viernes, 4 de octubre de 2013

- AMBICIÓN DESTRUCTIVA -




Al otro lado de las reglas del juego. Español y activo. Militar, proveniente de una familia de militares. También gallego y pescador. Acción y juventud. Toda la acción y la aventura. Así empezó todo en Tono Suárez.
Conoció todos los estamentos en la milicia. Ambición y tecnología. Posibilidades, inteligencia, y finalmente una enorme decepción. No le gustó para nada el mundo que logró ver y atisbar.
Hasta que, Tono, decidió caminar por la delgada línea roja. En realidad, su mundo son todas las mujeres espectaculares, sensuales y hermosas. Y la palabra envejecer, le estremece.
¿Cobrar siempre un salario parecido durante toda su vida a pesar de defender siempre y por siempre a la Nación? Demasiado poco. Tono conocía bien el gran mundo paralelo y distante con la legalidad. El tráfico de las drogas. Marruecos, Galicia, Sevilla, Huelva, y las grandes vías del contrabando que circula por todos los sitios para abastecer las demandas del Norte europeo. Sí. La droga como tentación comercial. Como proyección definitiva y como venganza.
En el río de Tono, había posibilidades de enriquecerse para siempre. Y un día se dijo que se habían acabado todos los escrúpulos. Él también quería ser rico y poderoso.
Para éllo, se quedó con una buena partida de estupefacientes. Solo era cuestión de guardar el alijo, y esperar compradores. Clientes y contactos le iban a sobrar.
El día de su acción final y máxima, tuvo tonos oscuros pero también económicos. Le pillaron con droga, pero no con toda. Le tiraron del ejército y tuvo que tomar tierra en la cárcel. Pero Tono había logrado una vía suculenta. Comenzaba a tener dinero. Incluso dentro del penal, ya era rico.
Cuando salió, se dio cuenta del desprecio de mucha gente, incluyendo el de su propia familia. Era cosa de comenzar de nuevo. Se separó de su mujer, y huyó siempre hacia adelante. Su vida militar, tenía que concluír. Pero empezaba una nueva vida sin holguras económicas.
Y Tono montó su isla y su atmósfera personal y selectiva. Adquirió violencia y ataque. Se mostró hosco y radical, y sobre todo, poderoso.
Tono ya tiene poder. Y le sigue fascinando la tecnología, y echa de menos aquella milicia llena de aventuras. Tiene problemas articulares a causa de su obesidad, pero a veces tener dinero tiene los peligros del sedentarismo.
Ahora sus pies son sus coches. E imposta una vida social retirada y paralela. Sigue teniendo muchos amigos de interés a un lado y otro del Estrecho de Gibraltar. De hecho, sigue en la brecha. Lleva ya varios golpes. Vende droga. A media escala. Pero, vende. Ya es un clásico en el tráfico de estupefacientes. Y nunca quiere pensar que en el fondo no es feliz.
Huelva. Le encantan sus playas, sus mujeres confiadas, y toda su libertad y estrategia. Ese lugar onubense, le reconcilia con su Atlántico gallego y de cuna. Puede jugar a juntar el Mediterráneo con el Océano Atlántico. Puede mezclar todas las aguas y sus distintas temperaturas. Pura magia un tanto agridulce y hasta de fado.
Incluso trabaja para la Administración. Lo ha logrado. Sabe manejarse entre las aguas de la eficacia y de la mentira. Y su vida ya no tiene vuelta atrás. Por eso Tono no se para demasiado a pensar en cosas imposibles. Con dinero, todo se tiene. Pero echa de menos al enemigo, a la milicia, a los combates y a los entrenamientos. A su chispa necesaria. A su sudar y ganar ...
Por eso necesita inventar maldad y pugna. Para volver a sentirse soldado de provecho. Menos mal que están las mujeres, y el sexo, y el placer, y hasta la inocencia de lo inesperado. Dicen que es un tipo peleón y de cuidado.
-UN TREMENDO VIVIDOR-

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