viernes, 2 de diciembre de 2011

- SU OTRO YO -



James Calster era un triunfador. Un súper ejecutivo de una multinacional de la telefonía. Un tipo con prestigio y posición. Y, muy influyente y popular. Impecable, admirado, y    hasta  envidiado por las almas puntillosas. Felizmente casado con una mujer culta y bella, la cual estaba embarazada de cuatro meses. ¡Oh, el primer hijo de James Calster!...
Hasta que un día, se dió cuenta de que la gente que vivía en su urbanización de lujo,empezaba a mirarle con una cierta ironía hilarante o quizás burlesca. Calster, estuvo     tentado    de  preguntarles a sus vecinos el porqué de aquella extraña, por sorprendente, mirada ajena.
Finalmente, James Calster fue comprendiendo. A escasos metros de su casa lujosa,    había  instalado sus cartones de mendigo, y aprovechando una estratégica rinconada, un hombre que se le parecía demasiado. Sí.
No es que se le pareciese demasiado, sino que era clavado a él. Sus mismos ojos, idéntico cabello rojizo, parecida estatura, y su misma sonrisa. De modo que, por curiosidad, Calster se le acercó.
Su otro yo, no pudo verle de inmediato. Había sacado una armónica, y entonaba una dulce a la par que potente melodía, mientras que daba las gracias a las personas que se apiadaban de él y que le tiraban alguna que otra moneda. Bien pocas ...
Calster, se quedó petrificado. Pensó igualmente, en que si la gente les veía a los dos, podrían establecer algún tipo de juicio sobre ambos. Inevitable, sin duda.
El otro yo de Calster, le miró finalmente, y le invitó a que igualmente le echara unas monedas. Como a los demás. Los vecinos, comenzaron a sonreír, e incluso a alguno se le escapó alguna sonora risa. El súper poderoso James Calster, tenía un llamativo borrón en su currículum personal. ¿Y ahora? ...
James Calster subió a su casa y se encerró en su habitación. Desde la ventana de su casa podía escucharse la música de la armónica de su hermano Roger. Sí. Era su único hermano. Con su mismo apellido: Roger Calster. Hacía mil años que no se veían. Y la comunicación mutua, se había perdido desde la primera juventud de ambos. Roger, era dos años mayor que James. La ruptura, se había cronificado a causa de una mujer cortejada por ambos hermanos. Precisamente, dicha mujer, estaba casada con el triunfador James.
Margret,-que así se llamaba-, instó a su marido a que bajara y hablara con su hermano. Pero James se negó inicialmente. Hasta que, al ver que no se movía de allí y dos días después, James se acercó a su derrotado hermano Roger Calster. Y le dijo:
- Si te vas de aquí, te doy doscientos mil dólares, Roger ...
- Veo que me recuerdas, James. ¿Hacen trescientos mil, hermanito?, ¿tu mujer sigue bien? Je, je, je, je ...
- ¡Toma medio millón! Y a mi mujer no la nombres, ¿okey? ...
El hombre derrotado, cogió el dinero. Y nunca más, volvió por allí. Desde el más allá, Jane, la madre de ambos, lloraba desconsoladamente.
-MAS NUNCA SE LA OYÓ-

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