Mi madre es creyente. O, lo fue. O lo sigue siendo, a pesar de que desgraciadamente ha vuelto por senectud a la niñez, y ya no se sabe muy bien lo que dice.
Por éso, el otro día me hizo gracia. Porque mi tesoro de ochenta y siete años que se ayuda con oxígeno no propio para poder respirar, tiene cosas genialoides en ocasiones. Mi amor, sigue siendo eternamente singular y hasta atrevida.
- "Oye, mamá, ¿qué te parece el nuevo Papa Francisco?" ...
- "¡Ese Papa es rojo! Y además, ¡tuvo novia durante doce años!" ...
Me dice mi niña madre, que no habla por hablar. Que, se limita a leer lo que dicen los diarios. Esos diarios, cuyos columnistas opinan sobre lo humano, lo divino y hasta lo cotidiano.
No. Mi madre no se baja del burro. No le gusta el Papa porque le sabe más a hombre que a sucesor de Pedro. Porque es posible que haya sabido o sepa lo que es la magia natural de las mujeres, o porque defienda a los homosexuales o a las lesbianas.
El sexo. Le fastidia mucho a mi madre la carnalidad. Y dice que las mujeres tienen que estar en su sitio y en su labor, la cual es por supuesto no hacer la misa ni siquiera el ayudar a dar la comunión.
Sí. Mi madre es hija de la represión de Franco y de un tiempo de moralidad de aquella sacristía casi militar, y que si rompías que fuera levemente sus esquemas, quedabas condenado. Pecador. Y entonces, y desde dicho pecado y la desobediencia, solo te quedaba el recurso del confesionario y los padrenuestros y avemarías. Lo sagrado, lo espiritual, lo de Dios, es para andarse con pocas bromas.
Yo, en cambio, me sorprendo de las cosas que dice y hasta que hace el Papa Francisco, porque parecen imposibles que alguien del Vaticano las diga, y no digamos su máxima autoridad. El representante de Cristo en la Tierra y el sucesor de San Pedro. ¡Caramba, tú! ...
Es cierto que yo no soy creyente. Pero sí creo en la libertad de las personas. Y me parece maravillosamente revolucionario que un día aparezca un Papa y se acuerde de los pobres y de los marginados. Es como si se hubiera anticipado la segunda venida del Hijo del Hombre ...
O, al menos, éso dice. Con una convicción que descoloca, Francisco le dice a Roma y al Mundo cosas que a la Curia no le deben de hacer demasiada gracia. Yo nunca escuché cosas así a Pablo VI, o a Juan Pablo II, o a Benedicto XVI. Lo que pasa es que lo que dice Francisco, se parece casi de milímetro a lo que pone en el Nuevo Testamento.
El Papa afirma que también las mujeres, los homosexuales, las lesbianas, los pobres, los marginados, los toxicómanos y los desheredados de la Tierra tienen lugar y cabida en el Reino de los Cielos de su Dios.
Sí. Lo que me extrañó siempre es que sus antecesores fueran poco incisivos y tremendamente continuistas. Ya me había acostumbrado al discurso de una Iglesia distinta e inamovible. Y pienso lo que sentirán el modelo de católicos del mundo cuando le oigan. Por una parte es el jefe, pero por otra, dice muchas cosas que no les gusta ni un pelo.
- "Mamá, ¿sigues pensando que el Papa es rojo?" ...
- "¡Sí! Rojo. Muy rojo. Y quiere mujeres cerca de él. ¿Está claro? ..."
-Y, ¿QUÉ MÁS DA, CORAZÓN?-
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