En ese Continente de la libertad anunciada, en el país del Imperio de Occidente, hoy es un día excitante y diferente. Barack Obama ha vuelto a ganar las elecciones generales a su rival republicano Mitt Romney. El partido demócrata ha vencido.
Y ahí está encima del gran estrado de Chicago, celebrando su éxito y su triunfo personal y familiar. Sí. Familiar. Obama aparece como cercano, como de distancia corta, con abrazos y besos de ciudadano normal y de la calle. De americano medio, que quiere realidad pero también sueños. "Lo mejor está por llegar", afirma el Emperador.
El pueblo mayoritario americano sabe que lo único importante es la sonrisa de lo inmediato. Quiere comer, que le den opciones, y futuro. Porque el futuro también es el presente. Y Obama les representa el futuro desde aquí mismo. Esta ahí, saben que está ahí, y que nunca te podrá negar que está ahí. Que no elude.
Y por eso saca a pasear a su elegancia, a su juventud de apuesto negro moderno, y a la belleza de su modernidad. De una modernidad accesible y que no cierra las puertas y sin decir nada. Y va y entonces sale Michelle Obama y se pone a hacer cosas populares, y da saltos y sonríe con todos, y está también con su marido y con Good. ¡Oh, la gran familia americana! ¡Oh, my Good! ...
En cambio, los republicanos y el Mercado duro y puro. Demasiado riesgo. Esos tipos que tienen el dinero y los lobbies de influencias atávicas, jamás se van a preocupar de las realidades emergentes e irremediables. Quizás nunca pudieron imaginar siquiera a un negro en la White House.
Pero existen otras realidades y otros apremios. A Obama le ha votado el inmigrante, la mujer, los jóvenes o los desfavorecidos. El de nuevo Presidente, ha contado con el voto que se agarra al clavo ardiendo del devenir. Y ve a este hombre, elegante, menos sexy y espectacular que hace cuatro años, ve que ya no va a cambiar el mundo y cosas así, pero se da cuenta de que los otros pueden no ser valores seguros. Que los otros son radicales. Que los del Tee Party, creen en una democracia elitista y conservadora, la cual tiene pocos resquicios para la novedad y el filtro.
Es igual que Obama ya no tenga el brillo de gran salvador o del show. Lo único que vale es que no se puede lanzar uno a la aventura, sin el paracaídas sin poner. Los Mercados no te darán sueños, sino restricciones e inmovilidad.
El negro sereno y atleta Obama, puede hacerte convivir con el sueño, con un trabajo, o con una mujer aunque no sea como la pizpireta y vital Michelle. Obama crea un modelo de andar por casa que puede funcionar. Un modelo tranquilo y sin grandes ambiciones, en donde es posible que quepan muchos y bastantes.
Sí. América ha renovado la confianza al hombre que acabó con el facineroso Bin Ladden y que ahora le dice al pueblo que por favor, siga confiando.
- ¡CONGRATULATIONS MR. OBAMA! -
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