Los españoles han salido a la calle. Han protestado con todas sus fuerzas. Por unas horas, han podido ser ciudadanos libres. Han dicho y gritado, lo que sienten y lo que les preocupa. En todas las capitales españolas, se ha oído un sonoro rechazo a las políticas económicas de recortes sociales del Presidente Mariano Rajoy y del Partido Popular.
No. España no quiere ser una sociedad de mercado. España, sigue apostando culturalmente, por derechos, por conquistas sociales, y por reivindicaciones posibles. Hemos sido criados y creados dentro del marco o juego de lo social, y no vamos fácilmente a bajarnos del burro de esta idea.
La nueva idea, tiene que ver con el Mercado y con el modelo norteamericano de la Globalización. Mirad, a un estadounidense le importa en general un pito la idea de lo social o de lo común. Están hechos al individualismo calvinista, y a entender su modelo de funcionar, como más o menos llevadero o soportable.
Pero aquí, no. En Europa y en España, tenemos una forma muy distinta y más humana de ver las cosas. Creemos en los derechos sociales, nos hemos dejado durante décadas la piel en el logro de dichos derechos, y de repente nos quedamos con la boca abierta de estupor ante unos recortes o ausencia de sociales derechos, generándose por tanto ideas y sensaciones de indignación y del más profundo de los rechazos.
No queremos que el mundo sea un mercado, porque si así se hace, las personas con menos recursos y privilegios, acabarán en la desesperación y en la miseria. Habría que decirle a Rajoy, que si el juego social es posible, tiene ahí cerca de séis millones de parados a los que arreglarles su situación. ¿Se puede hacer, señor Rajoy? Creo que debe imponerse la sinceridad. Si se puede, se puede. Y si no se puede, hay que tener la gallardía de decirlo.
Hoy, entre las grandes manifestaciones de España, habían gentes que no se sentían siquiera en la democracia representativa. Sí. Lo habréis adivinado. Me refiero a los integrantes del Movimiento 15-M. Ya sabéis: el de la "Spanish Revolution".
Esta gente, lanzaba su grito sincero, claro y escalofriante. Y ese grito era también para los Sindicatos: "¡Que no nos representan!"... Duras palabras, llenas de decepción y de espontánea verdad.
Así han transcurrido las protestas españolas. Los que no creen en las medidas pero aceptan las reglas del juego, y los que no ven en las instituciones la menor representatividad. Pero lo mejor del día ha sido que la gente se ha echado a la calle, y ha dicho lo que le ha dado la gana. Y, sobre todo, que tienen derecho a tener futuro.
Se habla de la primera gran Huelga General que deberá pronto soportar Mariano Rajoy en breve. De no cambiar las cosas, la conflictividad social no ha hecho sino comenzar.
-EL CHOQUE DE MODELOS, ESTÁ SERVIDO-
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