viernes, 6 de diciembre de 2013

¡OH, MY LORD MANDELA!



No soy blanco, ni negro, ni de ninguna raza en especial. Solo soy un ser humano que se emociona con la marcha de un gran padre bueno. ¡Oh, Nelson Mandela! ...
Me congracio con el mundo, con sus diferencias y tonalidades, me siento hijo de hombres como él. De estos hombres buenos. Porque si algo puedo destacar de la magia del gran Padre de África, es que era un hombre bueno en medio de una selva de tipos taimados. Qué bueno era este hombre. ¡Oh, míster Mandela! ...
Noventa y cinco años de ejemplo. Un hombre fuerte e inteligente que tuvo al amor como aliado. Es una historia especial con piernas y encanto, comparable a Ghandi o a tantos hermosos y escasos seres de paz. ¡Oh, my great! ...
Se lo ganó todo en aquel penal de los blancos. En la cárcel, se entrenó y se gestó el mito más colosal de todos los tiempos. Allí. En el infierno y en la privación, el gran Nelson Mandela tuvo tiempo de meditar como un sabio. Al racista blanco había que sorprenderle desde sus mismas leyes. Jugar con sus cartas. Llevarlo a su terreno.
Al opresor había que magnetizarlo con su cerebro de ajedrez. Aquel apestoso "apartheid" había que cerrarlo con la mejor de sus sonrisas y tragándose millones de sapos y de putas culebras. Porque el fantástico padrazo decidió hablar y negociar con los blancos. Su bandera, la de su Sudáfrica y la de su corazón, serían las de la paz. Sí. ¡Peace! ...
Reconciliación. Ese hombre no estaba loco. Le daba igual la cárcel. Sus ideas eran él. Nadie podría convencerle. Era único y líder. Jefe negro y hombre moderno que abría bocas de admiración. Sin disparar un solo tiro. Haciéndose respetar y desde la democracia, fue logrando derechos y más derechos para sus hijos. Nelson es padre de todas las Áfricas habidas y por haber. Nunca un hombre africano tan grande en la Historia. Ni Obama, ni incluso el gran Martin Luther King. ¡Oh, my special lord! ...
Un ganador imparable que nunca tuvo en su corazón la despreciable palabra venganza. Mandela solo era amor en acción. Encanto concreto y eléctrico. Alguien a quien escuchabas, y te daban ganas de darle un beso de emoción.
¡Ganó Mandela! Porque fue un triunfador clamoroso y un poeta admirado hasta por los propios sucesores de Píndaro. Sí. Nelson Mandela era un tipo que se ganaba a todos. Que dialogaba absolutamente con todos, valiente y maravilloso, capaz de asombrar como lo hacen los grandes fondistas en los grandes acontecimientos deportivos mundiales. ¡Oh, maestro! ¡Ángel de ilusión! ...
"Madiba" fue un fondista de la libertad. Asfixió deportiva y democráticamente a todos sus opositores. Y cuando llegó a la meta, no se hizo orgullo ni vanidad. Se dio la vuelta, y tendió su mano uno tras otro a aquellos que no habían podido laminarle o liquidarle. Y el mundo se rindió a sus pies. ¡Oh, yes! ...
Danza, Nelson Mandela. Mueve suavemente su cuerpo y sus pies, gana todas las elecciones y bate todos los récords, libera en justicia a su pueblo negro, y sigue danzando sobre el baile del árbol de la alegría. Todos le quieren, ¡Love, love, happy love! ...
Se ha ido a los 95 años. Pero ha hecho todos sus deberes y con premio de mérito. De nuevo creo por unos momentos en la raza de todos los seres humanos. Era el negro más maravilloso con el que me he topado en toda mi vida. Era el hombre amor. Quien destrozaba todas las distancias, y practicaba la lección alegre y desenfadada del buen cariño. ¡Gracias, señor Mandela! ...
Usted fue un regalo de los dioses, y gracias a su calidad humana sé que fuimos todos un poco mejores. Nos movió las emociones sin distinción de razas y colores. Me hizo vibrar como nadie. La Humanidad despide a un guerrero y político del amor y de la justicia. Se va uno de los más grande hombres de la Historia.
-EL MEJOR DE ÁFRICA-

2 comentarios:

Hermosa loa, a este gran hombre, que has hecho a través de tus letras. Las leo con emoción y con tristeza porque hombres así no deberían de desaparecer, pero nos deja su legado de nobleza sin par. Si hay un cielo para estas personas, allí estará, reunido con tantos y tantos que dejaron su huella de humildad, paz y ejemplaridad para los que quedamos aquí. Besines Vicente...

Era mi obligación destacar a un hombre santo y especial, entrañable, Dulce.
Mil besos por tu seguimiento y afecto!

Publicar un comentario