sábado, 29 de junio de 2013

- YA LLEGA EL TOUR À FRANCE -



Verano. Tour. Calor. Televisión. La voz in extremis de Perico Delgado, y las grandes siestas sudadas. La montaña y las contrarrelojes. Francia. Pirineos, Alpes, Macizo Central, Champes Elysées, y un sabor especial. El ciclismo. Cuando no llega la tracción a motor, llega la épica de la resistencia de las piernas. El físico.
Cien años de Tour à France. El gran rival es el dóping, y el gran amigo el hachazo de tu ídolo que desfallece al antipático y directo rival.
Alberto Contador y "Purito" Rodríguez. Los escaladores y las ganas de emularles. Después de ver una etapa, te dan ganas de coger la bici y hasta el maillot amarillo.
Alardes y facultades, atletas portentosos casi siempre bajo sospecha, juego limpio y controles. Veintiún días masoquistas a merced de tus límites. El Tour es así. O el Izoard, o el Tourmalet, o una caída tras el Soulor, o el mal fario que da una piedra inesperada, o   un pinchazo adobado de viento contrario con abanicos. Paisaje espectacular y turístico, tradición gala, y poca simpatía hacia los españoles.
España tiene tradición en las grandes carreras de fondo. Siempre nos ha fascinado la resistencia individual. No somos gente obediente ni de equipo. De órdenes. Nos gusta liarla y levantarnos de la silla cuando uno de los nuestros ataca y se monta la trisca. Queremos ruído y espectacularidad. Alharacas. Nos gusta la montaña y nos aburre el sedante llano anodino.
Bahamontes, Ocaña, el dios Induráin, Perico y ahora Contador. Somos buenos en ciclismo porque nuestro país tiene clima de sol y de espacio abierto. Y de quijotismos. Nos van los grandes retos. Y sin embargo, el Tour de Francia,-ya centenario-, es pausa y calma, cerebro y energías sin derroches, dormir y callar, descansar y esperar, dejarse las emociones, y atacar solo cuando tienes el cien por cien de la convicción exitosa.
Bienvenido sea el nuevo y anciano Tour de todas las Francias que hará que la idea del deporte no se desvanezca por completo al lado de la tumba de los ponientes africanos y de las sandías.
Este año todos dicen que el favorito es el inglés Froome y que Alberto Contador ya acusa el paso de Cronos y que debe ir haciéndose a la idea. ¡Ni caso! Ya tenemos rival. El malo de la película de los maillots y culottes de colores. Contador le va a soltar hachazos hasta en el carnet de identidad. El "Purito" Rodríguez esperará a que las rampas muten en paredes. Siempre ha de haber ilusión, magia y sal. Es la clave de este y de todos los deportes que nos apasionan. Pasarán mil cosas en este Tour, y el año que viene seguirán sorprendiéndonos las nuevas aventuras.
Siéntense tranquilamente en sus sillones de vacación y de paro. Ya llega la gran serpiente multicolor, y veremos cómo sufren los grandes atletas con estigmas de tramposos, y les escrutaremos las gafas de sol a ver si no han dormido bien la noche anterior y ponen cara de mala leche de derrota.
Parajes míticos y desnudos, caravanas y bañadores, vacaciones en el Pirineo casi siempre español, banderas de la Nación, del toro, ikurriñas, australianas, senyeras, francesas, y de todos los países que se pueden permitir tener a uno de los suyos en carrera.
Tres semanas de accción y estrategia. Cabeza dura y talento para saber contenerse las ganas de atacar. Medir bien y asumir las propias fuerzas. Y ser enormemente deportistas y sin chutarse demasiados recuperadores.
-EL CICLISMO LO NECESITA-

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