viernes, 10 de febrero de 2012

- MAMÁ WOODS -



¡Oh, Mamá Woods! La Lousiana. El Sur de los Estados Unidos. Mucha gente buena está llorando por la incomparable y única Mamá Woods. Es la madre de mucha gente. Biológicos y no biológicos sus hijos. Ella es el amor de una de las barriadas más importantes y bellas de Nueva Orleáns.
Negra y grande, vieja y eterna, sanadora y santa, solidaria, alegre y bailona. ¡Oh, Mamá Woods! Dicen que ahora está enferma de tristeza y que se mueve. Sí. La Lousiana está llorando a la señora Woods.
Pero no, James Sand. ¿Quién es James Sand? Un hijo del amor de Mamá Woods. Nadie osa detenerle. Es imposible. James penetra en el lar, raudo y decidido. Una idea le lleva: aún no es el momento para que muera Mamá.
Abre James puertas y ventanas, y el aire vuelve renovado al lugar. Todo el mundo, le mira con convicción y orgullo. Sabe de la magia de la mujer y de sus gustos. Se acerca al tocadiscos y le pone una canción godspell, e interpretada por la gran Aretha Franklin. Mamá Woods mueve sus ojos casi ciegos, entre sorprendida y grata. Le gusta esa canción. Sus pies, quieren moverse de nuevo a ritmo del espiritual son, y su voz tenue emite como de sorpresa un hilo suave de canción. Sí. Mamá Woods parece recuperarse. ¡Oh, Mamá!
James, el mulato James, lo intuye y sigue su quehacer. Llega al balcón de la casa de Mamá Woods y no le gusta lo que ve. Ahí hay labor. Y, manos a la obra que se pone el bueno de James Sand. Respetado y fuerte varón.
Huele a luto y a descuido. Mal hecho. Aún está ahí la vida. James, lucha con esa vida. Y coge las flores rotas y picoteadas por las gaviotas y los gusanos, y las corta y desecha. Asimismo libera James los tallos que crecen torcidos y sin fuerza, rompe los creceres desordenados y sin vigor, e iguala los tiestos. Aparecen pequeñas flores de colores, escondidas entre el descuido de aquel enorme balcón. Oh, sorpresa ...
La belleza de las plantas, devuelve la fortaleza, la belleza y la energía de la dignidad, a aquella casa de la Lousiana. James Sand ayuda con toda su fuerza de esotérico poderoso africano a que Mamá Woods recupere la vitalidad. Sabe que puede.
Y finalmente, la gente desea exteriorizar un aplauso agradecido. Pero James lo impide. Mamá Woods está de nuevo, alegre. Y desea profundamente volver a cantar. Los médicos están   soprendidos. Pero James, menos. El amor le ha servido de muleta a la gran Mamá Woods. James solo ha canalizado el amor. Ahí anda Mamá Woods cantando "My lord what a morning".
- ¡CREÉDLO! -

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