sábado, 25 de marzo de 2023

- LUIS VERSÓN, HOMBRE DE MUNDO. -



Luis Versón heredó tierras. Y sus padres le pagaron los estudios. Pero no fue una buena decisión. A Luis no le gustaba estudiar. Lo que descubría en aquellos tiempos holgados de su infancia, es que necesitaba unos referentes prácticos que le permitieran salir de su vida rutinaria e insoportable. Quería ser otro. Debía serlo. Debía intentarlo.

Y buscó mundo. E hizo la mili Luis Versón en el Sáhara, cuando aquel territorio estaba colonizado por España. Luis era fuerte, soldado, atleta intrépido, culo de mal asiento, laborioso y amante del mejor vivir.

Finalmente, Versón halló su cátedra. Probó en una multinacional de los coches, y se convirtió a ese capitalismo que está entre la secta, el éxito y el verdadero Poder. En aquella gigantesca empresa, adquirió sus señas de identidad y su auténtico modo de sentir. En la súper empresa encontró a magos, a soldados de despacho y ordenador, a genios de la venta y de la estrategia, y pudo alcanzar nuevos sueños.

Sí. Luis Versón se subió a su primer cochazo, ya nunca más se quitó la corbata de distinción, y su machismo le condujo a una idea de la mujer complementaria, agradable, pero nunca definitiva. Se casó tres veces. Fracasó en las dos primeras intentonas, y parece haber encontrado la estabilidad en su veterana pero todavía hermosa esposa actual.

Versón le dio siempre a la caza. Sí. Le gusta el fútbol, y el boxeo, y será siempre un hombre informado de la actualidad, pero la caza fue y ha sido una de sus mayores pasiones. La ceremonia de la caza en el monte, puso a prueba sus excelentes condiciones físicas. ¡Oh, disparar! ... Hacer diana en una animal grande, fue una sensación que siempre elevó su autoestima y adrenalina. Y me dice:

- "¿Sabes una cosa? ..."

- "Di ..."

- "Le dices guapa a una mujer, y te puede meter en la cárcel. ¿Será posible? Ja,ja,ja,ja ..."

Luis Versón es contenido. Lo que siempre le han gustado han sido sus correrías con sus amigotes capaces de sorprenderle. Siempre la aventura. Siempre, su vida ...

Está Versón completamente en contra de la Democracia, y especialmente de la ideología de izquierdas. Pone a caldo a todos los políticos. Les considera unos listos y aprovechados de las coyunturas, los cuales solo buscan el voto. Y nada más que el voto.

A Luis Versón le gustan Extremadura y Andalucía. Y los caballos, y las casas y cortijos enormes y blancos. Y también sabe que ya está bastante mayor, y que el hecho de que María esté a su lado, es más que importante.

Por eso Luis no parece enfadarse nunca. Si ve que piensas todo lo contrario a lo que piensa él, te mira con ironía y después guarda cínico silencio. No se ve con fuerzas para levantar su voz y poner sus puntos sobre sus íes.

Ha llegado el momento de recoger velas y de evitar disgustos. Es el tiempo de su jubileo y de su salud. De vivir intensamente más que nunca, y de dedicarse a laborar árboles de sus campos, que es uno de sus hobbies.

Y ante mi sorpresa de verle rural y paletillo, Versón me propone regalarme pequeñas y sabrosas naranjas navelinas que son más dulces que el azúcar aunque su tamaño sea pequeño y el producto ya no sea comercializable.

Pero a Versón le gusta ir de generoso y magnánimo. Y me regala algunos kilos de dichas dulces naranjas. Como si le gustara pagar fantas. Yo, se lo agradezco, y más en los tiempos que corren de tanta precariedad, los cuales a él no le afectan.

Tiene la autoestima por las nubes, y como roza la senectud, aprecia el palique y el ambiente relajado a la par que intenso. Y juega al dominó vibrando como un chaval, llamando nena a su atractiva mujer, haciendo que es un detallista caballero, y de que su experiencia en el juego de conocer mundo pueda conseguir que ya nada de lo que suceda le pueda sorprender. Le veo muy relajado en sí mismo.

-AUNQUE SEA NERVIOSO-
 

viernes, 17 de marzo de 2023

- LA LLAMADA. -



La llamada telefónica fue inesperada, agradecida, sentida y gris. Sinceramente, no la esperaba. Hacía demasiado tiempo que no la esperaba.

Esa es la palabra: tiempo. Tiempo, tiempos y contextos. Realidades menores y mías. Tiempos de nostalgias y de apegos. Tiempos de relaciones de desesperación. Tiempos necesitados. Tiempos que nunca debieron existir. Pero que existieron ...

La voz que  hablaba al otra lado del móvil, era la de la misma persona con la que yo había contactado hacía ya más de quince años. La voz de Magda, la voz de una mujer con muchos problemas y con una inteligencia práctica. La voz de una persona que había sido feliz hasta que un derrame cerebral partió su vida. Porque Magda era contundente, iba al volante de su vehículo mucho antes de cumplir veintitrés años, supo de todos los trajines de la Banca en donde trabajaba, y al quedarse ciega a causa del derrame cerebral vio como su marido Paco se cagaba en los pantalones y se hacía a un lado y le acababa pidiendo el divorcio.

La ceguera de Magda es un mal no resuelto. Ni por psiquiatras ni psicólogos. Ahora solo trata de sobrevivir. Yo la recuerdo siempre, rara. Cambiaba de domicilio como de vestido. Es como si huyese una y otra vez de sí misma y de su mundo y realidad.

Magda tiene una voz educada, fría y atractiva. La vi físicamente por vez primera, acompañada de su perro lazarillo ante una cita que acordamos previamente. Aquello fue triste, de fantasía absurda, de deseo, de novedad y también de patrimonio personal.

Fue la primera vez que yo tomaba el metro de mi ciudad. Aquel sitio del subsuelo que es el metro, me pareció una suerte del film Matrix, lleno de cosas rápidas, inmediatas, desorientadas, ruidosas, y copadas por el mundo de los jóvenes. Porque el metro es una cosa de los jóvenes. De hoy.

Pero por aquel entonces, mi hoy era desubicado y hasta juguetón. Sin una referencia clara, o como una aventura sin mayor pretensión que la novedad o pulsarme a mí mismo el estado de mi ser y de mi tiempo.

Pasaron muy pocas cosas en estos diecisiete años que conozco a Magda. Solo sé que me llama para recordarme que aunque pasa un siglo sin sus noticias, ella sigue ahí. Y se lo agradezco.

Una vez sin su ex, Magda se puso a juguetear con hombres para joder a su paco. Lo ponía verde, e hijo de puta era el apelativo más suave que me decía que era. Ahora, no parecen haber cambiado mucho las cosas. La llamada del otro día parecía tener un guión similar.

- "¿Sabes? Mi hija es una malnacida ... Ahora resulta que no me quiere traer a mis nietos y ..."

- "Vaya ..."

Siempre me contó Magda que su hija tendía a decantarse por su ex. Que, son tal para cual. Y mucho odio de hilo musical. Con su hijo tampoco se llevaba del todo bien.

Sí. La llamada fue en el fondo una creación mía al darle continuidad a los afectos desesperados. Ahora ya le tengo aprecio a Magda, y todo he de matizarlo. Para mi rigor.

Lo que pasa es que la llamada es gris. Nunca lleva alegría. Hasta la risa o sonrisa de Magda tiene el regusto de almendra amarga. Y aunque siempre tuve en ella mucha tutela, ahora he aprendido una buena forma de mantenerme fuerte ante las cosas de la lastimera invidente. He de quererla, pero también mucho a mí mismo.

- "Voy a ver si me voy a una Residencia de mayores, ¿sabes? ..."

- "¡Ah! Ya ... ¿Y éso? ..."

Yo aún soy joven. El ostracismo me aburre. He de vivir con más color. Y lograr que las llamadas sean de personas activas, con hilo musical positivo y sin rencores, seguras de sí mismas, claras, independientes, y hasta profundamente alegres.

Yo, me alegré de la llamada de Magda por lo que tiene de intimidad. Mas insisto. Prefiero otros mundos, otras llamadas, otras voces aunque sean anónimas o inéditas. Alejarme de universos de derrotas o de tonos grises. Y lograr más risas, más actividad, menos duelo y más loca aventura.

-UN BESO, MAGDA-
 

viernes, 10 de marzo de 2023

- VINICIUS JR, GENIO Y LOCURA. -



Carismático y expresivo. Sensual y carioca. Brasileiro de pura cepa. Valiente y osado. Precoz y atrevido.

Era un "menino" cuando los ojeadores del Real Madrid pusieron su mirada en Vinicius. Se lo tomaron a burla. Solo sería exotismo y carne estimulante en una Europa fría y llena de practicidad. Y sus diabluras solo podrían ser folclore en un mundo de estrategas disciplinados y duros peones de brega que juegan desde la escuadra y el cartabón.

Pero Vinicius es ambicioso. No se arrugó y pasó todos los cortes y hasta los choques culturales. Sería chupón y de alardes, pero su calidad epataba y restaba risitas.

Hasta el punto de que Vinicius logró convertir a las dudas burlonas en olés de admiración. Alcanzó la titularidad del Real Madrid y luchó bien por ella. Lo consiguió a pesar del escepticismo general. Su fe, le salvó.

Vinicius tiene mirada absolutamente desnuda, excesiva, de cuna, de Brasil y hasta de África. No solo es piel black, sino acento de otro lugar y verdadera pasión por el fútbol. No puede negar que viene de donde viene. De un sitio, en donde los esclavos juegan al fútbol para no morir en la indolencia indiferente.

El futebol saca al negro de ese tremendo país y Continente, y le pone sueños a su futuro. Y cual inmigrante de lujo, cruza la frontera en busca de la aventura del money esperanzador.

Vinicius no deja la poesía de su juego. Sigue haciendo lo que se le ocurre con el balón y con su enorme calidad creativa. Lo que sucede es que no recuerda que al recién fallecido Pelé, le daban pero se levantaba sin rencor. Y no se metía en líos ni buscaba al culpable de sus heridas de tacos en las piernas.

Eso, no lo caza Vinicius Jr. Y cual nueva sensación del fútbol mundial, como una nueva perla negra sin inhibiciones, lo mental le juega malas pasadas. Porque el fútbol y su continuidad se nutre del equilibrio para alcanzar cobijo y ubicación en el grupo y en los tops.

Vinicius se siente una víctima. Se ha vuelto intocable y soberbio. No quiere que le arreen, porque es muy grande. Su vanidad es ambiciosa y confunde la solidez con el previsto resbalón.

Todos son malos. Todos le llaman negro. Todos le empujan y le tiran. Todos le provocan. Y Vinicius, todo lo protesta y reivindica. Y sus rivales le ven venir los nervios y se ven capaces de sacarlo del partido. Y Vinicius, de perderse en vanas y absurdas reyertas futbolísticas constantes, que a quien perjudican es a él mismo.

No debería Vinicius ganarse la fama de quejica. Porque si se fortalece tal estigma, no podrá salir de ese confuso foso. O, le costará horrores ...

Vinicius Jr. ya ha demostrado con creces que sabe jugar al fútbol, que no tiene miedo y que maravilla su verticalidad y habilidad. Y que la fama de no tener gol, se puede corregir. Ha crecido muchísimo.

Pero se tiene a sí mismo como a su peor enemigo. ¿Superará la presión y sus errores? De momento no parece ser capaz de domar su caballo que se desboca hasta el humorismo. Debe luchar por cogerse las riendas y no empezar a dejar el camino lúcido de Pelé y desviarse por el cruce fatal de Neymar.

En fútbol, la cabeza es fundamental. Cruyff perdió un Mundial por no salir del cabreo contra el árbitro y Berti Vogts en Alemania-74.

Sí. La sesera es la mejor forma de madurar. La única. Europa nunca será Brasil ni viceversa. Y sería una lástima que Vinicius truncara su carrera y su magia por absurdidades de barriada. Para que el mago Vinicius siga asombrando, ha de llegar el momento de su pausa sin que ceda su alegría, ni su creatividad, ni sus bailes festivos. El fútbol es profesional. Y no digamos jugando en el gran Real Madrid.

-VINICIUS TIENE POR DELANTE UN RETO-
 

sábado, 4 de marzo de 2023

- DON RODOLFO, FARMACÉUTICO. -



Don Rodolfo es ancho, alto, corpulento y chapado a la antigua. Es uno de los farmacéuticos de mi barriada. Te da un apretón de manos, y en cuanto cruzas tres frases con él, te das cuenta de que no has hecho un buen negocio.

Lo sabe todo. D. Rodolfo parece un amable divulgador de la totalidad. Lo que pasa es que vive en un mundo que no existe. Ahora la gente es práctica, viene estudiada de casa, y no le gustan mucho las sugerencias o indicaciones iterativas.

Nadie va a dudar inicialmente de los estrictos conocimientos de D. Rodolfo. Porque sabe toda la química y la farmacopea, pero es tan insistente y metódico que puede acabar con tu paciencia. Don Rodolfo es listo, pero también debe dejar paso a los demás. Consiente que le hagas comentarios referidos al vademecum y a los períodos de ingesta. Pero jamás está de acuerdo. Y además, nunca parece tener prisa. Y te acaba mareando tanto, que lo mejor para ser breve es darle la razón. De esta manera no harás tarde a los sitios.

Recuerdo que cuando le conocí, me sonrió. Pero pronto me percaté de los peligros de las personas aparentemente generosas, pero que al final tratan de imponer su visión de las cosas. Nunca se me ocurrió llevarle la contraria. Y mucho menos, argumentarle en contrario. Si hago esto último, no solo lograré tensión y distancia, sino que llegaré fijo muy tarde a mis cuestiones cotidianas.

Don Rodolfo es un clásico. Muy conservador en ideas. Muy obediente con lo establecido, pesado, y muy escéptico con un futuro de progreso y avances. Me temo que cree bastante poco en el fondo de los seres humanos. Quizás por eso parece creer tanto en sí mismo y en su verdad.

Está casado con Mar. Una mujer de mediana edad. Un poco más joven que D. Rodolfo. Mar es engañosa inicialmente. Porque es tímida y a la vez extremadamente profesional. Mar va al grano, y cuando sonríe lanza un encanto femenino especial. Y cuando te orienta, siempre acepta otras opiniones. Eso de las parejas no es otra cosa que un puro misterio.

Don Rodolfo es muy nuevo en esta farmacia de mi barrio. Pero parece un hombre de mundo y con proyectos claros. Sobre todo, sabe de los proyectos que nunca emprenderá. Está muy gordo, pero es evidente que es fuertote.

En el fondo creo que el problema del farmacéutico, es de incomunicación esperable. Por eso necesita clientes y trabajar. Porque le van el palique y la disputa como elementos para saciar su vacío interior que también explicaría el crecimiento excesivo de su barriga.

Preso de mi fantasía, me imagino a un D. Rodolfo con veinticinco años y ya viejo. Idealizo con que nunca fue joven. Quizás, voluntarioso. Pero la juventud del farmacéutico parece castrada por la tradición familiar. Es como si se hubiera abierto paso a manotazos entre personas de Poder.

Lo mejor de su farmacia es su vida, Mar. Pienso que a veces los insuficientes tienen suerte y que son recompensados por la Diosa del azar. En realidad D. Rodolfo quiere ser un padrazo, y un maestro, y un director, y un explicador, y un erudito, y un trabajador, y un triste, y un tipo que se pone la bata blanca e impone férrea disciplina.

A veces tiene gestos de pillo. Y eso que los disimula. D. Rodolfo se disimula a sí mismo, y estoy convencido de que le gustaría quitarse todos los corsés, y ser mucho menos contenido y absolutamente emocional y enérgico. Y regañarnos a sus clientes, y hasta gritarnos que somos unos burros, y recibir el aplauso imposible de su antipatía inoportuna. Y en ese momento, el hombre de la bata blanca farmacéutica podría reflexionar a pesar de su edad asentada.

¡BUEN DÍA, SEÑOR!