martes, 3 de diciembre de 2013

- SÍGUELE, SÍGUELE, ¡ES ÉL! -



El asesino. El de Valencia. El de las niñas de Alcácer. Los medios lo saben. De la leña del árbol caído se extrae la audiencia y el dinero. Se ha abierto la veda Parot. Estrasburgo ha movido y reabierto muchos sentimientos. La emoción ha de estar a flor de piel.
Allá que sale del portal el asesino. Las televisiones, le esperan. Y no solo le esperan para filmarle e irse. No. Aquí hay tomate. La noticia es indagar qué hará el león acorralado. Da morbo verle todo tapado, sin vérsele salvo filtración su actual rostro, y todo vale para el gran negocio.
"¡Sigue al asesino a ve qué hace y a dónde va!, ¡corre! ..." Ricart monta en un tren. No tiene planes. A donde le lleve la ruleta rusa de la vida. Le molestaron cuando le dijeron desde Estrasburgo que había que dejar la cárcel. Era su cárcel. Allí estaba guarecido y acostumbrado durante veintiún años. ¿Qué hacer ahora?, ¿a dónde va ese tren? ...
Los periodistas no se dan por vencidos. Algunos quieren verle en el suelo llorando. Ricart, implora. Quiere poco. Solo desea que se vaya todo el mundo y que le dejen en paz. No parece posible. Le preguntan, le inquieren, le zarandean, le acosan, y le hacen un Gólgota presumible y esperado, ¿se baja aquí?, ¿se baja allá?, ¿lo echa a suertes?, ¿qué va a hacer?, ¿queremos saber qué va a hacer a partir de ahora? ...
Todo rebosa morbo. Pocos están de acuerdo con Estrasburgo. Le ha sorprendido hasta al propio Ricart. Está y se siente rodeado como un toro furtivo enmarañado de enemigos y de extraños. Finalmente, interviene la policía. Le meten en un hotel. Por lo menos no acosarán a la policía. Y Ricart podrá depositar sus nervios y su cuerpo en una cama y caerse rendido unas horas.
Es valenciano, de Catarroja, y mató en Alcácer. Dice que no quiere venir a Valencia. Lo malo es que todo aún es pronto. Cuando aún no tiene planes todo es extraña aventura. Demasiado de sopetón ...
La vida, sigue. No me imagino a Miguel Ricart en la cola del paro. Podrían reconocerle y montarse la gorda. No. La estrategia ha de ser otra. Su conducta y su acierto. Nunca va a ser aceptado. Dicen que debería haberse podrido en una cárcel. Que, las niñas que mató nunca podrán salir de nuevo a la vida.
¿Rehabilitarse?, ¿reinsentarse? Ricart parece desmoralizado y sorprendido. La cárcel es un lugar habitual para él. Pero la libertad puede ser una tremenda trampa. Si quiere dinero fácil, la televisión le espera, pero su futuro tendrá menos pinzas a la larga que el actual.
Ricart no necesita dinero. El justo. El hombre que se esconde tras sus ojos asombrados y temerosos, lo que quiere es convivir y respirar a pesar de sus pesadillas. Tiene una hija. Quizás sea su motor. Todos y todo está muy lejos.
¿Violará y matará de nuevo? No parece. Está escarmentado y domado. Han sido muchos años en off side y mucha vida propia tirada por los suelos. Como lo vuelva a hacer, no podrá soportar más el castigo y el árbol se hará mil añicos. Lo recogerá un sepulturero.
Vivir nunca es fácil cuando estás en todos los negros puntos de mira. Cuando has de remontar en silencio un partido perdido a priori. Lo mejor que le puede pasar a Ricart es que nunca sepamos nada de él. Que salga un brote verde de compasión y le ofrezca la posibilidad de un nuevo ADN, de una nueva identificación, y de mil nuevas actitudes vitales.
Hay gente que no quiere que Ricart lo consiga. Al revés. Quieren que vuelva a liarla para tener la excusa de tirarle encima toda su venganza. Por eso Ricart debe ser listo y tener mucha suerte. Luchar por esa segunda oprtunidad.
-LO DICE LA CONSTITUCIÓN-

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