viernes, 31 de enero de 2014

- EL HÉROE ÚTIL -



Es el gran as en la manga. El que nos protege y soluciona los entuertos. Sí. Es el héroe útil. Nuestro soldado mágico que cuando falla todo siempre sabes que puedes contar con él.
Se asegura que solo es una máquina que algunos activan y que no es en realidad un hombre. Pero ante fenómenos como nuestro héroe, todo tipo de cosas han de oírse. Es inevitable. El amor tiene críticas.
El héroe ha logrado hazañas increíbles. Cuando los bomberos se rinden ante la imposibilidad de controlar un incendio, llega el héore y se introduce entre las llamas buscando los focos de fuego más iracundos y descontrolados. Y sin que nada le pase y a los pocos minutos, ya abre caminos nuevos para que los bomberos puedan concluír su labor.
Cuando alguien se desorienta en la gran montaña nevada y los más sofisticados equipos de rescate temen lo ya casi inevitable, llaman al héroe cotidiano. Y nuestro héroe, como un ángel casi imposible, rebaña las nieves y asciende como un pájaro sorteando aludes y peligrosísimos abismos. Y llega exactamente a donde está la zona extraviada. Allí, calma a los montañeros perdidos, les da agua y sustento, y manda señales a los amigos del más próximo campamento base. Se le escucha a través de dichas señales, y llega hacia ellos el personal de rescate. Asunto finiquitado y feliz.
El héroe útil es capaz de auténticos portentos. Sabes que te quiere y que te va a salvar. Como cuando un hombre ha sido secuestrado y no le dejan salir porque piden los facinerosos un dinero a cambio para dejarle libre. Y entonces nadie sabe los porqués que le llevan a ser tan grande, pero el héroe toma su auto y es capaz de llegar exactamente al lugar del sufrimiento. Y como una magia, dispara su pistola paralizante sobre los enemigos y los neutraliza por completo. A continuación, libera al secuestrado y lo entrega sano y salvo a la policía para que lo traslade a los familiares que le darán amor.
Pero, ¿quién es realmente el héroe útil? Nadie desea responder a esa pregunta. Y yo creo que hacen bien. Porque no es esa la cuestión. La más importante o trascendente. No. Lo mejor es que han de existir los sueños. Y cuando todo parece que está atenazado por la niebla o las devastadoras tormentas, siempre vamos a necesitar pensar en un sol majestuoso y en una playa vacacional y encalmada. En un después grato.
Siempre es bueno el color de las sorpresas. Pensar, que nunca existen las adversidades definitivas. Porque tras nuestros lloros habrán otros que fabricarán pañuelos de paz y de abrazos de sosiego.
Nuestra vulnerabilidad precisa del soporte de alguien que siempre estará. De gente. De más gente que nosotros mismos. Por eso es y estará siempre el héroe. Porque nos da la gana que esté y porque nadie será nunca autosuficiente ni deidad.
Y seguro que el héroe útil y cotidiano será un ciudadano medio como todos nosotros. Lo que pasa es que se atreve más, y es mágico y especial. Y le queremos. Y sabe transformarse y diversificarse para darnos placer y bienestar.
Le amamos. Le adoramos. Le besamos y necesitamos. Porque es útil ser niño y amar lo novedoso, para así romper lo aparentemente imposible. Y entre la noche derrotada sale una sonrisa de amor y un oso bueno en el que puedes confiar porque tiene fuerza y es noble.
El miedo no gana y puede esperar. El héroe se retroalimenta y se recompone. Y siempre está en la acción permanente. Como los pájaros que madrugan y surcan los cielos al alba rompiendo todos los tedios. O como el amanecer que se impone al aburrimiento y alumbra deseos renovados.
El héroe nos asiste. La vida nos besa. La chica nos quiere. El aire lleva el oxígeno que necesitamos para respirar, y el médico llega siempre al hospital y nos atiende.
-Y NOS DA BESOS DE ATENCIÓN-

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