¿Qué va a ser? La Navidad, en efecto. Toda una industria en la tradición familiar. Un tiempo de reencuentros y de niños, de regalos y de cenas de esas que te llevan al engordar.
Colores y luces, estrellitas, bombillas, motivos, adornos, compras, mercados, juguetes y sorpresas. Dinero, gastos, azar, loterías, detalles, regalos, Reyes Magos y Papá Nöel.
Gambas, gambones, pesacadería, supermercado, carnes, sopas de verduras y turrón del mejor. La familia. Las comidas y las cenas, la soledad en medio de una dinámica comercial imparable, y el bullicio incesante de unos niños que saben que es su tiempo de obsequios y predominancia.
Ya va llegando la Navidad. Obama ha dado la marcha atrás y se ha encendido el religioso árbol mediático. El espíritu navideño nos acompañará casi más allá incluso de las rebajas del Corte Inglés.
Yo, no tengo familia. Huyo de nostalgias y de recuerdos que acaban por hacer más oscuros los días. Mi navidad será mi futuro. Cuando tenga hechas del todo mis reglas del juego. Pero nunca renuncio a sacar a ese genio y as de la manga que es mi niño interior. Aquellos mis tiempos infantiles y de toda la ilusión. Era bello esperar a los magos de los juguetes. Baltasar nunca me fallaría. Y en la Carta a los Reyes, yo ponía absolutamente todo y sin mirar de clases sociales. Al deseo.
Es bonito y tierno ser inocente. Nunca entendí por qué no me llegaba el scalextrix. Los coches a toda velocidad a pilas sobre la pista construída. Porque mi niñez también existió aunque casi no la recuerde ...
Vuelvo al presente. La gente ya está en las calles a la busca de agradar y de agradarse. Quiere meterse a chapuzón en el medio de la tradición. Bolsas y más bolsas, maquillajes y ropa de estreno. Familia, familia y más familia. Fiesta, fiesta, fiesta, y hasta tirar la casa por la ventana. Que huela a gamba o a algo distinto y sabroso. Comida fresca o congelada.
Villancicos y zambombas, excesos, panderetas, las campanadas dadas por Rato o Cospedal, novios que se miran embobados a la tarde del parque con sus plumíferos blancos, planes y proyectos que se cumplirán. Los octavos, los cuartos, el carrillón, el primer día del 2014, y el champagne con uvas.
El triunfo del exceso y del liguero con escote, de la minifalda y de las piernas a lucir. Se es joven y audaz. Ahora y placer. Al ataque que la vida es fugaz, y cuidado con las consecuencias a veces inesperadas.
Botellón de fin de año, pedal como un piano, pastilleros enloquecidos con sus locos cacharros negros y toda la velocidad. Meadas furtivas en la calle gélida, estar con los amigos, sin tiempo ni horarios en la vacación, sexo y suerte, desinhibición y vida, risa y chistes. Ginebra, cultura del vino, cerveza, champagne, cava, farloppa, porros y paraísos inexistentes y alternativos. Fuera de sí mism@s.
Y dicen que en Belén, en una fría noche de invierno, nació en un portal un niño frágil y a la vez especial. Hace siglos que nos cuentan que el hijo de un Dios estaba ahí y que era el vástago modesto de un carpintero. Y que se hizo la magia y la verdad. Y que una luz llevó a unos reyes a darle amor.
-LA SEDUCCIÓN ES BUENA-
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