Con pinta de aristócrata. Josep María Gay de Liébana. Sabio televisivo, que parece conocerse los impactos mediáticos como nadie. Cuco, astuto, y de hablar peculiar y personal alargando mucho las sílabas. Ojos pillos, y manos que gesticulan con rapidez y habilidad. Economista, y por tanto gurú moderno en tiempos de mercaderes.
Trata de ser neutral y de números, y para ello saca todas las semanas su pizarra, y empieza a contarnos cosas del actual Sistema. Parece un pasota que se limita a explicarnos la fría realidad. Y lo que parece ser, es un tipo que conoce como pocos las debilidades de las personas y sus inclinaciones hacia la manía y hasta hacia las lógicas.
Liébana piensa que ésto es lo que hay. Que Darwin logró sobrevivir. Y que en eso estamos más o menos, tod@s. Que, es muy difícil que cambien los ricos y los pobres. De modo, que si la tele son cifras, ale, vamos a las cifras ...
Y el larguirucho Liébana toma su tiza blanca y su verbo personal, y comienza a hablarnos de la actualidad económica sin buscar excesivos chivos expiatorios, quizás porque en el fondo cree que el gran cacao en el que estamos metidos ha sido una obra paulatina de todos. Que, pocos se libran.
Y por eso nos hablaba el otro día de las edades lúcidas de los hombres, de los tiempos de vida, y de álgebras y de medias aritméticas, y nos decía que los gráficos no mienten y que son inapelables.
Desde luego que Gay de Liébana está dentro del Sistema. Tan hasta las trancas, que incluso se deja de anonimatos y se mete en la tele y se deja ver, y hace ironías, y nos permite que sonriamos, e insinúa que para librarse de los rigores del no dinero hay que ser pelín águilas sin escrúpulos, y que siempre finalmente la película acabará teniendo un final más o menos feliz, con beso o sin él. ¿Optimista o enigmático? ...
Trata de desembrollar los grandes tinglados y las grandes junglas de jergas economicistas, y de ofrecernos una visión rigurosa y hasta picarona de nuestras cosas.
Cuando le veo en la tele no sé si es santo o pérfido, pero admiro su laboriosidad y sus tablas despreocupadas y trabajadas de plató televisivo. Liébana debe ser un tipo temible, porque desde luego debe hablar contínuamente con dioses y con diablos humanos para así poder sacar la mitad económica y decirnos cómo percibe que van las cosas del money.
Sí. El dinero impulsa a Gay de Liébana a un estrellato de expectación y de atracción mediática. Lo importante para Liébana es que se entienda lo que dice aunque no se comparta.
Se le entiende bastante. Lo de compartir lo que dice o vaticina, ya es más problemático porque está jugando entre las reglas del juego que socialmente nos estrujan y asfixian.
Elegante y gentelman, ceremonioso, y dominando los tiempos, Gay de Liébana se extiende y se extiende, pero al final se despide sin sensación de precipitación. Gay de Liébana es el economista pedagógico y mediático. Si quieres saber cosas de los dineros y de las derivas, pregúntale y verás cómo lo sabe. Lo que pasa es que a mí me agradan más los tipos con dudas.
-COMO LA METÓDICA-
0 comentarios:
Publicar un comentario