jueves, 8 de diciembre de 2011

- A PROPÓSITO DE "URTÁIN" -



Franquismo. España. Dictadura. Años de mi niñez. Euzkadi, o País Vasco. Los míticos levantadores de piedras. Los hercúleos "morroskos". La tradición de la fuerza física de  los hombres y de las mujeres del norte de mi país.
Los ojeadores del boxeo buscaban un mito blanco, que al menos fuese patrio y europeo. En el norte, había mucha afición al deporte de las doce cuerdas. Y allí le hallaron los ojeadores de este negocio.
Se llamaba José Manuel Ibar, y era un maravilloso y potente levantador de piedras   de  un pueblo llamado Cestona. Le comieron la cabeza diciéndole, que si se hacía boxeador, entonces ganaría dinero y podría llevar una vida holgada, de fama, y labrarse un sólido porvenir.
José Manuel Ibar, alias "Urtáin", dudó mucho. Meditó largamente. Él, era alto y potente, pero no era boxeador. El boxeo también era reflejos, y agilidad, y ciencia de astucia. Además, éso de viajar por ahí y tal... Él, era de pueblo, amaba las cosas cercanas, y ese paso le iba   a costar bastante darlo.
Hasta que finalmente, lo dió. En mi país, el boxeo era por aquellos tiempos una gran pasión. Seguramente y tras el fútbol y los toros, era la cosa que más nos llamaba la atención    y  la  pasión. Y teníamos, ídolos en todos los pesos. Pero nos faltaba un bestia parda. Un gigante de los pesos pesados. "Urtáin", quizás podría ser nuestro ídolo "terminator", siguiendo la estela del gran, mítico y también vasco Paulino Uzcudun.
"Urtáin" saltó al ring. Como buen peso pesado, era lento. Y además, pobre    de    recursos  técnicos. Pero, tenía una gran fortaleza y una descomunal pegada. Comenzaba el ascenso del mito. Uno tras otro, y en España, sus rivales caían como sacos a causa de sus tremendos puñetazos.
Sí. La fuerza de sus puños logró llevarle a ser campeón de España, y a tener delante al alemán Peter Weiland en el combate por el título de Europa de los grandes pesos. Caía Weiland a la lona, y "Urtáin" llenaba todas las portadas de los periódicos. Uzcudun ya tenía sucesor   en "Urtáin" ¡El "morrosko" de Cestona, campeón de Europa! ...
"Urtáin" comenzó a engordar y a encontrar rivales muy duros. Perdió y recuperó su cetro en una ocasión más, pero la vida, la edad y la realidad, no perdonaron.  El mito, caía a trozos. José Manuel Ibar, dejaba el boxeo. Las mujeres le adoraban, y la ambición del triunfo   le estremecía y le embrujaba. Y su teléfono dejó de sonarle al chico del caserío, la fama cedió, y solo sus verdaderos amigos de corazón le daban verdaderas palmaditas en el espíritu.
En vano. A pesar de que trató de seguir, los negocios le jugaron bisoñas y malas pasadas, y necesitaba el dinero. El amor, el glamour, el lujo y las mujeres, también eran el dinero.
Hasta que un día, a "Urtáin" le pudo ese golpe de jab al hígado de la desesperación. Y se lanzó al vacío. Se rindió. Murió en el acto, y su muerte le trajo de nuevo fugazmente a la actualidad. En estos días, y en España, una compañía teatral repasa su peripecia trágica y vital. ¡Pobre "Urtáin"!
-Y YO RECUERDO CÓMO MI PADRE VIBRABA CON LOS GOLPES DEL MITO-

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