domingo, 14 de julio de 2013

- TOUR 2013: FROOME SE EXHIBE EN LAS RAMPAS DEL LUNAR VENTOUX. -



El monte pelado. El ventoso. El más mediático. Sin vegetación y sin concesiones. Histórico. El Mont Ventoux se asocia a las grandes gestas y a los magnos logros y esfuerzos. A los grandes campeones.
Éso, es un puertaco descomunal. El hombre contra el desnivel. Desnudo el esfuerzo. Tienes que dar todo lo que tienes aunque te quedes seco. El Ventoux te implica en la guerra y en la leyenda. En la medida controlada de la verdad de tu esfuerzo, y en el rechazo    a    las   debilidades y a las reticencias. Le Mont Ventoux nunca te miente. Está plantado para los galácticos de verdad. Para los que están mejor. Y admira a los mejores. Les castiga y casi les mima a un tiempo. Arrea y besa.
La etapa del Ventoux 2013 no ha defraudado a casi nadie que ame el ciclismo sin forofadas o nacionalismos. El británico Froome se ha puesto a hacer sus cosas raras y heterodoxas y nadie le ha podido hacer la menor sombra. Sol de grimpeur.
Qué raro corre Froome. Baja la cabeza, no se sabe muy bien qué le pasa, ladea su testa casi en diagonal, está flaco y fibroso como una potente calavera, y tiene unas piernas fuertes,potentes y rítmicas que por ahora les dicen a todos sus rivales que no. Que no se puede. Que, hay que aceptar por ahora su magna superioridad.
Pega unos arreones extraños. Sin levantarse de la bici, cambia de ritmo bruscamente como si estuviera haciendo spinning de gimnasio, y el fondo y las fuerzas marcan todas las sentencias. Se va. Au revoir.
La montaña. De la buena. Un superpuerto de veinte kilómetros serios y de sufrir. Solo suben los que verdaderamente andan ligeros, alegres y en forma. Atacó el británico, y comenzó la gran escabechina. Nada de triscas. Suave y seriamente todo se fue definiendo. Alberto Contador se quedó solo con el inglés. Pero únicamente era el orgullo y el oficio. Froome hizo otra de sus magias, y yo no sé si pensar que los treinta años de Contador empiezan a pedirle cuentas de outsider. Quizás aún sea pronto para hablar de decadencias.
El valiente colombiano Nairo Quintana puso toda su capacidad y alegría de escalador. Con Contador fuera de sitio, Nairo logró aguantar las embestidas de Chris Froome. Al menos, hasta que a falta de dos kilómetros lo dejó.
El "Purito" Rodríguez puso todo el pundonor. Al catalán le va la marcha. Cuanto más duro, más extraodinario masoquismo. Grande el "Purito".
Pero el gran Monsieur Ventoux quiere alardes que huelan a ritmo  y no a corazón. Ama a los tipos reales que no viven del hachazo o del conservadurismo de quien va justo. El coloso alpino hizo añicos a todos los románticos. Sorprende gratamente la resistencia del belga Mollema, y admira el coraje de vaivén del murciano Valverde.
Sí. Chris Froome ganó con naturalidad y a ritmo. Sobrado. Sufriendo como todo quisque, pero ganó con claridad. Hoy por hoy, el Tour 2013 sigue teniendo todo el sabor inglés. A té de las cinco.
Lo mejor de este mito de etapa, es su verdad. Casi todos los aspirantes cayeron a la lona en mayor o menor medida. Y el campeón les miró desde bastante arriba. Queda una semana y cunden las desmoralizaciones psicofísicas. Ahora, todo es precipitado e inexacto. Se va el autobús de la víctima y de las posibiliades pintadas en la disneylandia de la ilusión.
Para ganar en la montaña hay que estar bien. Si no lo estás, entonces el cuerpo te dice que no y se acabó. Froome parece por ahora exento del martillo del esfuerzo. Los otros, andan tocados.
¡VIVE LE MONT VENTOUX!

0 comentarios:

Publicar un comentario