y que a nadie van a decepcionar. Necesitamos un cambio, una paz, una esperanza, un diálogo y un país más abierto.
El lugar, la casa en donde vivo y nací, ya no es para mí. Tiene como suena 120 años y con bien pocas reformas. He nacido aquí y será duro irse, pero no me queda otro remedio. Habrá que dejarse de nostalgias. Mi barrio ya no existe y solo son familiares las fachadas de los edificios y de las calles entrañables de mi vida. Pero la gente hace ya décadas que se fue de aquí. No hay ascensores en estas unidades constructivas, y a partir de cierta edad no es aconsejable ni recomendable vivir en donde vivo. Todo será un lugar más de Valencia destinado a cosa turística. Todos los obreros están por todas partes remozando y actualizando en lo posible los viejos edificios. Pero ya solo podrán vivir turistas y jóvenes.
Espero pues, pronto, tener la oportunidad de encontrar un lugar adecuado para que yo pueda vivir con un poco de más confort. Antes de ir a la residencia, tengo que intentarlo. Y así vivir unos quince o veinte años en un lugar razonable y adecuado a mis características. Lucharé por ello. No queda otra. Aún tengo 59 años.
El 2020 no me lo planteo con mayores novedades y expectativas. Hace ya mucho tiempo que trato de ser realista. Pero intentaré y lograré disfrutar de las pequeñas cosas que la vida me propondrá y que yo buscaré. Ahora, mi presente es una renuncia, pero también un poner los pies bien en el suelo.
Y, sobre todo, no me quito de la cabeza la idea del verbo aprender. No pienso caerme nunca de ese caballo de referencia. No pude vivir en su día, y ahora pago las consecuencias. Pero no me refugio ni en el llanto ni en la nostalgia de lo que no pudo ser.
-VIVO EL MOMENTO-