martes, 22 de octubre de 2013

- CAE LA DOCTRINA PAROT -



Todo es cuestión de sensibilidad y de mutua comprensión. Nuestro mayor Tribunal de Justicia no está en España, sino en Estrasburgo. Y aquí se hace lo que se considera allí.
Los jueces que han derribado la "doctrina Parot" no son seres malos, despiadados, ignorantes, o terribles. Lo que sucede es que tienen una visión distinta de las cosas. Son las reglas del juego. No les ha parecido bien que nos basáramos en unas normas que datan del franquismo y de 1973, y han cambiado tales normas. No se acaba el mundo ni es el fin de los tiempos.
En España está la cuestión vasca. Con la nueva situación, podrían salir en breve muchas personas que pertenecían a ETA y que tienen delitos de sangre, al igual que grandes asesinos o violadores.
Los medios y las gentes españolas emiten sorpresa, indignación y escándalo. España es un clamor frente al "pérfido" extranjero y leguleyo de Estraburgo. Es un país herido y emocional. Es normal que temamos ver a los asesinos y a violadores en breve por las calles. Lo que pasa, es que la ley es la ley. La Ley, con mayúsculas. Que nadie lo olvide.
Como en Euzkadi hubo una competencia que llevó a muertes, la pacificación será primordialmente formal. Nunca habrá buen rollo en las calles y nadie se sentirá el malo de la historia. Pero hay algo más importante. Nunca más nadie morirá ni sufrirá heridas. Contendrá la ira, pero la violencia comenzará a ser un terrorífico pasado de recuerdo.
En cuanto a los asesinos y violadores en serie, es evidente que solo saldrán de la cárcel,-al igual que los ex etarras-, cuando la Ley lo diga. Ni antes, ni después. Es decir, que aparece un  nuevo modelo jurídico en España con el que tendremos que convivir y al que tenemos que acatar. Es lo hay. Nos guste más, o nos guste menos ...
Y, una vez dicho lo anterior, no puedo irme del escrito sin dos apuntes que me parecen básicos y humanos. Esenciales, para mi modesta opinión.
El primer asunto se refiere a la reinserción de las personas en la sociedad. Y si se está haciendo en el interior de los penales una política real encaminada a que las personas reflexionen sobre los errores y los impulsos arbitrarios en sus vidas. ¿Se ha hecho?, ¿las cárceles están hacinadas por desidia, exclusión y desinterés de los no reos? Creo que es oportuna esta reflexión.
Y la segunda, tiene que ver con ese oxígeno que se llama, libertad. Nuevamente con mayúsculas. ¡Libertad!
Imaginaos a una persona metida entre rejas durante un año sin poder salir. Y ahora imaginarla tres o cuatro años enjaulada. Y finalmente, hagamos el esfuerzo de pensar en gentes que llevan veinticinco años dentro de una cárcel.
Solo puedo pensar que es un acto de una inhumanidad terrible. Un ser humano ha de tener la cabeza muy dura y con convicción de limpieza mental, para poder aguantar ahí sin perder los papeles o volverse loco.
Es facilón meter a una persona treinta años en un sitio así. Y cruel, en mi opinión. Es decirle que no a unas esperanzas. Es meterlo en un saco con un agujerito imperceptible. Eso no es respirar, sino una vendetta social. Es lo que pienso que es. No querer dar segundas oportunidades a los seres humanos, ni querer perdonarles jamás sus errores. Una crueldad en toda regla.
Por eso nunca he creído en exceso en las cárceles. En lo que he creído y creo, es en la reinserción. En hacerles reflexionar sobre lo que les llevó al asesinato o a la violación. Hacerles cambiar sus esquemas mentales que les llevaron a la violenta conducta.
Sí. Creo en los seres humanos. Necesito creer en éllos. Necesito pensar en acabar o luchar contra la destructividad social de quienes quieren tener razón cuando usan la violencia. Necesitamos pensar en ellos con más optimismo.
-CREO EN MI ESPECIE-

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