El periodismo que hace la bella Sara Carbonero, está basado fundamentalmente en el apunte y en la estética. En su belleza, y en su pose juvenil y femenina. En un truco del machismo.
Lo que pasa, es que el periodismo no tiene sexo. El periodismo de verdad, el de raza, el de chicha y el de talento,-aunque su cometido sea la información deportiva-, ha de tener mucha más verdad y mucho más riesgo. Aunque sea el riesgo de una excelente actriz. Sara Carbonero no sabe ser una actriz.
La Carbonero tiene unos ojos increíbles, y un cuerpo fino y lleno de primavera suave y juvenil. Pero para poder ser un periodista creíble, has de mostrar una verdadera sensación de estar convencido de lo que se hace.
Sara es una chica de hoy, de la moda, de tiendas, ambiciosa, y romántica a un tiempo, la novia del portero del Real Madrid, Iker Casillas, y alguien que parece no tener del todo claro lo que hace en la televisión.
Está muy bien ser de hoy, y tener la ambición del éxito y del triunfo. Pero a esta chica le falta convicción, y lo que parece gustarle es ir guapa e impecable, con sus pulseras y vestidos favorecedores, a la par que discretamente informales. Pura estética y escasísima calidad.
Sara habla de fútbol, y nunca te va a decir nada gracioso o que te sorprenda. Sara se limita a decir la información, pero no pasa del llano. Solo cumple los expedientes. Nadie va a dudar que se curra las presencias y los datos, pero se ve a la legua que lo de la Carbonero es otra cosa.
Sara quiere entender su presencia televisiva como un medio, trabajo y trampolín, para consolidar un dinero y un morbo, y a partir de ahí crecer hacia su auténtica verdad. La vida de su futuro.
Sara parece discreta e independiente, poco amiga de las concesiones abiertas, y a la que no te va a soprender que un día te la veas hablando de moda, de amor, de cosas de niños, o sencillamente caminando romántica con su chico, camino del altar oficial del amor.
Sí. Sara Carbonero triunfó en la tele porque estaba buena. Y éso, es un flaco favor para el verdadero periodismo femenino y de calidad. Porque las chicas, las jóvenes, las adolescentes, la ven como un referente casi cotidiano del sentido de sus ambiciones. Si eres mona, puedes llegar a estar en boca de todos, a ser conocida, a tomar novio guapo y deportista de élite, y a caminar por la pasarela brillante de los platós mediáticos y de la imagen.
Sara Carbonero solo es una moda fugaz. Una cara bella, la cual siempre puede ser substituída en cualquier momento, por cualquier otra belleza que surja. Eterna seducción. Demasiado fácil para ser creíble. Su activo actual, es ser la novia de quien es. Ese morbo.
Sara trata de cumplir con todo lo que le mandan, pero la tele no es lo suyo. Sara ya ha tocado tele, ya conoce un nuevo palitroque vital, ha pisado con sus suaves botines muchos y grandes campos de fútbol, e incluso ha recibido el gran beso de amor cuando el mago Iniesta metió la pelotita contra Holanda en la final, y nos hizo padrinos y felices a todos.
Mas la vida, sigue. Se nota que a Sara ya no le gusta ésto del mundo del deporte. Su chico, es además de este mundillo, y lo último que le gustará es hablar en privado del recurrente tema deportivo. Cansino asunto ...
No. Decía la catalana Rosa María Calaf, que la Carbonero le hace flaco favor al periodismo. Es posible. Porque el periodismo es Susana Guasch, o Silvia Barba, o cualquier otro busto parlante que suene a verdad y nos saque del tedio.
-CON TODO MI BESO-
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