martes, 25 de junio de 2013

- NADAL, HERIDO EN LA EUFORIA DE WIMBLEDON -



Lo han eliminado en la primera ronda de Wimbledon. Un belga rubio llamado Darcis, que está más atrás de los cien primeros del mundo. El planeta entero del tenis se extraña y apena. Se conmociona. El mítico ganador de Rolland Garros y del mil torneos más, ha fallado. Se lo han cargado a las primeras de cambio. Incredulidad y mil preguntas. ¿Será posible que le haya pasado ésto al colosal Rafa? ...
Pues sí. Le ha pasado. Le ha pasado que no ha calculado lo suficiente su estado físico. Rolland Garros había sido un marathón genial para superdotados mental y físicamente. Y Rafa tiene un Aquiles mágico en su rodilla que le permitió triunfar a pesar de todo en la sofisticada y sibarita París. En su Chartrier.
Lo que pasa es que la realidad es tozuda. Para deslizarse sobre la hierba hay que estar muy seguro de lo que se hace. Te resbalas, y la fastidias. Hay que tener frescura, además de convicción y euforia. Los milagros solo son cuestión de religiosistas.
También los grandes maestros cometen errores infantiles de planteamientos fantasiosos. Se si se ganó Garros, ¿por qué no Wimbledon?, debió pensar el as de Manacor.
Los médicos debieron darle el okey. Y su entrenador, y él mismo se dijeron que estaba la rodilla, pero que siempre hay que intentarlo. Que, siempre hay que probar a ver...
Y, no siempre hay que intentarlo. Huír del foco del éxito nunca es fácil. La inseguridad te gana y te emborracha, te encoges de hombros y tiras para adelante. Rafa suele ir de menos a más, el rival era un sparring accesible, y quién sabe si habría un nuevo Wimbledon en el zurrón. Son pensamientos comprensibles en alguien que no desea defraudar, y que sabe que muchas emociones españolas y no españolas se mueven al ritmpo de él y de sus decisiones y éxitos.
Rafa Nadal no tuvo su tarde. El campeón se cayó en el estrépito y en la decepción. Sus seguidores están decepcionados. Es la palabra que mejor define los estados de ánimo. Lo que pasa es que la vida, sigue.
Lo de Wimbledon es un aviso feo a las euforias desmedidas del español   y   a    los    malos  consejos. Rafa Nadal tiene una rodilla que solo parece ir bastante bien cuando descansa lo suficiente. Lo que sucede es que el cruel y mediático calendario tenístico dice que hay una serie de torneos Grand Slam, y que tienes que jugarlos para poder tener continuidad   en    la  credibilidad. ¿Qué hubiéramos pensado de Nadal si hubiera renunciado a la cita londinense? ...
Todos sabemos lo que tiene Nadal. Una rodilla cronificadamente lesionada, que le duele, y que funciona cuando ha de funcionar. Y que cuando no toca, no toca. Es la gran lección.
Nadal es el mejor tenista español de todos los tiempos. Genial, sólido, coriáceo, hercúleo y ganador. Tratar de hacerle leña es cosa ibérica y nuestra, pero de mí no saldrán críticas excesivas.
Un tío que con esa rodilla ha hecho magisterio en París hace nada, merece el más absoluto de los respetos. Por éso hay que ser generoso y perdonarle su humana y errada ambición. Tiene un aquiles que siempre le va a acompañar aunque juegue rutilante y gane muchos torneos más.
Pero su rodilla seguirá dando por saco si no calcula bien y se cuida más. La peor noticia, aparte de su inesperada derrota, es que Wimbledon pierde interés y deja todo abierto para el "chacal" Djokovic. El torneo más grande sobre hierba, prescinde este año de un coloso a batir. Ahora todo será más previsible. Y todos nos acordaremos mucho de Rafa. Inevitable.
¡Ánimos, campeón! Ahí está el Open USA, y otros torneos más. No se acaba el mundo. Nadal siempre es grande con rodilla o sin rodilla.
-PERO DEBE CALCULAR MEJOR-

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