viernes, 6 de septiembre de 2013

- MI VUELTA AL CORO -



Acabadas las vacaciones estivales, hoy se reanudan los ensayos de mi Grupo Coral. Tengo ilusión. Fundamentalmente, porque siento que necesito cantar. Expresarme. Soltar de mí.
Es mi segundo año en un modesto coro del Grao de Valencia, y les he ido pudiendo conocer paulatinamente. Ahi hay de todo, como en botica. Gente agradable y menos agradable. Como pasa en todos los grupos del mundo y de la sociedad. Pero tenemos el nexo común de que nos hace gracia cantar. Nos gusta.
Unos cantan por quedar bien con los suyos, otros desean proyectarse y aprender, otros pasan el rato entre sus amigos y su afición, y yo voy a aprovechar estos ratos para desconectar de ese duro estrés que generan los sinsabores del trabajo cotidiano. Cuidar a mi madre es muy bello, pero te carga y te atrapa hacia un cierto desencanto. Por eso la llave de la música y la voz abierta,me potencia las pilas y me da nuevas energías para poder cuidar a mi tesoro con más recursos y descanso.
Mi grupo, me gusta porque es modesto. Son de raíz y de barriada. Pertenecen a esa disposición y carácter valenciano de calle y fiesta. Los Poblados Marítimos están llenos de gente así. Les brota la música. Bandas y Coros. Ruído y armonía. Mi coro es popular. Apenas se notan los divismos. La mayoría es gente trabajadora e inquieta. Y un par de días a la semana, se juntan y hacen voz coral. Es una idea preciosa, que les nace y que es de admirar. Más allá de las ambiciones o de la calidad, mi Grupo Coral tiene decisión y ganas, entusiasmo y mucha afición. La mejor conversación puede estar en los ensayos, entre bromas e ironía valenciana a compartir.
La directora, es una chica joven que todavía anda a punto de licenciarse en la Universidad. Está estudiando. Es inteligente y divertida. Sabe trufar durante los ensayos el rigor y el cachondeo. Pero siempre huye de los apuros. La música no debe ser preocupante sino algo grato. Lo sabe bien. "Si no te gusta la música, ¿qué haces en un Coro?", parece decir. Y, tiene mucha razón.
Y, ¿qué hago yo ahí en el Coro? Lo más importante,-en este mi segundo año-, es que sigo con la misma intacta ilusión que cuando comencé. Estoy deseando, no solo que llegue el momento del canto compartido, sino de ponerme a tomar apuntes. Quiero seguir aprendiendo.
Además, el año pasado me fue una efectiva estrategia. No sé apenas solfeo, el resto del grupo me lleva distancia, y entonces mi posición tenía que ser la de la atención y laboriosidad. La profesora, se dio cuenta. Y le agradó mi actitud.
Solo se sigue cuando hay ilusión. No me asusta la música, porque me gusta. Al principio estoy envarado, como nervioso, me asaltan todas las dudas sobre si lo haré mal o si no podré estar al nivel de l@s otr@s. Pero llega un momento, en el que me vengo arriba, se me iluminan mis ojos, y puedo dar lo mejor de mí. Quiero poder algún día acercarme al nivel de la mayoría. Y me he propuesto conseguirlo de la mejor manera que sé. Que es, ilusionándome y siendo feliz. Estar en el canto y en las cosas, y dejándome fluír con mis aciertos y errores. Siendo, lo más yo mismo posible.
No sé qué pasará este mi segundo año en el Grupo Coral. Pero eso es emocionante y excitante. Éso, se llama deseo de sorpresas. Seguiré y estaré en el Coro mientras sienta las ganas de cantar, que supongo que serán eternas.
O quizás hasta que una dulce y femenina señora me marque otros gratos caminos. Sí. Estaré donde me lo pase bien. El Coro será mi excusa semanal. Mi darle a la singüeso, a través de la armonía musical. Mi sacar a bailar a mi niño interior desde la entraña de la música para que juegue de nuevo con renovados juguetes.
La vida. Mi aventura. Seguir caminando. Marcarme retos y momentos de placer. Objetivos e ilusiones. El mar de la música, me lleva en barca como antes pudo ser el sendero y la montaña.
-MAS NO ME DETENGO-

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