jueves, 4 de abril de 2013

- UN JUEZ BOMBARDEA EN LA INERCIA MONÁRQUICA -



Sí. El juez Castro ha llamado a la Infanta Cristina, para que a finales de Abril se presente en su Sala, y declare acerca de las presuntas fechorías de su marido Iñaki Urdangarín. ¡Histórico! ...
Como el juez parece sospechar que la hija del Rey Juan Carlos I estaba al tanto de lo que sucedía en la trama delictiva Nóos, decide llamarla y preguntarle al respecto todo lo que considere oportuno.
¿Hace bien o mal el juez Castro metiendo en el proceso de investigación a la Infanta? Desde luego, lo que hace es uso de la Ley de Leyes que es nuestra Constitución: ¡todos los españoles somos iguales ante la ley! ...
La noticia, ha caído como una bomba en todos los sectores de la Nación. Los comentarios son muy diversos, pero tienen un denominador común. Que nadie esperaba ésto. Que, es fuerte, histórico, novedoso, y hasta insólito el hecho de la imputación judicial   a   una   potente representante y miembro de la Casa Real. De la potentísima e intocable aparentemente Corona.
La mejor noticia,-que sea formal-, es sin duda la audacia. Llamémoslo así. La hija del Rey. Increíble. Un juez llama a declarar a la hija del Rey. Entonces parece ser verdad lo de que la Justicia es igual para todos toditos ...
Los privilegios, la Monarquía y esa aparente fantasía de influencia magna, y los valores que marcaría una institución que asoma como superior, de jefes, de superiores, de mandadores, de privilegiados, y hasta de seres elegidos desde la sucesión y la tradición. Dios, Patria y Rey.
Con la actuación del juez Castro, se hacen añicos los estereotipos que acompañan a esa colosal institución que hunde sus raíces seguramente desde que un hombre tiene un magno Poder en España. Ya hay un contrapoder que le supera y rebasa. Sí. El Poder Judicial. ¡La Democracia!
La Monarquía se ha topado con la Democracia del pueblo y de los ciudadanos, y la idea de la decadencia del supuesto y clásico glamour pierde credibilidad. Ya da igual todo si uno no se porta bien. Se sea Infanta o hija de minero. Un juez te puede llamar a capítulo y meterte en apuros.
Es decir, que la Monarquía pierde disneylandia casi de repente, y se presenta en un mundo real y cotidiano, en donde quienes han de contar son las personas y no sus títulos reales y aristocráticos. Se ha acabado la impunidad. No ha muerto la Corona, pero a partir de ahora sus miembros van a tenerse que estar más quietecitos. La ley les mira, les controla, no les deja; está ahí ...
Los ciudadanos de a pie, sonríen. Parece que realmente está llegando la igualdad. Coñe. Si la mujer de Urdangarín era su mujer, ¿no iba a saber las cosas de su marido con Nóos? Parece que es evidente que se sabe. Porque las parejas hablan entre sí, son inteligentes y actuales, y seres humanos que como tantos otros podemos caer en el error y hasta en ilegalidad actuativa.
Sí. La Democracia Española sale reforzada a través de la imputación del juez Castro a la Infanta Cristina. Sinduda. Y, por otra parte, siempre es de lamentar que la hasta ahora para algunos simpática Monarquía, se vuelva pilla y llena de errores. Los que somos republicanos como es mi caso, no queremos que vuelva nuestra República Española porque en la Corona pueda haber chorizos. Preferimos que vuelva de un modo menos truculento y más natural.
Pero, desde luego, ésto de Castro y la Infanta es el notición del año, y de unas décadas. Mediática o periodísticamente, esto es un filón. Este asunto tiene    el  gran   morbo  del  intocable que se queda desnudo ante todos, casi de repente. La gran carnaza puede estar servida.
En la medida que se acepta sin rechistar y admirativamente todo lo que de la Casa Real llega, esto del juez Castro le vuelve toda la tortilla a la perspectiva y al gran plano general. Ahora todos o muchos caerán en desgracia, y se cuestionará todo lo que antes usted deseó cuestionar pero temía hacerlo. Se ha caído una enorme puerta de acero.
Se tirarán a degüello en las tertulias unos a otros. Pero, en el fondo, eso será lo de menos. A mí me es igual si tienen amantes o si son monjes de clausura. A mí, como español, lo que me importa es que si han robado, o que devuelvan el dinero o que los metan donde el juez diga.
- ¡VIVA ESPAÑA! -

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