domingo, 21 de abril de 2013

- CATALUÑA, 2013 -



Mientras los árabes dominaban la Península, la resistencia cristiana necesitaba el consenso para la gran defensa y el posterior contraataque. Y ya en aquellas medievales fechas, en los territorios de dicha extensión geográfica, se hablaban al menos varias lenguas distintas. El castellano, el vascuence, el gallego, y lo que hoy llamamos el catalán.
La idea era la unión de los diferentes Reyes y fuerzas de Poder cristiano, las cuales tendrían en la la unidad la clave del éxito frente al invasor musulmán. Pero    las   características  diferenciales ya estaban ahí.
Objetivo conseguido. Se expulsó a los árabes de la Península. Los reyes cristianos Isabel y Fernando, constituirían en su unión, la aparente y política perspectiva: lo que hoy llamamos España y españolismo.
Pasó el tiempo, algunos siglos, y tras la Guerra Civil Española, el dictador fascista Francisco Franco Bahamonde decidió prohibir todos los símbolos y señas de identidad a los diferentes pueblos de España, y apostó por la represión y el desprecio hacia las diferentes diversidades.
De ahí nace el conflicto vasco, y el rechazo a lo catalán. Afortunadamente para los castellanos, Galicia no se mostró excesivamente combativa y rebelde tras la Transición hacia la Democracia y camino al advenimiento de la libertades que nos     otorgaba   tal     hecho  democráctico.
Ya en tal Democracia, continuó en el País Vasco un rechazo evidente hacia lo español, y en Cataluña se mantuvo un consenso de conveniencia. El Presidente de la Generalitat   de Cataluña, Jordi Pujol, se dió cuenta de que sus señas de identidad estaban en peligro incluso con un Gobierno de Madrid socialista y más receptivo a las diversidades y nacionalidades. Astuto, Jordi Pujol impuso a sus ciudadanos la protección de su lengua a través de hacer que los suyos aprendieran el saber y el conocimiento en su lengua madre. De no haberlo hecho, hoy apenas se hablaría dicho idioma, y caminaría hacia el ostracismo de las lenguas muertas.
La unidad de España ha sido siempre el gran ardid. ¿Sería un desastre y un apocalipsis si el territorio español se modificara? Aquí, lo único que debe importar, es la voluntad de los ciudadanos. De los ciudadanos castellanos, de los vascos, gallegos, catalanes, etc ...
En mi Valencia, siempre se ha vendido la idea de que los castellanos son los buenos, y los catalanes los malos que pretendían arrebatarnos la lengua y la tierra. El resultado ha sido muy victorioso para Madrid. Los niños valencianos ya ni se plantean hablar la lengua vernácula, la de aquí, la que han hablado sus padres o abuelos ...
Cataluña es un gran lugar, culto, y con una concepción humanística y moderna de las cosas, y con ese sentido europeísta y avanzado de la practicidad y de la laboriosidad económica. Se la denomina la locomotora o el tren económico del que tira el resto del País español. De, España. Sí. Cataluña es una nacionalidad o nación admirable, y llena de gente inteligente y muy mediterránea.
Pero la voracidad del nacionalismo español, es realmente dura y progresiva. Ahora se vigila incluso el habla catalana, y puede estar en peligro nuevamente algo tan básico como la pervivencia de su lengua natural. Y de ahí las actuales tensiones. El Partido Popular, bien de derechas, no ha sabido o querido conciliar las diferentes posiciones, y les arrea bien desde Madrid a los catalanes a través de sus leyes. El día de la reivindicación con su Fiesta Nacional de Cataluña, "La Diada", el pueblo se echa a la calle y pide la independencia de forma masiva. Pero solo es la ira y la cabeza caliente. Es el grito de una nación ejemplar en muchos aspectos, la cual defiende con vehemencia su cuna y raíz.
Madrid parece hacer oídos sordos, aunque en realidad el masivo grito discordante catalán es una manifestación más de protesta que de verdadero afán de autodeterminación. No es que Cataluña quiera irse de España, sino de esta España actual que les desprecia y ningunea en lo más básico.
El enfado y la crispación, son mayúsculas. Pero los bomberos diplomáticos que tienen en su mano limar las fricciones, no ponen voluntad. Y los ánimos siguen enconados y sin puntos en común. Porque el actual nacionalismo español es voraz y sordo, agresivo, y sin mucho escrúpulo con las minorías.
Mas yo estoy convencido, de que al final se hará la calma, y no serán necesarias ningún tipo de secesiones. Y que quizás con otro Gobierno más sensible, real y comprensivo, España seguirá teniendo en su geografía a todos estos pueblos tan ricos y vitales.
-ES MI DESEO/ EL MEU DESIG-

1 comentarios:

Al final vas escriure sobre Catalunya, t'has atrevit. Veig que és de l'abril i no ho he vist fins ara. M'hauries hagut d'avisar. El temps passa ràpid i els esdeveniments, de vegades, porten un ritme que no és el que voldríem, però anem avançant.

Una forta abraçada Mag.

Publicar un comentario