miércoles, 26 de junio de 2013

- NELSON MANDELA, ESE MARAVILLOSO IRREDUCTIBLE -



Mandela ha sido para el Poder Mundial, el primer africano negro que ofrecía seriedad. El primer negro de África al que se le hizo caso. Un "extraño" caso de responsabilidad y de coherencia para el firmamento potente de los blancos, que son quienes mueven las certezas y los hilos del planeta. Con permiso de Obama ...
África. Un lugar maravilloso y extremo, y grandes noticias espantosas de guerras tribales con tipos matándose genocidamente a golpes de hacha. Militares en el Poder   de    unos  territorios, presidentes a tiro limpio de golpismo y menoridad democrática. Primariedad.
Y en la letra pequeña, los colonos europeos hipnotizados por vivir del cuento en el gran paraíso. Y en ese contexto, Sudáfrica. Los holandeses, los ingleses y sus sucesores tenían el poder. Los blancos no solo mandaban en el sur de África,-y en otras zonas-, sino que habían impuesto sus leyes racistas. El "apartheid", que consistía en que blancos y negros no deberían tener contacto, y que la raza blanca siempre sería superior. Racismo y fascismo en estado puro.
El joven Nelson Mandela estaba estupefacto. ¿Qué estupidez era esa de los guettos y de la postergación en función de haber nacido negro? Él, se encargaría poco a poco de poner las cosas en su sitio. Él, con buenas mayúsculas.
Pero, fácil, no iba a ser. Le arrearon por todos los sitios, quisieron matarlo para acabar con aquella mosca cojonera de ideas claras, y lo condenaron a cárcel y a la cadena perpetua. Veintisiete años se pasó allí. En aquellas terribles e injustas cárceles y ante el asombro de todos, el simpar Nelson Mandela se disponía a ofrecer su lado todavía más fondista y resistente. Le ofrecieron salir de allí para que dejase sus ideas, y se negó en redondo. Mandela no se vendía por un plato de lentejas. No podían ni pudieron con él de ninguna manera, y se fraguó el icono del gran Patriarca. África daba ya tipos potentes y sensatos. Los negros africanos saltaban hacia la admiración y la dignidad ante el empuje maravilloso  y ejemplar del mito de la Historia de África. Mandela y su libertad para la integración de todos y la pacificación de su país.
No le ganó nunca el rencor. Al revés. Ha sido solo generosidad y buen rollo. Pura emoción y talento bonancible. Nada de neto guerrillero que luchara por unas tierras, sino un político colosal y aglutinador que iba a perdonar a los blancos que tanto daño le hicieron. Asombroso, pero real. ¡Oh, Mandela! ...
Hasta que salió de la cárcel. Sí. El héroe negro africano y de la paz, no solo estaba ya fuera de los penales. Había mucho más. Había nacido una leyenda con una sonrisa de conciliación y alegría. Mandela acabó con el "apartheid" y el racismo. Consideró por igual a blancos y a negros, y fue el gran Presidente de todas y de todos.
Le adoran. Ya está muy mayor y malito, y pronto nos dirán que se ha ido. Pero ha venido un nuevo tiempo de aceptación. Ya creemos que en el África negra pueden haber personalidades mágicas como las del mito Mandela. Los blancos ya creen en algún que otro africano negro. Gracias a ese irreductible líder y fondista del bien y de la integración, la no violencia ganó muchos enteros en Sudáfrica.
Está en el mapa de la dignidad y del respeto. El negro africano ya no solo es bailarín, zumbón, guerrero o golpìsta con hacha de guerrilla tribal. No. Gracias a Nelson Mandela, un negro africano también puede ser credibilidad, paz, un beso o un abrazo. Una admiración y un respeto, una ternura y una equiparación, un oasis de paz y de progreso, y unas ideas casi más claras que los propios blancos. Mandela perdonó a sus enemigos y les neutralizó.
-TODO UN HÉROE DE LA PAZ-

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