domingo, 30 de enero de 2022

¡¡ I LOVE YOU, RAFA !!



¡ Te quiero, Rafa! ¿Hablar hoy de tenis?, ¿de tu 21 Grand Slam?, ¿de que eres el mejor deportista de la historia de España? ...

Sí. Es una mezcla de redes que entrelazan el hecho deportivo y la admiración mundial por un tipo especial que se llama Don Rafael Nadal Parera.

En la pista del mito Rod Laver, se ha erigido más dios aún, su discípulo zurdo Rafa Nadal. Laver fue el olor al Olimpo de la hierba del tenis de lujo, y Rafa es la continuación y el refrendo de esa majestuosidad.

Confieso que me levanté y me fui al acabar el segundo set. Medvédev es joven y Rafa un madurote. Y en eso, que consulto el móvil de reojo y veo que el manacorí no se ha rendido, que gana el tercer set y que sigue en pie.

Y vuelvo a la tele. Serían más de cinco horas de gladiadores majestuosos. Y entonces descubro que mientras la cabeza sublime de Rafa está carburando con un pasmo de miedo, su rival está empezando a ponerse demasiado nervioso. Pueden cambiar las cosas.

Y mira que el ruso es completísimo, y orgulloso, de mirada agresiva y burlona, pero Rafa es un gladiator al que le va la marcha, la dificultad, el sudor y hasta el barro. Un maniático del Tenis con un afán ganador digno de ser estudiado y en profundidad.

El gladiador de Manacor empieza a apretar y a levantar sus puños. Se siente cada vez más feliz y más seguro y ganador. Hace un mes no podía casi ni entrenar, y ahora está correteando por el Olimpo. ¡Parece un fantástico y estratosférico milagro, coño! ...

Porque Súper Rafa se embolsa el cuarto set, y al ruso el partido final del Open de Australia empieza a olerle a chamusquina. Debe haber sudor, crispación, cansancio, barro simbólico, y mente de zen. Daniil, tiene mente de zen, y tenis de ganador de futuro a corto plazo. Es otro campeón. Pero es que enfrente tiene a alguien con una cabeza misteriosa e indescifrable. Para ganar a Rafa hay que estar absolutamente concentrado en uno mismo. Por eso, es tan difícil superarle ...

Rafa estaba muy feliz mientras jugaba. Melbourne ha sido todo un regalo para el gran as mundial. Pasar a cuartos, a semifinales, estar compitiendo una final de un Súper Torneo, pasando de las trampas infantiles de Djokovic, y siendo loado por el gracejo genial del enfant terrible y súper John McEnroe.

Todo el mundo se ha emocionado. El extraterrestre Nadal ha vuelto a liarla. Sin un entrenamiento eficaz, tras un largo parón, ya mayorzote y con el escafoides del pie roto, ¿se puede seguir ahí arriba y ganándolo todo?, ¿será posible? ...

En el quinto set de remonte, Nadal estaba mentalmente tranquilo. Su objetivo estaba logrado antes del clímax final. Estaba compitiendo como una bestia ganadora y maratoniana. Era, él. Con mayúsculas: "ÉL".

¡¡Vamos, Rafa!! ¡Vamos la alegría que tenemos con tu comportamiento ejemplar y corajudo! Rafa es Deporte en estado puro. El valor del no rendirse jamás, el privilegio de la fortaleza de un toro, de la capacidad de leer el tenis con la sabiduría de un elegido, de templar y de sedar sus nervios, de no tener prisa  y de confiar en la diosa Fortuna.

Desde la Laver de Australia, Rafa ha vuelto a dejarnos boquiabiertos a todos de emoción y hasta de llanto feliz. El público con él, el mundo con él, España con él, yo con él. 

-SIEMPRE CON SU MAGIA IMPRESIONANTE-

 

viernes, 28 de enero de 2022

- A IRENE LE CAIGO BIEN. -



El sol valenciano actúa potente sobre el sello de sus cabellos alegremente pelirrojos. La cántabra Irene es coqueta, niña eterna, femenina y especial.

La conocí cuando hacía senderismo. Pero mi artrosis rotuliana la apartó de mi vida. Hasta que un día la volví a encontrar en ese templo valenciano tan desconocido que es una joya botánica y monumental. El Jardín Botánico.

Mi chica de la película, Irene, me recuerda trepando como un poseso por aquellos senderos atrevidos en donde hasta las cabras dudaban en adentrarse. Yo era todavía joven, e Irene casi una jovencita pizpireta y dulce, y hasta tremendamente desconcertante, suya y vital.

Irene labora en las oficinas de ese pulmón verde de mi ciudad, lleno de árboles centenarios y peculiares. Mi cercanía al lugar, hace que lo frecuente muy a menudo, porque para mí más que un lugar hermoso, es un sitio especial. Es bastante mi casa, en donde yo di mis primeros pasos, cuando este lugar de investigación universitaria aún se llamaba "El Huerto Botánico".

Sí. Me siento un poco como un Tarzán vintage y halagado por una mujer sin edad. Porque la edad e Irene no se parecen mucho. Es alta, fuerte, juguetona y eternamente chica. Admira que soy poeta y que aquel tiempo de senderismo fue emblemático y un potente cacho de nuestro apogeo y belleza física.

Irene parece tranquila aunque sea un manojo de nervios. Si le caes bien, tienes mucho ganado. Si no es así, lo vas a tener difícil. Te podrá perdonar y aclararse las cosas, pero para ella estará la fractura del jarrón chino que marca un antes y un después.

Irene se ha puesto ha flexionar los tobillos. Y le gusta a su autoestima que le digas cosas bonitas y que le lances una sonrisa natural. Sí. Irene flexiona los tobillos y las piernas como una chiquilla. Como la chica de un film hipotético. Y entonces me ha contado que lleva unas zapatillas engañosas, porque abrigan muchísimo sus pies aunque parezcan ligeras y de verano, y se ha relajado mucho dado que lleva una racha agotadora de substituciones a causa de sus compañeras que causan muchas bajas por el Covid.

No se quería bajar la mascarilla, no porque no le guste lucir belleza inmarchitable o por pudor de timidez. No lo quería hacer, porque sencillamente es a ella a quien le gusta tomar las decisiones y que no se las impongan los otros.

La chica Irene del Botánico, se ha relajado buscando el sol suave y que cunde en el mediodía invernal. Y se ha sentado en un escalón junto al "Umbracle", y yo la he imitado y me he sentado junto a ella mientras mis dedos audaces y masculinos jugaban con los cordones de sus femeninas y personales zapatillas.

Es chica y se sentirá chica para siempre. Me gusta que afirme que tiene las cosas bien claras. Y no olvida que es mujer, y que es normal que cause agrado, y le encanta charlar desinhibida con sus compañeros jardineros de pie de obra, y es evidente que le gusta gustar.

Irene es sol, le encanta viajar, y descubrir los trozos del vivir en cada momento e instante. Y le atraen los silencios atractivos. Y se vuelve a hacer la tímida conmigo. Lo que quiere es mirarme cuando mis ojos divisan las enormes copas de los árboles centenarios que imperan en el majestuoso marco verde.

Y entonces Irene decide que sí, que la llame y bajará al Jardín cuando no tenga mucho trabajo, y junto a la zona experimental de la Huerta del lugar porque allí hace mucho sol, y su rubicundo cabello lleno de misterio se tornará mujer y vitalidad. Y cuando te descuides, te dirá que la flexibilidad de sus tobillos y de su cuerpo en general se debe a que hace yoga y se sustenta desde una excelente alimentación sana natural. 

Pero yo sé que lo de Irene es gen femenino, y manzana, y jugueteo con el pensar que en sus anteriores reencarnaciones también fue chica, y mariposa, y gato, y gacela, y marchadora curiosa de montaña y playa.

- "Oye, tu planta está muy bonita ..."

- "Ah, la que te regalé. Me alegro."

-ELLA ES OTRA PLANTA-

 

lunes, 24 de enero de 2022

¡AINHOA!, URDANGARÍN, LAS COSAS QUE PASAN ...



Y de repente, ¡zoom!, ¡boom! ¡Alegría en las sonrisas ajadas, contenidas y oficialistas. De súbito, una chica rubia todo lo rompe y acaba con las nebulosas. Ella es una playa, su bikini, su piel, su rubiez, sus manos entrelazadas en una playa vascofrancesa, y todo el País salta por los aires y se pone como en un Sálvame de Disney, ¡patas arriba!

La trasgresión. Son jóvenes. Urdangarín es atleta. Alto y atractivo, suave, educado y sereno. La cárcel es jodida. Su mujer estaba en Suiza, y él, entrando de nuevo a la vida por los caminos de un gabinete de abogados en donde curraba otra princesa distinta y seguro que con el RH positivo. Casi como Clara Lago y Dani Rovira. ¡¡Oh, el amor!! ...

Mucho más la fuerza de Eros y de Afrodita que la Revolución de Octubre. Porque la belleza gusta, y las parejas se deslizan por nuevos caminos en pos del beso más sacro que una Realidad.

Pureza y playa. Sol. Cosas que pasan. Ainhoa es ahora la chica mala y maravillosa en la que se detienen las miradas de miles de chicas de todas las edades. Estaba tan casada, y consolidada aparentemente su relación con el marido, que éste al conocer la situación ha entrado en shock de desamor y se ha visto obligado a sufrir los males sentimentales. Está de baja. No esperaba ésto. 

Se malmete diciendo que cuando hay vida y amor, no hay escrúpulos, ni pasados ni futuros. Es lo que hay. Son cosas que pasan en las mejores o peores familias.

Urdangarín rompió fronteras. Quizás Suiza las puso. Su ya pasado amor la Infanta Cristina, lo supo todo solo por la tele. Asombrada un tanto, parece que pidió consejo a la experimentada madre Sofía. Sofía es sabiduría callada y vivencial. Sabe jugar fuerte a la Realeza, y madre e hija se sentaron juntas a valorar reacciones y a parlamentar. Interrumpen, sí, la relación los ya ex. Pero de momento es pronto para tomar decisiones ruidosas y profundas. Es mejor dejarlo todo correr. También hay dinero y mucha letra pequeña que rascar aquí. No se habla de una familia obrera, sino nacional y estatal. Es algo mucho más que cosas que pasan ...

Ainhoa ha incendiado más las redes españolas que la Pedroche o Miley Cyrus. Ainhoa es la libertad rubia. La matadora abogada que lanza los códigos a las arenas bravías de una playa demasiado bella. Ainhoa e Iñaki Urdangarín. Algo huele a Bonnie and Clyde. Algo siempre a esa vida loca, loca, loca, que es la loca realidad.

Solemnidad y Monarquía, consanguineidad y otros tiempos, muy poca estridencia y toda la ternura para todos los niños de ambos y de todas las Casas y casitas. Solo ha ocurrido un terremoto de amor en una playa ... ¿Alguien lo discute? ...

Iñaki y Súper Ainhoa se vieron en el trabajo. Se saludaron, se miraron y se conocieron. ¿Solo será dinero, o temblarán acaso Romeo y Julieta? ... El tiempo dirá si esa playa solo son dólares, o si el Emérito volverá a España, o si se suavizará lo de Letizia y Sofía, o si Leonor será finalmente la Reina de todos los españoles.

Cronos es sabio como una playa rubia y desinhibida. Como un bikini y unas manos unidas, como los kilolitros de gasolina para los bobalicones programas de corazón que tienen millonarias audiencias de gente que dice distraerse y mucho con estas cosas. Buen morbo.

Ainhoa es la chica nueva en la oficina, la Farala que es divina hasta con la mascarilla sanitaria de la discreción. Ahora, manda su nombre en este país que es como es. Un país que se mueve mucho en el placer y en el sol de las playas de moneyamor. ¿Money amor? Que sea lo tenga que ser. Cosas que pasan.

-Y NUNCA DESAPERCIBIDAS-
 

sábado, 22 de enero de 2022

- ABRIENDO LOS OJOS INTERIORES. -



Cotidianeidad. Cosas que pasan. Lavadora estropeada. Un ruido tremendo. Busco en internet. Reacciono bien. Me pongo en contacto con la marca oficial de mi lavadora.

Llega un tipo. Busca diagnóstico de daños. Lo halla. Me dice que eso no tiene reparación, y que deberé comprar una nueva. Sí. Pero antes de irse me saca cerca de cincuenta euros. ¿Por hacer qué? ... Por hacer su trabajo. "Gracias por venir ..." "Ale, adiós ..."

Me alegré mucho interiormente. He crecido y me he fortalecido. Era imprescindible y también es muy meritorio. Jode que se te estropee la lavadora de la obsolescencia programada, o que un tío no hace nada, te saca los cuartos, etc. ¿Hacer el diagnóstico es no hacer nada? ...

Antes no me pasaba esto. Si no mandaba al diagnosticado a escardar cebollinos, no le miraba bien, y cuestionaba ese pago inicial. Me sentía muy a merced de aguas revueltas. Me ponía serio, mucho después de irse el diagnosticador, y me sentía rabioso y angustiado. Me sentía horrosamente mal. Demasiado frontal y muy poco estratégico. Sobre todo para conmigo. Mi daño interior estaba permeable y evidente, e incluso necesitaba desahogarme con quien fuera para hacer ver ese dolor sincero y potentemente entrañable.

Y entonces, evocaba. Y recordaba al señor Torrijos, el cual tenía una tienda de electrodomésticos en mi barriada. Mi madre, angustiada, se iba a su tienda. Y Torrijos veía a mi madre, la tranquilizaba, venía a casa, la orientaba, y le proponía un electrodoméstico barato y lo más adecuado a nuestra precaria situación familiar. No quiero imaginar a mi maravillosa y tierna madre, asistiendo al espectáculo del diagnosticador que nada arregla. Aunque sea porque esto no tiene arreglo. Y quizás yo me contagié de esa idea de vulnerabilidad. Y cuando mi tierna madre falleció, yo tomé su relevo. Y cuando algo se estropeaba, llegaba el desmorone. ¿Qué hacer y por dónde empezar? ¿Qué se hace con las perras que te saca el diagnosticador?, ¿podría gastárselo en putas? ...

Pero hoy digo que no. Me han crecido los ojos interiores. Y no me he hecho daño por adentro. Solo, el imprescindible.

He pensado en que el diagnosticador podría ser un padre de familia, o un superviviente social con sueldo temporal, y sobre todo, un eslabón más de una cadena de normalidades sociales que a todos afectan. Unos se las creen, y otros no comulgan de esa realidad.

Me he alegrado mucho. No he sentido un tremendo dolor. He podido pensar con mucha más potencia. Ojo. Sigo pensando en que el neoliberalismo y yo somos como dos líneas paralelas, dispuestas a no encontrarse jamás.

Pienso que las cosas no se hacen así. Que no hay que cobrarle a la gente por hacer diagnósticos, y que solo hay que cobrar cuando se repara algo. Y que si no se repara, se va uno a otro sitio y que el sacarte por eso los dineros está de más.

Esa normalidad que ofrece este singular capitalismo de pícaros con leyes favorables, nunca va a ir conmigo. Que no esperen que les aplauda.

Pero la buena noticia es mi novedad y mi fortaleza interior. He asumido que el espadachismo,-con razón o sin ella-, es infructuoso y una pérdida de tiempo. El dinero está perdido de antemano.

Y sigo pensando que el diagnosticador puede ser un padre de familia, un mero eslabón que a lo mejor piensa igual que yo pero que debe mantener a sus hijos, y que los de la tienda en la que he comprado otra lavadora, son exactamente lo mismo. Porque la dependienta Desirée es casi treinteañera y coqueta y coloquial, y es otro eslabón de la cadena con dedos largos y femeninas uñas maquilladas.

He sabido deslindar la golfería del Sistema que me rodea, de mi dolor interno y pretérito. Mi alegría interior es novedosa y mágica. Tierna. Trabajé décadas mi salud, y salieron frutos. Y siguen saliendo. Independientemente de que el mundo sea más golfo.

¡SALUD!


 

miércoles, 19 de enero de 2022

- EL GEN DEL MITO PACO GENTO. -



Blanco y negro. ¡Una máquina! Un tremendo acierto del mecenas Bernabéu. Había que fijarse bien y no sacar apresuradas y ansiosas conclusiones. Paco Gento era bajito para ser futbolista, pero solo aparentemente. También han sido bajitos Maradona, Pelé, Puskas o Messi ...

Pero, poca cosa. Igualmente Gento era delgado y con poco cuerpo. Hasta que te fijabas en él y entonces nada de lo anterior importaba. Le apodaron "La Galerna del Cantábrico". Gento nunca paraba, y además jamás fue de fanfarrón o de sobrado. Conectó muy bien con la generación de su tiempo. Fue un señor a ese estilo. Y lo suyo eran las matemáticas. Ganó séis Copas de Europa, doce Ligas, una Eurocopa ... ¿Alguien da más? Y todo eso siendo titular indiscutible. Y marcando muchísimos goles.

A mí, como niño demasiado precoz de aquel tiempo, me destaca una imagen que nunca se me olvidará porque me impresionó. Gento tenía cuarenta años y desbordaba defensas con la facilidad de un joven genio veloz. Aquellos calzonazos ya de mayor, no parecían importarle. Yo  destaco siempre de Gento, su genética y su hasta casi esotérica vitalidad. Alguien que no conoceremos, ya sería un portento jugando al deporte que fuera, antes que él. Fijo.

Sí. El mito Gento era velocidad y casta. Y aprendió todo, al lado de tantos cracks como Puskas o don Alfredo Di Stéfano. Y mil estrellas de un Real Madrid histórico y permanente.

Conectó bien con una sociología de gente entristecida que necesitaba de un portento español, como era el ciclista Bahamontes. Y Paco Gento sostuvo y abrió esa bandera de españolidad triunfante y admirada en todos aquellos campos de Dios. Encaraba a sus rivales, les echaba la carrera, se iba de ellos, se daba un autopase, o bien centraba, o bien la metía adentro de la portería. Marcar a Paco Gento no era nunca grata labor para un lateral diestro.

No se puede hablar del fútbol español sin rescatar de aquel tiempo pretérito a Gento. De gente de España. Siempre de España, del Real Madrid y de la Selección nacional.

Su legado, continuó bien pronto. En cuanto su hermana se casó con un tal Llorente y tuvo hijos. El gen de los Llorente/Gento, reapareció como una galerna evidente que llenó de deporte de élite al basket y al fútbol. Ahora mismo, hay otro Llorente/Gento en el Atlético de Madrid y en la Selección de Luis Enrique. Antes, habían desfilado muchos más descendientes. Paco, en la "Quinta de Butragueño". Joe y Toñín en el exitoso Real Madrid de Baloncesto. Y así hasta completar cuatro genéticos más procedentes del cántabro de Guarnizo.

Es un tema a estudiar. Gento no se ha acabado nunca. Es un prodigio de sangre y de gen. Sus sobrinos alcanzaron la élite, y sus nietos. Es el apellido más laureado este de Llorente/Gento, de toda la historia del deporte español.

Paco Gento fue el mejor extremo izquierdo del mundo aún sin tener el perfil técnico del eslavo Dzajic o de tantos jugadores zurdos ingleses killers de banda. Gento representa el carisma sexy del Real Madrid en el mundo. No hay otro club en el planeta fútbol con esa impronta inmediata. No usa el estilismo o la dulzura del jogo bonito de Brasil o del Barça de Guardiola, pero eso nunca importa.

Porque el fútbol siempre tendrá olor a atletismo, y cuando un españolito se coma o deje sentado a un gigantón inglés o alemán, aparecerá la sonrisa y la mítica. Podremos ser pequeños pero matones, guerreros, con raza, con  furia, con personalidad, con afán ganador y con gran talento.

Gento representó esa bandera blanca. La del inconformismo y la de la competitividad excelsa y ganadora. Nada le pareció excesivo a "La Galerna del Cantábrico". Y eso es lo mejor en el deporte. Darlo todo, entregar su esfuerzo a una enorme calidad, aburrir y aplastar con una vitalidad de gigante del fútbol, y aprender siempre a levantarse tras una zancadilla rival. Gento fue nuestro gran portento ofensivo.
-Y AQUÍ MIS RESPETOS-

domingo, 16 de enero de 2022

- NOVAK DJOKOVIC SE DERROTÓ A SÍ MISMO. -



Al número 1 del tenis, se le han escapado situaciones que ya creía dominadas. "¿Sabe usted con quién está hablando?" ... Y no era así. A Novak le han fallado sus creencias y sus asesores.

Porque el mundo y la sociedad han cambiado. Seguramente, hace unos años ni siquiera hubiese trascendido que el serbio no se ha vacunado, y que ha hecho trapacerías irresponsables.

No. No solo es la ejemplaridad hecha jirones del líder del tenis. Es mucho más. Se trata de la exigencia social, la cual presiona más que antes.

El gran fallo de Djokovic ha sido no medir la reacción general social. No basta ser un as deportivo incuestionable y rey de su deporte. Eso, ya no le defiende. Eso, le defendió a su ser y a su conciencia. Pero lo que hace líderes o no líderes, intocables o ajados, es la temperatura social.

Es, parecido, a los de nuestro Emérito Rey español. Que los privilegios le son favorables, pero la credibilidad anda en el declive definitivo. Ya no se le puede creer ...

Esa es la realidad de los años 2020 y aledaños. Que, se exige una nueva fortificada y consistente credibilidad. Y lo que se le pide es que no trate de tomarnos por tontos, y que para ser ídolo del mundo, uno necesita muchas más cosas que ganar todos los torneos tenísticos.

No es que la gente sea más democrática, rigurosa o ejemplar. Lo que sucede, es que es más individualista y no cree tanto en lo idolatrado, sino en que cada uno debe pagar por lo que hace o deja de hacer.

El "privilegismo", va de capa caída. Es absolutamente imprescindible para zanjar los problemas, que la gente entienda inmediatamente y con luz y taquígrafos lo que ha hecho el rey tenístico.

Novak debió preguntar más. Agassi confesó que en un Wimbledon había aprendido a inclinar su cabeza de aceptada modestia, apartando un tanto su ego y hasta su antiguo aura.

Djokovic debió vacunarse. Y si quería, no debió ir a Australia. Pero el serbio ha sido demasiado ambicioso y lo ha querido todo. Y ha estado mimado por un padre que le comparó con Jesucristo y todas esas majaderías que son aprovechadas por los agotados "negacionistas" para soltar su cansancio y frustración.

Un atleta de élite no es inmune porque su físico sea excepcional. Esa inmunidad,-en última instancia-, la va decidiendo la gente. La autoridad se la gana uno con sus movimientos. No es nada bueno que Novak huela a chulo además de a crack del tenis.

El circo o novelón de Djokovic , ya cansa. Se convirtió en culebrón. Y la gente solo utiliza a los culebrones cuando saben que son "reality". Y cuando la cosa va en serio, la situación no se vuelve oscurantista sino todo lo contrario. Desaparece la niebla del calamar. Y cuanto más ruido y más exaltación, peor para el deportista.

Para que a "Nole" no le hubiese pasado nada, le hubiera convenido excelentemente bien unos buenos kilogramos de consenso. La división o la duda, le han hundido. Incluso si Australia le hubiese permitido jugar, las emociones en los partidos hubiesen sido imparables. Quizás alguien se hubiese lanzado a la pista para reinvidicar ruidos desfavorables, u otros le hubiesen apoyado con fanatismo. Y esa pugna y tensión es el match ball más difícil de salvar.

Novak ya no puede saltar a la pista con la idea de que todos le van a respetar. Demasiada faena para el juez de silla. Lo mejor que debe hacer Djokovic es dejar el tenis de competición por un tiempo y ponerse a reflexionar.

-Y SACAR CONCLUSIONES MÁS BRILLANTES-
 

jueves, 6 de enero de 2022

- PACA LA PUTA. -



Don Deseo siempre acaba atacando. Yo, vagaba por la cotidianeidad flotando entre mi extraña supervivencia. No me encontraba nada bien. Era mi segunda adolescencia. O, mi primera juventud. No me sentía capaz de socializarme ni de abordar nada serio. Y falto de fuerzas, decidí aislarme ante la pasividad de todos los míos y cercanos.

Pero Don Deseo no tiene matices, preámbulos ni lemas. Y todo coincidió con una España que se abría al sexo y rompía tabúes. Y cuando te ataca ese deseo universal e inevitable, llega un momento en que la autosatisfacción no sirve. Casi era mejor ver los primeros desnudos y las primeras películas pornográficas en los cines estigmatizados, excitantes y prohibidos, que meterse en el wáter sin mirar el reloj, o las revistas porno. No. Don Deseo quería libertad. Mucho más ...

Viendo películas porno, no solo vi bellezas increíbles y hazañas excitantes. No. En aquellas películas había mucho límite al deseo. Y tal deseo no conoce los miramientos. Recuerdo que salía excitado del cine al ver aquellas impactantes hembras ahora vintage, pero Don Deseo me empujaba con toda la fuerza de su viento y de su hormona libre. Tuve que dejarme llevar por el emperador de los sentidos ...

¿El barrio chino? Humillante al principio. Decidí ser finolis y penetrar en las cabinas de los sex shops. Antes habían muchos. Ni siquiera eran tiempos de vídeos. En los años setenta, el mundo era bien diferente. Y además, yo deambulaba por tal sociedad con el desamparo de un alma olvidada y en pena.

El barrio chino estaba lleno de gente rara. Lo descubrí porque una vez mi padre me hizo caminar por sus calles. Ahora, me tocaba a mí. Don Deseo me ofrecía su ígnea seducción. Excitación también debería significar mujer que da placer.

Un día, ya no pude más. El deseo era brutal, a pesar de ser consciente en mi autosatisfacción compulsiva que yo padecía de una fimosis, la cual en mi entorno familiar debía llamarse tabú, y llevar el problema con absoluto silencio y con un tremendo dolor interno.

¡A la una, a las tres, y al barrio chino! A escasos diez minutos de la casa de mis padres. Había que romper el miedo y la roja vergüenza, como fuera. Pero ya tenía que ser cosa mía. Don Deseo me miraba descaradamente a mí, a mis tics en los ojos; al fondo de mi alma confusa penetrando a saco en el interior de mi absoluta naturalidad de personita que también sentía. Sentir, es un verbo inevitable que a todos nos llega. Más pronto, más tarde, o constantemente ...

Sí. Regateé a una de las calles adyacentes, y entré en el barrio chino. Estaba lleno de viejos reprimidos, de gentuza, de desalmados, de desheredados sociales, y de gente con una enorme dosis de dolor y de violencia contenida. Mas yo debía estar ahí. No me veía con otra opción. Y miré por las ventanas de las casas de putas que estaban al acecho. Y casi sin saber cómo, abrí las puertas de los garitos y allí estaban las mujeres que ejercían la prostitución.

Algunas, se sorprendían al ver mi porte de chico joven. De yogurín entre viejales. ¿Qué haría allí un chaval que no pertenecía a tal mundo?, debían pensar las meretrices...

Mis ojos, ya eran totalmente esclavos de Don Deseo. Buscaba entre las putas, buscando la más excitante, no quizás la de más pinta de puta, sino algo llamemos más original y novedoso para mí. Mi ingenio y mi peculiaridad en el deseo, parecieron encontrar pronto unas respuestas ...

Paquita la puta, sería mi elegida. Don Deseo casi que elegía por mí. ¿Cuánto dinero valdría una puta? Dependía de tus posibilidades económicas y de tus aspiraciones eróticas.

- "¿Cuánto?", le pregunté yo a una mujer muy alta y con  curvas, la cual desde luego que ya no cumpliría los cincuenta y cinco años ...

Las demás prostitutas, eran casi todas más jóvenes. Me miraban entre celosas y sorprendidas. Porque la puta Paca, no era de las más solicitadas, y menos por las puteros bien jóvenes como yo.

La tal Paca, me miró un tanto desconcertada. Hasta que se percató de que mi mirada azorada solo la dirigía hacia ella. Y Don Deseo emergió entre todas las dudas. La mujer, reaccionó finalmente, se vino hacia mí, me dijo la cantidad, y que no me preocupara. Que, en unos segundos volvería, que tenía que pagar la cama primero, y después ya hablaríamos ella y yo. El precio de la cama era para todos igual ...

A los pocos minutos reapareció Paca, y me hizo un gesto para que la siguiera. Los puteros y las putas me miraban un tanto alucinadas, y yo rojo como un tomate seguí a la mujer hacia la habitación. La dueña del puticlub, me dijo que le pagara en ese momento la cama. Se la pagué, y entonces la puta Paca, me sonrió ...

- "¡Ven", me espetó. Y añadió: "Y ya me dices qué es lo que más te gusta. Eres muy guapo y simpático tú, cariño ..."

Fue pronto. En seguida noté que la tal Paca era tartamuda. Morena y grandota, con buen pecho y grandes ojos, muy madura, y casi maternal y simpática. Parecía tratarme como una madraza al verme asustado. Absolutamente acojonado. Era mi primera vez. O, podía serlo ...

Paca se fue desnudando, y yo le dije que no se quitara las medias, y que me permitiera a mí quitarle la ropa. Paca, sonrió entre carcajadas y potentes tartamudeces. Entendí que debía haber sido una mujer maltratada. Por cierto que sería interesante descubrir en aquellos años qué sería una mujer maltratada, y más concretamente los motivos que llevarían a aquella señora a dedicarse a tan sucia profesión. Lo que estaba claro, era que Paca hacía de tripas corazón. Le echaba valor a la vida. Al mal tiempo, le hacía buena cara. Aunque su procesión interior seguro que se parecería a una película de terror psicológico quizás nunca asumido. Jamás. Eso no hay que hacerlo. Es mejor en esos casos no pensar absolutamente en nada. Solo en el día a día del sobrevivir. Ser puta es indigno, pero estar muerta muchísimo más.

Paca puso su culo en pompa, y yo traté de pensar que no sufría una evidente fimosis. Al intentar la penetración, me hice daño. Paca, experimentada, pronto se dio cuenta. Se limitó a mirarme un tanto sorprendida, y yo traté de reaccionar bien pronto. Había aprendido que en las películas guarras había mucha más actividad que la mera penetración.

Me lanzó mi deseo y quizás mi rabia y mi desolación. Acerqué en un decidido movimiento mi boca a sus partes, y Paca se dejó hacer y sin imaginar ninguna de mis aprendidas habilidades. Don Deseo me decía que también el cine puede ser un gran maestro personal y sexual. Y descubrí mucho de mí mismo.

La puta Paca no es que fuera muy sensible en su zona íntima. No. Lo que ocurría era que los puteros despreciaban la sexualidad de las mujeres, y solo se preocupaban generalmente de su propio placer.

Me gustó mucho apreciar y descubrir cómo gozaba conmigo la puta Paca. Su clítoris estaba desbordado por mis quehaceres insistentes, y la mujer iba encadenando orgasmos. Intentaba retrasarme mi cabeza con sus manos, pero no lo lograba. Yo, también quería hacerla estallar de placer una y otra vez. A falta de un miembro penetrador, el juego de mis labios y mi lengua, debería ser compensador. Aquello, no parecía terminar nunca, y Paca estaba gratamente sorprendida. Casi a mi merced. Hasta que la dueña del puticlub, me dijo que el tiempo se había acabado. Y entonces, Paca me dijo:

- "¡Eres un tío de puta madre!, ¿sabes? ..."

Lo único que supe, es que estaba demasiado sudado. Era verano y hacía calor. El puticlub o garito, padecía una atmósfera asfixiante. Una sauna. Y la puta Paca intentó ayudarme a encontrar la puerta de salida, y por supuesto a sugerirme que volviera bien pronto a por élla. Sí. Siempre estaría esperándome.

- "Me llamo Paca. Si no me ves, es que estaré con alguien. Tú, pregunta, que yo bajaré corriendo. Eres un cielo. ¡Y te lo digo de verdad! " ...

No. Yo apenas escuché esas palabras. Me sentía el pelele más sucio y perdedor de la galaxia. Y cuando logré estar en el exterior del barrio chino, entonces me sentí arcadas hacia mí mismo. ¿Cómo había podido caer en aquella perversa tentación? Don Deseo se había escondido, y mis dientes sabían a amargo y a asco. Bebí en una fuente, y tiré el agua. Quería limpiar aquella fea sensación. Como si no hubiera sucedido lo evidente.

No podía volver así a mi casa. Todo sudado y hundido anímicamente. De modo que decidí hacer tiempo con el fin de disimular el sudor de la ropa y las greñas de mi pelo.

Cuando llegué a casa, volví a avergonzarme. La tierna capitana general que era mi madre, tiró de intuición. Algo, no le cuadraba. Pero aún así logré disimular. Si se enteraba iba a ir a la calle, y a recibir una paliza inolvidable. Era la hora de la cena. La comida no sabía a alimento sino a parte íntima femenina ...

Yo, seguía siempre en aquel tiempo a la deriva total. No estaba bien, y no había profesionales en este país, sino pastilleros adscritos al régimen franquista que marcaba la moral y el pecado. No me sentía capaz de relacionarme con nadie, y lo más inmediato significaba huir hacia una errática zona de confort. No me atraía el comprarme una cadena musical, o una bici, o sacarme el carnet de conducir. Todo sobraba y estaba mal. Mi vacío interior, me devoraba y detenía mi tiempo de crecer. ¿Las novias y todo eso? ... ¡Ni hablar! A mí siempre me ha gustado ofrecer lo mismo que me dan. Ni un céntimo en deuda. Odio profundamente a los pagafantas, y a quien dice ayudarme sin conocerme. A ésos, los detesto todavía más. De modo que Don Deseo no se iba a detener. Y el fin de semana me metía en un cine sexual y prohibido, y allí soñaba y me excitaba. Buen ardid el de Don Deseo. A la salida del cine, tenía muchas ganas de desahogarme y de sentir placer con una mujer. El barrio chino volvía a ser una tentación inevitable para mi ser. Y esta vez ya no iba a ir buscando a ciegas por cualquier sitio. Fui directamente al garito de la puta Paca, la cual fumaba como un carretero.

En cuanto me vio, pareció comprender mis apuros, y me hizo un gesto sutil. Y pronto estábamos los dos en la habitación. Pagué a la dueña el precio stándar, y luego solté todo mi juego carnal de deseo en las partes de la potente y morena Paca. Esta vez la mujer se hallaba mucho más tranquila. Tocó en varias ocasiones el cielo con las manos. Y al terminar, sentí una gran frustración. Paca, me dijo:

- "¿Sabes? Soy yo la que debería pagarte a tí ..." Y a continuación me sonrió con ternura y picardía.

Sin duda que la puta Paca era una excelente persona, la cual le daba al morapio y al cigarro. Su tartamudeo era potentísimo, y pasado el tiempo negro aquel, yo no la recuerdo con excesiva antipatía.

Lo que sé es que estaba furioso. Todo era un no en mi vida. Y ya nunca más volví al barrio chino. Bien es cierto que hice amagos. Pero esa sensación de putero absurdo me descolocaba todavía más aún la vida. Yo no quería ser putero. Como toda esa gente que había allí. Yo, no sabía muy bien lo que quería ser. Pero tenía claro que un putero más, ni hablar ...

Un día decidí cansarme físicamente a ver qué sucedía. Me hice corredor popular de marathón, y todos los días entrenaba aunque lloviera o hiciese frío. Y ya no lo dejé. Corrí por inercia siete marathones, conocí a gente del club pionero de mi ciudad y entrené los sábados con ellos. Todo fue un sueño evasivo y defensivo. Una fantasía con afán compensatorio. Todavía no podía saber lo que quería ni qué era de mí. Mi yo parecía haberse esfumado. Hasta que un día alguien me habló de una tal M. Sánchez, y ella me dijo que probara con ella y en su consulta. Pero como no tenía dinero, debí pedírselo a mi errática y santa madre,-mi padre ya había fallecido y hubiese sido imposible que me lo diese dado que yo le conocí bien-, pero mi madre se negó a ayudarme. Desesperado, la propuse que se entrevistaran ella y la citada M. Sánchez. Mas mi madre siguió erre que erre. Aunque al final de mis insistencias, mi madre me dio dinero y pude comenzar un trabajo sanitario y personal que duró décadas. Y hasta que las cosas empezaron a fructificar positivamente y mi salud yéndo recuperándose, hubo momentos en los que  Don Deseo me atacó resistente y profundamente. Y un día y por curiosidad, me adentré en el barrio chino intentando que Paca la puta no me viera. Sentía una mórbida nostalgia. Y va y la puta Paca logró divisarme, y comenzó a decirme cosas interrumpidas por su estrepitosa tartamudez. Me largué de allí física y mentalmente. Y nunca más la he vuelto a ver. Porque gané en autoestima. Y por mil millones de razones. Dudo que hoy por hoy recabara los servicios de una prostituta. Cada vez más, veo esa posibilidad más lejana y utópica. Porque tengo más salud. Mucha más. La puta Paca es una evocación real de un tiempo navideño que afortunadamente ya se fue. 

Por eso me alegro de que mi salud siga fuerte y suficiente. Que es lo que le pido al año 2022. ¡Que me quede como estoy! ...

-OTR@S, SIGUEN DERROTADOS EN CUALQUIER LUGAR-