miércoles, 12 de junio de 2013

- DAVID ALBELDA, QUINCE AÑOS DE VALENCIANISMO Y ÉXITOS -



El capitán. El superdotado jugador del Valencia Club Fútbol deja su equipo tras quince años de lucha, sudor y lealtad a los colores de su camiseta que le hizo futbolista y de los grandes.
De pueblo. De la "terreta". De aquí. Nació en la Pobla Llarga, que es un pueblo valenciano. Llegó joven al Valencia, y pronto destacó por su desparpajo. Corría que se las pelaba, rebañaba todos los balones, y su rendimiento como centrocampista de corte defensivo fue sensacional. Extraordinario.
Se va el último gran jugador de Valencia, de habla valenciana, capitán, y sucesor de muchos mitos algunos olvidados, y reivindica la figura del gran jugador nacido entre nosotros los valencianos. Puchades, Asensi, Monzó, Claramunt, Fernando, etcétera ...
Sí. Un chaval de pueblo llega a la gran ciudad, se curte pronto con el oficio del jugador seguro que raramente te perderá un balón y que además se los quitará a los rivales para oxigenar y retener el tempo del partido.
David Albelda fue el escudo y la lucha. Rechazó románticamente ofertas suculentas   del   mismísimo Real Madrid, y lo ganó casi todo en esto del fútbol.
Fue Campeón de Liga dos veces con el defensivo y discutido Rafa Benítez el entrenador, hizo grande al Pipo Baraja y a Aimar a quienes dio oxígeno a chorros, y fue dos veces finalista de la Champions League junto con Angulo, Ayala o Cañizares como jugadores de sonoro recuerdo y nombre.
Albelda creció y se hizo imprescindible y veterano. Fue muchas veces internacional y jugó dos Mundiales. Ganó también con el Valencia una Copa de la UEFA y una Supercopa Europea.
Fuera del campo fue claro y campechano a un tiempo. Tuvo fama de duro y coriáceo, y su valentía le metió en el foco y el disparadero de los grandes medios de Madrid.
Con la prensa estuvo directo y diplomático a la vez. Pero cuando tenía que decir las cosas para defenderse y defender a su Valencia, no andaba con titubeos y perdía toda timidez. Ha sido un gran valedor de la causa valencianista, y ha tenido fuerte carácter y madera de líder. Honrado jugador.
Sus limitaciones técnicas no le iban a permitir tocar el glamour y el paladar de los aficionados exquisitos. Pero en Valencia, fue un ídolo. Fue el capitán y la referencia valiente. El hombre consistente, y con un enorme sentido de la colocación sobre el verde césped del Estadio de Mestalla. Su campo.
Ha sido el sueño logrado por cualquier chico de pueblo o de la cantera. Subir al Valencia, triunfar, y morir futbolísticamente aquí. Porque Albelda no solo era jugador y líder del Valencia, sino que era valencianista y nuestro muy por encima del interés del dinero. Todo un ejemplo de lealtad. De los que casi ya no se estilan, porque el fútbol está en otro contexto y dimensión.
Cuando recuerdo a Albelda, evoco a toda esa gente que camina por las calles adyacentes al Estadio, camino del partido que habrá en Mestalla. Albelda es también la afición del Valencia; la gente de aquí que se ilusiona con la defensa del equipo. El éxito y la filosofía del menor que siempre va a aspirar finalmente a todo.
¡ADÈU Y GRACIES, DAVID ALBELDA!

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