Fatanne es joven y rabiosamente actual. No se pierde una. Quiere y consigue estar a todas. Porque es vida, deseo, y también mucho derecho y ambición.
Seguro que triunfa. De hecho, ya es una triunfadora de actitud. No le hace falta que le digan que es arrebatadora y sensual, porque ya lo sabe. Y excelente azafata, y pizpireta, y más que liberal.
Fatanne tiene unas largas piernas que luce porque sabe que su poder femenino es grande. Como sus ojos enormes y vivarachos. Ella es lo que haga falta. Nunca rehúye nada ni se detiene. Allá que va y allá que destaca. Sí, azafata. Pero también tiene títulos y carreras, y es traductora de idiomas, y le encanta viajar. ¡Oui, monsieur! ...
Es todo menos una quietud. Porque Fatanne, a sus veintipocos años tiene muchísimo mundo encima. Muchísimos amigos, muchísimos proyectos, y es extremadamente positiva y realista.
Fatanne es femenina y fatal, prohibida y deseada, juega a casi todos los límites, y busca con afán su verdad que es ser feliz.
Exigente y alta, amante de la moda y parisina hasta la médula. Tiene varios teléfonos móviles. Algunos son fáciles de saber, pero otros han de ser trabajados para ser accesibles. Porque Fatanne conoce que sus pretendientes no han de llevar olor a sudor portuario de estibador. No. Ella es selecta y efectiva, y ha de ser estratega y fría frente al amor cuando la ocasión lo reclama.
Fatanne es fuerte y flexible, le encanta la ciudad más que a una tonta un lápiz, y eso del monte está bien para un posado comercial o para unos días de asueto o de pilates de meditación. Pero cuando ella se levanta, se mete de cabeza en su coche y quiere asfalto y gentío. Y los bares, y los pubs, y los lugares concurridos aunque siempre especiales.
Fatanne no quiere ser niña pija, y huye de chichés o sambenitos. Cree que las otras chicas la odian porque tiene muy rivales que la llaman guarra por detrás dado que no son valientes, y porque ella se quedó irresistibleente con algunos de sus novios y hasta prometidos.
Es lo que tiene que seamos muchos. Fatanne camina por el nivel alto y el glamour porque se lo puede permitir. Porque vale. Porque la que no pueda que lo asuma, se arremangue y se ponga a hacer escaleras.
¡Oh, mediocridad! Fatanne pasa de este concepto. Quiere, más. Le gusta el yate y el padre del hijo del patrón de dicho yate. Le gustan los sin edad. Los maduros en todo. Incluso en años. Siente con ellos la estabilidad que quizás no le pudo dar su padre, el cual dejó a su madre yéndose a por tabaco y no regresando jamás.
Fatanne es sexy y lista, sabe lo que no quiere, y apuesta extraordinariamente por aquello que sabe que le gusta demasiado. Los trenes, los aviones, las capitales europeas y americanas, las playas desiertas, y las escapadas permanentes camino de la aventura y de la vacación. Le soleil. El sol siempre es su amigo. Aunque también las nubes ...
Se hablará y mucho de Fatanne. Porque lo que siempre odiará es pasar desapercibida. ¡Ni hablar! Fatanne ha venido para que se hable de ella aunque sea mal y para no dejar jamás a nadie indiferente.
¿En cuanto a Pierre? Pierre est fou. Está loco. Porque lo tiene todo para conquistarla el corazón, y el tonto está a otras cosas y a otras mujeres. Cosas de hombres inmaduros y bobos. Que mire mejor y que se ponga unas gafas de ver más. Porque Fatanne solo hay una y es tontería no ser su amigo. Tiene todo que decir, que sugerir, que indicar, que soñar. El amor es siempre especial.
-ETERNO-
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