En el medio de mí y en el de mi corazón, se abren y bifurcan mil senderos maravillosos, los cuales llevan a increíbles y posibles aventuras y a miríadas de horizontes. Estrellas de explorar.
Yo, mí, todo mi ser, puede ver cómo la vida me propone un camino que se llena de todo. De bienestares, de audacias, de soledades y de gran familia. "Todojunto", mal escrito adrede.
Cientos de zapatos me llevan a la vida. Decenas de pantalones y camisas, y la sensación de que la maravillosa esfera del vivir es una oportunidad única y de libertad. Pese a nadie.
Afirmo mi mente y también mi cuerpo, hacia un tiempo venidero y hasta mil veces esperado. Tiempo que me lleva, que me sigue, que me acompaña, y que me saluda. Tiempo propio y personal, tiempo de mi DNI y de mis defectos, virtudes, matices, tonos y toda mi personalidad. La que sea.
El tiempo del futuro ya me acompaña, como a esos videntes de nacimiento o de estrategia comercial de la televisión. Huelo mi tiempo, casi jugueteo con él, me siento curioso de descubrir una realidad que me hace caminar y equivocarme, soñar, y hasta acertar plenamente.
La vida me pone un resultado audaz y favorable en la quiniela de mi paso por el mundo, y deja atrás momentos oscuros, y sobre todo, extraños. Mi presente de indicativo, soy yo mismo y mis ojos abiertos y vitales después de un dormir de descanso y de plena realidad.
Me abro a la lluvia que besa otoñalmente mi Valencia, y me doy todo a mi respirar hondo y profundo. Sí. Ahí está todo. Ahí están todos. Ahí estoy yo en el centro de mi vida. En el medio de mí, pilotando mi propio y modesto barco que zarpa rumbo a donde sea, pero con energía y combustible para dar y tomar. Travesía decidida.
Me dejo ver, te estoy ahí, soy consecuente con el viento y con la coyuntura de un clima, o admiro el cuerpo rutilante de una eterna chica maravillosa, o bailo sobre las canciones de Joaquín Sabina, o salto dubitativo como lo hace una mariposa roja.
A piel abierta, y sin malas conciencias, dándolo todo de mí, otorgando mi beso real y tierno a aquellas personas que se ve que nunca nada pueden aportarme a la serenidad o a la sonrisa.
Elijo, decido, hago, cambio, vendo, compro, propongo, salto, sueño mil veces, y me pongo una ropa deportiva y juego a ser Gebreselassie o Usáin Bolt. Ambicioso y tozudo, ingenioso y valenciano, excesivo y renovado, negado de vida, y dispuesto al frente de la batalla del amor y con la naturalidad de la cabeza levantada y de la mirada limpia.
Sí. Se abre el tiempo de mi cuerpo y de mí, me gusta asombrarme ante lo que no conozco, sonreír a lo ya familiar, escalar con mi juguetona imaginación los mares de tí, y darte una rosa y un beso, un día especial entre lo laboral, una fiesta entre el tiempo de descanso, y una felicidad auténtica que brota de entre mis venas.
-PARA MÍ Y PARA TÍ-
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