Mucha igualdad entre los dos colosos españoles. Barcelona y Real Madrid volvieron a demostrar su magna dimensión. El 2-1 final a favor de los de Martino define muchas cosas. Pudo pasar de todo.
La primera parte fue de perfil temeroso y anodino, en el cual se templaron las armas y las estrategias. Los estilos. El Madrid más rudo y guerrero, y el Barça llevando una bandera más elaborada y elegante.
Ayer hizo Neymar su verdadero debut con picadores y ante su hinchada. Aprovechó un pase de Iniesta para fusilar a Diego López. Pero su buena noticia es que se adapta. Que allá va con ambición a cosas que otros se atreven menos. Encara, y es vertical. Le da al ataque azulgrana la alegría y la innovación esperada. Ya no hay que depender tanto de Messi.
Con el 1-0, se llegó al descanso en el Camp Nou. Y tras él, el choque recobró la magnitud ansiada. Porque hubo de todo y por los dos bandos. Aquello fue un ataque sin complejos hacia las dos áreas y con un único objetivo que es el gol. Se dejaron atrás las milongas, y el fútbol se puso serio y hasta rutilante.
Jugadas discutidas, paradones, tiros al larguero, y sensación de que en España el fútbol sigue siendo grande.
El Barcelona hizo cosas majestuosas, y el Madrid tiró del gran C. Ronaldo. Víctor Valdés se empeñó en reinvindicarse y certificarse por enésima vez. Lo paró todo. O, casi ...
El Barcelona tomó gas gracias a una vaselina espectacular de Alexis absolutamente imparable. El 2-0 era para dar colchón y confianza. Y para que al Madrid tuvieran que entrarle ya todas las prisas del mundo. Jesé, acortaba distancias a poco del final. Y el Madrid perdió con honor y respeto.
Todo eso del árbitro o de los penaltyes no vale cuando juegan estos dos clubes. El Barcelona ganó porque su pegada fue más aguda y certera que la de su madrileño rival.
Cristiano y Messi pasaron casi desapercibidos es un choque de bloques y conjuntos. Gareth Bale mostró velocidad pero anda lejos de la técnica exquisita.
Nuevo gran partido entre los dos grandes españoles. Un encuentro para pasarlo bien y también para sufrir. Se notó de nuevo que la decepción está lejos cuando se enfrentan entre sí estos portentosos equipos. Valió mucho la pena verles en directo. Hubiera sido extraño que no pasaran nuevas cosas bellas para soñar. El fútbol les besó a los dos.
Aunque ahora el Barça se aleja algo en la clasificación, parece que este año habrá más emoción en la cumbre. Ambos equipos tienen más variantes que el año pasado.
Messi anda raro, y es de esperar que el tiempo difumine su escasa aportación actual. Cristiano siente rabia cuando pierde, porque es un ganador nato. Y debería comprender que a veces no salen las cosas, pero no pasa excesivamente nada.
Hay banquillo por ambas partes, alegría e ilusión, tienen muchos retos por delante, y los aficionados hablaremos y con propiedad este año de sus cosas deportivas.
Guión cumplido. Poca diferencia. Muy igualados. Dos máquinas vivas y vigentes. Nace la estrella Neymar. El campo, lleno. Y las casas, y los bares. Y medio mundo mirando.
-A POCOS DEFRAUDAN-
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