Había algunas dudas acerca del hombre más rápido que ha parido la raza humana. Nuestro hijo del viento actual, tenía en su jamaicano compratiota Yohan Blake a su principal inquietud. Jamaica es la gran fiesta de la velocidad.
Usain Bolt nos relajó bastante antes del comienzo de la prueba. Nuestro maravilloso y carismático irresponsable, sonreía y hacía bromas mientras calentaba sus músculos imbatibles e imperiales.
Sí. Bolt le decía al mundo que había que estar muy tranquilitos y esas cosas, y que no nos preocupáramos demasiado aunque fuese a correr con siete endemoniados, y capaces de bajar todos sin despeinarse apenas de los diez segundos. Un instante, una fugacidad, un sueño posible ...
Los niños. Los niños quieren correr. Nada de ritmos. A toda mecha. Sí. Los niños son lógicos y naturales, y les encanta jugar a correr, suben las endorfinas, te socializas tú solo, llegas antes a los sitios, y suples a la bici, a la moto o al automóvil.
Londres miraba con deseo de niño al gran Usain Bolt. El mejor. El loco. El heterodoxo e hiperactivo, simpático y extrovertido. Uno de los últimos grandes salvajes, cuya foto vale más que un editorial del Finantial Times. Sí. Londres había llenado hasta los topes el estadio del atletismo. Sabían que los Juegos estaban ahora en los tacos de salida del cien liso, y que la llama olímpica se ponía solemne, melosa, y acariciaba a los ocho morenos eléctricos que pueden hacer soñar a todos, y paralizar el periodismo general. Nueve segundos larguitos son capaces de hermanarnos y de volar con alegría hacia toda la cuna de nuestra niñez. ¿Verdad que todos nos acordábamos de cuando éramos pequeños, corríamos, y nuestra madre nos decía que tuviésemos cuidado con la ropa? ...
Pistoletazo de salida. Bolt estaba ganando la carrera antes de empezarla. Se atrancó algo al salir dado que es alto, pero en cuanto se puso de pie ya no pensó en sus rivales: medalla de oro, y 9,63 segundos. El siguiente en pasar por meta fue su joven paisano Blake, y el tercero el americano Gatlin. Todos los finalistas bajaron de los diez segundos, salvo el lesionado Asafa Powell.
Correr hoy en diez segundos es una mierda si quieres ganar. O lo haces en menos de diez, o serás siempre un triste mediocre. Todo en su sitio. Bolt ganó de calle, y comenzó el show. ¡A disfrutar! Éso, le pasa a las personas que están realmente contentas y felices, y a los que no pueden fingir.
Nuestro Usain, sigue sano y carismático. Londres y el mundo le ha visto. Han venido de muchos lugares del Globo para ver al rey del atletismo actual. Han pagado la entrada, y están más que satisfechos por la inversión. Un joven de Jamaica nos ha hecho de nuevo ser libres y felices. Nos hemos acordado de la samba futbolística de la samba de Brazil de antaño, y hasta de la selección española de Del Bosque y el tiki-taka. Más alegría ...
Usain Bolt ha bailado, ha charlado, cantado, vibrado, sentido, y contagiado a un mundo infeliz con sus zancadas mágicas. El atletismo es muy grande con tipos así.
-ERES FANTÁSTICO-
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