Aunque la contrato como señora de la limpieza y todas esas cosas puntuales, Rosa es para mí, yo que crece, algo más relevante que una mera asistente de mi lar. Veréis.
Cuando el otro día entré en mi casa, vi algo contrariado lo que sucedía. Porque había objetos y enseres que no estaban en su lugar habitual, y éso no me hacía demasiada gracia. Es como si alguien intruso se hubiera tomado excesivas libertades, y hasta rebasado mi confianza. Lo confieso. Me entró algo de idea de intrusismo.
Pasaron algunas semanas. Y el otro día, voy, y noto algo que me agrada. Poco a poco, me voy dando cuenta de lo que sucede. Rosa está ordenando, disponiendo adecuadamente las cosas, conociendo mejor el lugar en el que va laborando, y de paso me va conociendo mejor a mí. Se adapta por conocimiento a una realidad mía que solo podía saber de oídas. Ahora, ya la va conociendo por sí misma. Tiene una perspectiva más clara del sitio que pisa ...
Si algo es Rosa, es practicidad. Y, espíritu alegre. Y lo más importante en ella es que te lo hace todo con gran claridad y profesionalidad.
Rosa se pone a canturrear abiertamente mientras hace las labores encomendadas, es delgada y rápida, y tiene el aspecto de alguien que debió de rehacer su vida y superar obstáculos. Aún no tengo la suficiente confianza, ni me incumbe el preguntarle acerca del pasado de su vida. Quizás más adelante lo haga. O, no ...
Sus ojos no dicen mucho acerca de su persona y de su realidad. Es como si su porte, perteneciera a la modestia de un tiempo desfavorable y desafortunado. Lo que pasa es que tiendo a acertar en las intuiciones. Rosa, es noble. Es lista, estratega, y le encanta charlar por los codos a pesar de que esconde mucha timidez. En realidad, mientras te habla y te habla y tiene los conceptos claros y expresivos, lo que hace es tratar de descubrirte lo que tienes debajo de la máscara. Posee una gran sensatez y mucha comprensión, y sin necesidad de haber cursado evidentemente los estudios superiores.
Es lo de menos. A Rosa no la ha he contratado para que me dé clases de filosofía o de sociología. A Rosa la he contratado para que me ayude. Para que me mantenga la casa libre de polvo y suciedad, y para que cuando mi madre ya no esté y ya pueda vivir allí, entonces conserve mi lar la decencia y la higiene, y la disposición necesarias. Y, pueda yo, tomar el relevo de su ejemplo práctico.
Yo estoy solo en la casa. Creciendo desde mi posición de hombre adulto. Soy y fuí educado en el machismo, y me di cuenta de que una mujer como élla era importante para ese mi sacro lugar.
En el nombre de Rosa, en su labor semanal o quincenal, en su practicidad y en su ayuda de mujer válida, quiero destacar en este escrito que como hombre le estoy más que agradecido. Va viendo la casa poco cuidada, se va soltando, me voy soltando la timidez, y ella me indica cosas que se podían mejorar y a pequeño truco e inversión económica. Y cuando me quiero dar cuenta, la pizpireta Rosa desaparece rápidamente entre sus elementos de limpieza y adecentamiento, camino de su trabajo y quehacer. Parece una ardilla escurridiza y menuda, y a la vez toda una mujer de gran valía y notable seriedad. Su rostro, engaña mucho. Vale mucho esta mujer ...
Y en mi nombre, siento la oportunidad de comprobar que tengo a alguien que ayuda a mi afán de aspirante a escribidor al darme un pelín de más tiempo, y me da seguridad el saber que Rosa está ahí, y que puedo comunicarle con mis ojos mi satisfacción. Casi apenas nunca he tenido a alguien que me eche una mano, y ahora mientras en la casa de mi hermano extiendo la totalidad de mi tiempo hacia los cuidados de mi senil madre, siento la tranquilidad de la precisa ayuda de Rosa.
-Y TE DOY LAS GRACIAS-
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