Es un tanto penoso ver al AC Milan, -tantas veces campeón de Europa-,estar bien contento y satisfecho, a pesar de no ganar en su estadio mítico de San Siro, aunque fuese como ayer ante el FC Barcelona. Se premió la no derrota. Calcio y catenaccio estructural.
Sí. El partido de ayer fue de fútbol sin pegada, y con toda la cirujía estratégica para no morir. Pep Guardiola sabe de las debilidades de algunos flancos de su equipo, y de las virtudes y características de sus oponentes. Ante el Milán, el Pep le puso músculo al centro del campo, y sentó a Cesc Fábregas o a las aventuras arriesgadas. Ayer, Guardiola estuvo cerebral y un tanto amarrategui.
Para éllo, dispuso de dos defensas inapelables como Piqué y Puyol, acompañados del más que honrado Mascherano, con salida de kilométrica banda derecha y hasta de extremo para Alves, y sin ningún defensa izquierdo sin lesionar o capaz de romper por banda izquierda. Sí. El Barça estuvo dominador, mereció ganar y todas esas cosas, pero también mostró a las claras algunos condicionantes o limitaciones propias. En un campo lamentable, en el cual el resbalón de ambos equipos era constante y el control de balón una quimera, Milán y Barcelona pactaron una paz a cero goles que acabó oliendo a decepción. El gol es una magia vital.
Iniesta, no solo acusó el mal estado del césped, sino que no tuvo chispa ni acierto, y su falta de creatividad siempre se hace notar. Es un genio, y cuando pasa la nube sobre un fulgor, todo es más triste y previsible. Y los mediocres, sonríen más satisfechos. Allá éllos.
El partido, fue siempre intenso e incierto. Ibrahimovic, siempre asusta y crea temor, dada su enorme calidad. Pero al Milán también le faltan delanteros y muchas más cosas.
Messi estuvo apático y abúlico. Tuvo los clásicos y geniales destellos, pero ayer estuvo a punto de pasar desapercibido. Solo Xavi mostró su torerío y calidad en la manija y en el eje de la creación, así como la alegría imparable del osado e impasable Alves, el cual os confieso que es mi debilidad en el equipo de Pep. Me hechiza su juego ofensivo, animoso, alegre y brasileño. Cuando ataca Alves, me gusta mucho la emoción del fútbol. No lo puedo evitar.
El Barcelona tiene problemas de pegada, y todo el mundo sabe que ha mucho que necesita de un delantero centro de goles y calidad, que Villa está lesionado, que Pedro ha bajado el rendimiento, y que el chileno Alexis no está cuajando como se esperaba. Está verde.
El 0-0 final entre ambos históricos equipos europeos, pone sobre la mesa no solo quién se llevará el gato al agua en la vuelta en el Camp Nou, sino que se abre un debate sobre si el Barcelona o el Milán tienen opciones de ganar la Champions, o si todo es cosa ya del Bayern Münich y del Real Madrid. Ambos se enfrentarán por cierto en semifinales.
Seguramente, el Barça puede entrar también en las opciones, pero debe golpear con más contundencia a sus rivales. Debe funcionarle más el gatillo, y recuperar su frescura de credibilidad. En San Siro no se puede llamar decepción lo que hubo, pero sí realidad descriptiva.
Aún quedan algunas noches de Champions, y naturalmente, Messi e Iniesta volverán con nuevas magias y sorpresas. Es mejor para el fútbol, y para todos. Y seguro que en el Camp Nou pasarán muchas más cosas.
-EL FÚTBOL ES ASÍ-
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