La busca del chivo expiatorio. La presa fácil. El hombre calvinistamente desnudo frente a su destino de error. Fue demasiado deprisa en una curva, y se le mataron cerca de ochenta personas. Es el gran malo de ese tren raro a Galicia que casi no se sabe si era AVE o si solo era AVE a ratos.
La policía lo sacó del hospital levemente herido, antes de que las cajas negras,- que no recogen todas las conversaciones como en el caso de los aviones-, se abrieran judicialmente, y se lo llevaron a los calabozos. Es el malo de España. El tío que pasó por la curva a más del doble de lo permitido. ¿Quién defiende a un chivo expiatorio? ...
Queremos mediáticamente respuestas inmediatas. Que quien la ha hecho, la pague. Ahí tenemos a quien necesitamos. Ahí está. Ahí está el maquinista. Prendedle. Y luego, que se explique si quiere.
O, si puede. Vaya lo que vaya a argumentar. Ya me explicarás. Si él mismo ha reconocido que iba a lo loco, ¿cómo ha de defenderse? Nada de nada. Palabrerías de mal pagador. Yo vi al maquinista. Con el rostro ensangrentado, estaba sentado, abatido, reflexionando acerca de su tren y de sí mismo. De sus circunstancias.
Pasaba todos los días por ahí, nunca en su puta vida le había pasado nada, esto era una rutina, le gustaba bromear con todo quisque, y amaba mucho su profesión. Me pareció un tipo de estos que ha hecho un buen partido de fútbol y ha tomado el control del juego y del partido, y cuando se ha dado cuenta le han soltado un contraataque y le han metido un gol en el último segundo. La imagen de un perdedor.
Luego, se levantó aturdido del suelo, y ya tenía a toda una cohorte de tipos hablando con él de razones técnicas y de trenes, y de trabajo, y de tal y de cual. Es un superviviente que viene bien a los que no se gastan el dinero en infraestructuras. Es lo que necesita el Sistema para seguir haciendo de las suyas.
¿Dejar la responsabilidad de la seguridad de la vida en manos de un solo hombre?, ¿y si le hubiera cogido un ataque al corazón?, ¿y si se hubiera dormido?, ¿y si hubiera estado cansado? ...
Más que responsabilidad, parece la temeridad de un suicidio. Las cosas están como están. Lo importante es dar la satisfacción de ofrecer al viajero la posibilidad de que llegue mucho antes a los sitios. El público lo agradece. Los autobuses o coches particulares son muy rémoras y pesados. Y el aire es una lotería. Si te caes del aire no te salva un rezo.
Balizas, diversos sistemas, y la incapacidad de soltar el dinero en seguridad. Hay muchas vías y pocas ganas de vaciar los bolsillos. Y además, está la crisis. Renfe y ADIF lo tienen claro. Miran con fijeza y oscuridad a su maquinista. Necesitan justificar toda su gran paraeta. Es demasiado pedir que reconozcan que cambiar toda su filosofía es casi pedir una evolución de la especie. Dicen que no tenía que haber pasado nada. Y de ahí no les piensa bajar nadie.
El maquinista ha caído como un pardillo en su propia red. Está pillado. Tiene a jueces y a policías, y a la Renfe y a ADIF, y a mucha gente pidiendo cabezas. Su suerte parece más que echada. Todo lo otro puede esperar.
-O SONAR A DEMAGOGIA-
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