París Saint Germain. El equipo actual más poderoso de la Francia de la Champions, con un crack llamado Ibra y un modelo inglés y veterano como es David Beckham. Mucho glamour.
En el estadio del Parque de los Príncipes, toda la pasión del fútbol del Continente. Ahí está el Barça de SúperMessi o de Iniesta le magó. El arte.
Los franceses se tiraron al campo sin complejos y con toda la ilusión. Dominio y peligro. Balón al palo, y excelentes intervenciones de un genial Víctor Valdés.
El Barça, supo reaccionar. Dani Alves se dejó de milongas y tiró hacia arriba. Venga a correr por su banda de extremo. Sus compas, no le hacían un caso especial. Tocaban y tocaban el balón sin profundidad y sin riesgos. Posesión y neutralización.
El Saint Germain decidió esperar al equipo de Vilanova, y presionó a morir. Dureza, intensidad, galopadas, un central soberbio, y siempre emoción. Pasión. El partido fue puro desenfreno y bien poca concesión para el lujo y el refinamiento.
Messi, que no hacía especialmente nada, cazó un pase audaz y heterodoxo de Alves y la metió dentro de la portería. Gritos de alegría catalana y cierta resignación. El dios que no perdona: 0-1.
Mas en el fragor de la gran batalla, algo extraño sucede. Leo siente un pinzamiento atrás. Mañana sabremos el tiempo de recuperación. El gran Messi está muscularmente lesionado. Las lesiones musculares precisan el masaje de un tiempo inconcreto.
Y tras el mazazo, se reanuda una segunda parte de orgullo barcelonista. Messi no está, pero otros tratan a toda costa de hacer ver que un equipo de fútbol lo componen once jugadores. Y además, Valdés sigue soberbio. ¡Sensacional!
Los franceses necesitan reaccionar. Las gentes animan y vibran. El fútbol es toda una emocionante caldera de pasiones. Es, la Copa de Europa. ¡Oh, la, la! ...
El genial Ibraimovich empata a uno en fuera de juego, y siguen los esfuerzos, los choques y la dureza. Se dejan la piel en cada arreón. Todos luchan y quieren llevarse el gato al agua. Nadie desea descomponerse.
Hasta que a ratos suena la música. La música exquisita. El mago Iniesta hace dos o tres de las suyas, y la gente se queda con la boca abierta. "Muchacho, ¡qué manera de jugar al fútbol!". Xavi Hernández, le acompaña en la dirección y en la pausa. Lujazo de centro del campo. Quilates de seda.
Sigue la intensidad. Golpes y encontronazos. Alba y Mascherano chocan, y el jefesito debe salir del campo lesionado. El fútbol tiene estas cosas. Es un deporte de contacto y de dureza. Músculo y azar.
La posesión del Barça no es del todo efectiva. Ni lo va a ser si no se profundiza más en el partido de vuelta. El animoso y fallón chileno Alexis, se anticipa al meta francés, y el colegiado silba pena máxima. Tranquilo, Xavi la mete adentro. Gol y gran descanso. Rentas y goles: 1-2. ¡Bien! ¡Très bien! ...
En el último suspiro, Ibra inventa una cosa que manda a la red el moreno Matuidi: 2-2. Final. ¡C ést finie! ...
Valió la pena sentarse en el sillón. La emoción todo lo ha envuelto, aunque el fútbol apenas tuvo aparente primor. David Beckham mostró su atractivo, pero su veteranía le destina.
Todo fue pasión en Le Parc de Princeps. Los franceses, lo dieron todo en el campo. Messi nos esperará con noticias de galenos. La defensa del Barça deberá rehacerse de nuevo. Ambas defensas no son lo mejor de las dos escuadras. Pero si se impone la lógica del buen fútbol, el Barcelona pasará la eliminatoria camino de las semifinales.
Porque, con lesiones y contratiempos, sigue siendo muy grande. Será muy difícil que haya campanada. El resultado no es especialmente favorable para nadie y Messi no estará. Pero ...
Pero lo que sí estará, será toda la nueva emoción en Barcelona. Y el Camp Nou será un clam. Todo el campo vivirá el partido como manda la religión culé. Será un partido de suspense y anímico, un encuentro de lleno total y de apoyos al equipo.
La semana que viene, un Barça que ya es Campeón virtual de la Liga de España, querrá mostrar su solera de nuevo en Europa. Y seguro que volverá a hacernos ilusionarnos. Lo tiene todo para ganar.
-AUNQUE NO ESTÉ MESSI-
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