Las tetas. Los senos. El cuerpo de la mujer como tabú y tremendo pecado. La moral al uso. La reivindicación de la exhibición por sorpresa aprovechando la multiplicación y el morbo del impacto mediático. Esas chicas jóvenes que se desnudan para decirle al mundo que también cuentan y existen.
Sí. Todo es religioso. De origen. Recuerdo cuando era un adolescente la tremenda dificultad que había para ver a una chica sin ropa en las revistas. Los chavales, llenos de hormonas de aventura, buscábamos en el terreno de las no libertades un tiempo de soñar.
La mujer. Está, es, tiene sus derechos, lanza su voz a los cuatro vientos, y su feminismo la hace actuar. Su seducción es clara como un cañón. Les enseñaron y adoctrinaron en el taparse, y ahora ellas sacan la parte física del poder de su libertad. El sujetador solo es una antesala necesaria. Como el escote, el tanga o el minishort. Como las mamas de esas actrices operadas y de luxe, que lucen su delantera a cambio de un darse a conocer y a cambio de unos dinerillos.
En realidad, lo que le molesta al Poder no es tanto la irrupción de esas chicas en los actos o eventos oficiales, sino el que enseñen las tetas. Les molesta más su idea de que son unas guarras que muestran sin pudor el culo, que los hechos que manifiestan y reivindican. El aborto, la libertad de la mujer, o los derechos inherentes a su condición femenina y de personas.
La mujer, en general, no pinta un céntimo en el mundo magno y actual del demográfico machismo y conservadurismo. Y, no digamos, la mujer que se saca las tetas o enseña el culo. Me viene a la cabeza, la idea de que el otro día tiraron de unas grandes superficies comerciales a unas madres que le estaban dando el pecho a sus bebés ...
Hay una intolerancia atávica. El desnudo femenino está ligado al poder y a la perversión. A la perdición de los hombres. El desnudo se atribuye a las frescas, a las guarrillas, a una sexualidad desordenada y promíscua. La mujer ha de someterse a un varón que no quiere sentirse domado. Los hombres pueden hablar del tamaño de su miembro sexual, pero las mujeres no deben mencionar el volumen de sus tetas ni su capacidad para el fuego de la pasión.
Es el mundo hipócrita y ventajón masculino. En el imperio del vestirse, queda derrotada o perseguida fuertemente la idea enemiga del desnudo. ¿Mujeres desnudas? ¡Pecado! ¡Pecado! ¡Danger! ...
Consideramos a la mujer un bello juguete que puede llevarnos al apasionante y goloso mundo del placer. La violencia machista se extiende entre todas las capas sociales y desde la adolescencia hasta la vejez. A las mujeres, les pegamos y las matamos desde bien temprana edad.
Se las relaciona mucho con una dimensión frívola que determinan unas invisibles y potentes saetas. La dirección del segundo plato, del cuerpo atractivo, de la segunda posición, de sus labores, de tener y cuidar a sus hijos, de las labores propias de su sexo, y todas esas cosas cavernícolas que ya sabíamos.
¿Aceptar a grupos como el ucraniano Femen y sus desnudas reivindicaciones a sostén y bragas quitadas? Todavía sigue siendo una revolución imposible. Por eso lo de estas chicas llenas de arrojo, tiene mucho valor. Porque han roto mentalmente esquemas atávicos, y su visión de las cosas tiene otro tiempo y otra y nueva perspectiva de lucha.
Tetas, pezones, belleza, tangas, piel femenina, cabellos al viento y mucha audacia. Parece estar de moda este modelo femenino de reivindicación. Es un gran corte de mangas a todo lo establecido. Un rechazo visceral a ese futuro llamado nada que se ha pensado para ellas.
Nos da vergüenza verlas en top-less en la playa, como para no mostrar rechazo en su nudismo cotidiano y público. Son chicas que van muy por delante del pensar general. Adelantadas a su tiempo.
-UN TIEMPO VIL Y MACHISTA-
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