viernes, 20 de diciembre de 2013

- YA VIENE EL GORDO DE NAVIDAD -



Misterio previo. Ficción. Los niños del colegio de San Ildefonso. Madrid. Día 22 de Diciembre. La tradición. La lotería y los sueños. El dinero contante y sonante. La paga extra y la vuelta a la infancia de la Disneylandia. Descreído o hiperoptimista, te puede tocar el gran premio. El Gordo de Navidad. El disparo económico de la paz.
Largas colas en las administraciones de lotería. Santa lotería que nos mira irónica. Los décimos, las participaciones, las papeletas, los telefónonos que solicitan un número que acaba en cinco. O en séis, o en nueve, o en el que nos dé la gana a nosotr@s. Elija usted ...
Suerte y rito. Compra y verás. Que no te digan que ha sido a otros a quienes les ha tocado la pasta. Juega, que Rajoy no crea empleo ni sube las pensiones. Haz caso a los embaucadores, y guárdate tu as en la manga. Son veinte euros el décimo y quizás nos corten la luz este año o no nos operen en todo el 2014 de esa afección que nos enferma y mata. Juega a creerte que puedes ser grande y especial.
Dile al vidente que tienes ganas de soñar. Dile que te sonsaque cosas. Dile que te diga lo que quieres, o escucha lo que te diga el instinto primario. Me da igual que seas de Zaragoza, Socuéllamos o Barbate. De Valladolid o de Ontinyent. Se puede. Puede ser. Puede ser que un niño espigado y negrito te cante la canción clímax. Sí. La canción del premio ganador. ¿Te imaginas?, ¿eh?, ¿eh? ...
¿Te imaginas que miras el ordenador o la prensa y es el tuyo?, ¿puedes pensar lo que te pasaría si te embolsas los grandes millones y las grandes cifras?, ¿aciertas a pensar cómo te iba a cambiar la vida y que de un soplamocos podrías subir de clase social y hasta convertirte en un asqueroso y mágico nuevo rico?, ¿ves ahí anunciado el caprichoso y voluble bombo en donde están todos los números de la lotería, incluído el tuyo? ...
Millones, abundancia y champagne. ¡Quiero tener más y ser rico! Quiero que un golpe de tontería me aúpe al Everest del confort. Olvidarme de la crisis y de su puñetera madre. Sí. Quiero darle un puto corte de mangas a mi destino y hacer una inversión que vendrá más que bien. Dame ese décimo de lotería, que le voy a escribir una carta a los Reyes Magos. Dame ese número bien bonito todo para mí, que pego un petardazo y me voy a las islas Sheychelles y al Estadio Bernabéu. Y me compro los mejores langostinos de Vinaroz, y el mejor pavo, y me pongo guapo de abundancia y de lujo, y me lanzo en plancha sobre el placer, y no pego golpe más en mi vida, y quizás lo pueda conseguir todo. A tí. A mí y a tí nos toca, hermosa belleza.
Quiero ser un dios con el dinero, y forrarme, y viajar de avión en avión a los sitios más increíbles del mundo, y romperme los bolsillos por el peso de mis monedas, y hacer aventuras de rey y de magnate, y llenarme todos los bancos de crédito y de poderío.
Quiero. Quiero salir de este charco de pobreza e imaginar nuevamente que todo lo bueno puede pasarme. ¡Necesito el dinero! Si no juego a este rollo, me quedaré mucho peor de lo que estoy y no pasaré nunca del insuficiente. Quiero ser antisocial por unas horas. Egoísta.
¡Ya está! Me importa un pito que no me toque nada como siempre pasa. Me es indiferente que el día 23 sea uno más, y que vuelva la mediocridad y que este cuento se acabe. Ahora toca hacer el bobo y ser el niño que está convencido de que será el príncipe de la magnitud y de toda la magia. El rey del azar. Yo, banquero y hasta financiero. El que todo lo puede. El que manda y gana. El que sonríe afortunado fumándome un puro mientras todos me miran con envidia.
Sí. Sedúceme, premio. Haz conmigo lo que quieras. Soy tuyo. Llévame a tu sueño en donde está el dólar y el becerro de oro.
¡DAME SUERTE, AZAR!

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