Tengo fe. Mucha. Mucha fe en mí mismo. Hace mucho tiempo que me importó un sano bledo lo que de mí pensaran. Mi obligación es continuar, luchar, seguir, nunca rendirme a mis actuales recursos personales. Voy a lograr muchos más.
Sí. Romperé barreras y prejuicios, sambenitos y apriorismos, altanerías o indiferencias , desconsideraciones o descalificaciones. Sigo vivo y caminando, buscando un ángulo más certero de mí. Y en ése camino duro, personal y necesario, no voy a eludir ni la más mínima responsabilidad.
Muy pronto saldrá otro yo de mí que otros ya no esperan. Estoy más convencido de éso, que de mi nombre. Estoy todavía por salir a la verdadera superficie de mí. Y en este paso de mi desierto personal e ineludible, voy a tener que pechar con situaciones casi kafkianas. Y ése, exactamente, es el reto.
Voy a nadar, a caminar de nuevo, a coger ese tren asustador de mis sueños, y voy a encomendarme al santo destino. Voy a saltar y a seguir, a vivir y a soñar, y nadie me va a toser en el camino de mi vida del crecer.
Por mí que voy a continuar. Sí. Por mi dignidad, por la talla necesaria de mi libertad imparable, y por el bien de tod@s aquellas y aquellos que ya me van conociendo y queriendo. Inercia mía.
Voy a coger mi guitarra y a hacer que mi música suene abierta y franca, notable y mía, real como un manantial al mediodía, y verde como el color de las hojas de un árbol que se alimenta de un universal y fresco manantial.
Voy a ser, más yo. Mucho más. Todo el más evolutivo y paulatino que surja en mí. Sí. Hace mucho tiempo que me lo prometí a mí mismo. Que lucharía, y que sería finalmente otro yo. Cronos lo sabe.
Sacaré el látigo de mi libertad, le daré patadas a mi rubor, y construiré un lazo de afecto autoprotector que me saldrá de mi corazón. Voy a hacer amor y besos, mimos y rigor, magia creíble, y piropos a un viento con olor a oxígeno de pino.
Seré mar y montaña, libertad y nomadismo, esfuerzo y sudor, amor y labor, ternura y acción, policía y ladrón, yin y yang, errante y sedentario, contradictorio con ideas claras, predecible e inesperado a un tiempo.
Coseré todas las facetas de mí, y trazaré desde ellas mi camino nuevo. Y con esos zapatos nuevos de deseo renovador, patearé el paisaje de mi mundo hasta que me salgan llagas de vitalidad en mis pies felices.
Y no me parará ningún pressing ni ninguna duda. Sí. Soñaré que las cosas son más posibles, que el verdadero camino se bifurca en mil direcciones enriquecedoras, desde las que se puede volver al coche de mí y de mi punto inicial de la verdad propia y desnuda.
Creceré, superaré contrarios y avatares, no habrá dolor ni cansancio, extraeré fuerzas de mi flaqueza, y unos versos acompañarán al zurrón de mi sonrisa en magia. Yo, caminaré. Tú, me seguirás si quieres, y quizás juntos construyamos todo un amor real. Pero, antes, seré yo quien prenda esa luz amorosa sobre mí mismo, y purifique todas mis inseguridades. Y, en ése momento, sabrás María que ya puedes quererme.
- ¡ADELANTE! -
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