Estrenarnos. Día 1 de Enero de 2012. Traje nuevo, corazón constante, vida renovada. Exactamente, vida. Sí. Esa es la gran noticia en el Año Nuevo. La vida. Estamos en la vida. Estamos teniendo la enorme suerte de continuar en el río imparable del acontecer cotidiano. Tengo suerte de continuar en el río imparable del acontecer cotidiano. Tengo suerte de seguir y de estar vivo.
Los pájaros cantan alegría, ajenos a lo que parece dictar el nuevo almanaque. Sí. Los ríos llevan el agua de la vida por donde solían, y el sol no es nuevo. Es el sol del siempre, lleno de luz y de calor. Es el sol de Cronos y del transcurrir; la parte brillante y necesaria de nuestro corazón.
Nos ha dado por celebrar el solsticio de invierno, pero solo es una excusa de efectos especiales. La camisa es fabricada y novedosa, pero nosotros somos los de ayer y los de siempre, y aceptamos el paso del tiempo inevitable, poniéndole un nuevo olor a tomillo a nuestra personalidad y a nuestra naturalidad.
¡Oh, lo nuevo! Lo renovado o imparable. La sorpresa nueva, que es la vida, nos propone el placer de caminar sobre nuestros pies desnudos por la playa de la libertad. Seychelles sin salir de casa, sueño deseado y en la imaginación. Amor imparable que nos deja compartir el goce, unidos y en el placer de adultos, capaces de sentir el sueño verificable de nuestra realidad.
Viena, la marcha Radeztky, el habla de un Papa, el bostezo de un nuevo niño que se levanta y juega con un divertimento inesperado, y un zumo de naranja reparador alivia tu resaca de Nochevieja, mientras los atléticos trampolines del esquí de Garsmich se disponen a entrar en acción.
Enero. Nuevo año internacional y mundial. Órbita terrestre de giro completada, y más que muchas cosas más que sucederán.
Voy a cantar, voy a correr, voy a seguir, voy a luchar, voy a marcarte mi personalidad en tus labios, y vas a ponerme tu carmín de mujer eterna en el medio de mi espalda, estrella soñada.
Mujer hermosa de año nuevo y de calendario de exhuberancia y de camión. Belleza de cine y brillo de celofán, resaca de comer y de uvas doce, campanadas de placer durante cerca de trescientos setenta días con sus noches.
Voy a estar contigo. Año nuevo, vida nueva. Un pequeño trocito de pausa, para seguir hacia adelante con el impulso deseado de mi libertad. Sí. Te voy a seguir amando, viendo contigo la película tranquila que sabemos, comiendo frutos secos de la palma de tu mano enamorada, y admirando esas maravillosas medias rojas y negras que has decidido ponerte hoy.
Sí, vida. Vida de hombre, de mujer, de son cubano, de canto de cóndor andino, de clímax de amor consentido, de suceder inesperado y hasta de cuento de hadas. Sí, amiga y amigo que lees. No te detengas apenas. Ve a tu ritmo y a tu placer. ¡Sigue! Ahí tienes el camino. Disfrútalo, experiméntalo, valóralo, decide en conciencia lo que más te gusta, y date un beso a tí mism@.
-Y BIEN FUERTE-
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