Esquiroles, gritos y estrategias. Factor psicológico. La España de los pobres y trabajadores hunde sus raíces y su progreso en el no mediático movimiento sindical. Reforma Laboral, contra audacia de justicia obrera. De la calle y de la cotidianeidad. Gente valiente y con ideas que no cambian. Clase obrera y estilo propio.
Tanto Cándido Méndez como Toxo, tanto las gorras y atuendos de UGT y Comisiones Obreras, responden a una estética de sudor, reivindicación, identidad, esfuerzo, compromiso y dignidad.
El mundo sindicalista no es glamouroso ni lo pretende. Su pose y formas, no tienen como objetivo el quedabién, sino la autenticidad y el dejarse la piel en cada grito, en cada slogan, en cada sinceridad, en cada alarde, o en cada exceso. La España que huele a caña.
Sí. El trabajador es un valiente, el cual está hasta el gorro del rico. Hay muchos ricos, y ricos ideológicos. Hay ricos de la banca, de la política, de las grandes empresas, de los grandes medios, de todos los grandes privilegiados, y de muchas posiciones históricas que no precisan de miramientos, protección o reivindicaciones. Los ricos son los que cortan siempre el bacalao.
De ahí la importancia de la mediación y del equilibrio social. De las clases medias. Y las clases medias, guste o no guste, están desapareciendo, birladas por las reglas del juego ultras de los ventajeros del Poder. Los de arriba de la pirámide.
El gran miedo, y las dudas en las primeras horas de la mañana del jueves 29 del Marzo español. La gran Huelga General. Momentos tensos. Hay que parar el sector de la potencia de los camiones. Hay que detener la itinerancia o la circulación de la sangre de las venas del mercado, o este se saldrá finalmente con la suya. Los sindicatos de juegan mucho, contra los votos políticos de Rajoy y los suyos. Las órdenes del Mercado de Bruselas, pueden laminar el futuro de la representación y la fuerza sindical. De éso se trata. De imponerse. O de mantenerse un bien duro pulso, que se antoja largo e inevitable.
Finalmente, los sindicalistas toman alegres la posición. Se nota mucho que no es un día normal de trabajo. A veces, parece un día festivo. Hay más espacios, más cosas distintas, y expectación activa en muchos ojos. En muchísimos ojos, que claman el cambio en sus humanas miradas. Sigue fuerte y convencida la lucha obrera.
La derecha y los ricos, defienden su pendón. Demonizan a sus eternos rivales, y apuestan por las reglas de Merkozy y del capitalismo. A pies juntillas.
Cándido, Toxo, y los obreros realmente de izquierdas,-la España de la penuria, la dureza y el sudor-, creen que otro mundo alternativo sigue siendo posible. Y que hay camino digno y futuro, y que hay que tumbar esa puñetera Reforma Laboral, la cual amenaza nuestros derechos y nuestro bienestar. Y para siempre.
Está toda la razón en lo que dicen, aunque sus formas mitineras puedan parecer de otra época o de otro arcaísmo. No. El obrero no ha muerto. Nunca ha de morir. Siempre lucha. Es su obligación. Es corajudo y modesto, sincero, audaz y valiente. Muchas veces el grito y el descarne, son válidos. Imprescindibles como los sueños y la emoción.
Mucha y mucha policía, les vigila. Nos vigila mucha gente. Parece, que el grito puede ser nervioso y subversivo. Es igual. Al caer la noche, Cándido y Toxo sonríen felices. Han tenido éxito. Y siguen gritando con acento del corazón, que seguirá la lucha si Rajoy no les hace caso. Hacen bien. Son sinceros y reales.
-SENCILLAMENTE, HONESTOS-
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