miércoles, 31 de octubre de 2012

- CONTAR, SOLTAR, COMUNICAR ... -



Desde cada línea y letra de un escrito, aparece una senda y aventura personal. Desde cada palabra, desde cada idea, se puede jugar a escribir con uno mismo y hacia el mundo.
Escribir, idear, soltar sentimientos propios, hacerse soldado o monje, camuflarse   de  piel diversa, ser yo, ser tú, ser vosotr@s, meterme en donde no me llaman, y hasta provocar una agradable sonrisa de sorpresa ante mi audacia de escribidor.
El desnudo de escribir, el megáfono de unos sentires que vuelan y son, el deseo de hacer aquello que te gusta, el imaginar tus gestos, tus modales, tus actitudes, tus    matices,   el  imaginar tus muecas, tus modales, tus actitudes, tus tonos y hasta tu otro yo. Tu malicia y tu paz interior. Todo.
Y caminar entre letras y entre kilómetros de montañas, y aterrizar al lado de unas flores junto al mar, y ser viento, y llanto, y carcajada, y personalidad al aire. Y ser brisa   y  flor, y enano y gigante, y pelirrojo y moreno cerrado, y budista, y ateo, y opinador, y libre, y formal, e íntimo, y hasta avión volador.
Y una foto, y una ocurrencia, y un beso y un salto. Sí. Escribir es un espacio tierno y coqueto, un bienestar natural y a veces hasta un don. Mas siempre un divertimento.
Quiero escribir y ser leído, quiero cruzar todos los días las barreras como hacen   las   aves  migratorias o los navíos mercantes, quiero ser la vida y contarla, y contarme entre los vivos, y entre los acentos, y las comas, y hasta en las segundas lecturas.
Amor en cada gesto, en cada rima o en cada prosa. Deseo ser    explorador    de    lugares  aparentemente blindados e inaccesibles, adolescente eterno, y Don Juan el sex symbol. Desde cada ángulo de mi sorpresa de lápiz y papel, quiero viajar    a    todos    los   grandes universos que pueblan el mundo del ser y de los sentimientos.
No me conformo con poco. Quiero ser ambicioso de mí, de tí, de mis cuentos, y   de   mis  emociones vivas y crudas. Quiero vestirme de cantante de rock y ser aclamado    en     los conciertos, y ser observado por una dama tranquila y femenina, y por un ser inesperado y juguetón. Sí. Todo eso te puede pasar si tienes la manía de que te guste escribir.
Y cambiarlo todo siquiera por unos minutos. Y  meter los picos de las montaña clavándolos en el medio de la tierra, y alzar en brazos a las cumbres himalayas a una estrella de mar. Y por el día, y a todas horas, y por las noches perseguir a Manuela como el maestro Alberto Cortez. ¡Qué maravilla, Goyo! ...
Y salir de la crisis, y volver a correr, y a brotar la rosa, y a emitir vida el manantial   que  surgirá de las montañas, y transformar la dura realidad en un beso fácil y auténtico. Y hacer de la noche fría y oscura las doce de la mañana y con sol, y de la tarde un sueño de pasión y placer, y del jueves un lunes nublado, y de un miércoles un fin de semana interminable.
Lograr por un tiempo que el Norte mire a Sur, el rico al pobre, el desalmado al bondadoso, el negro al blanco, y el fundamentalista al bonachón. Todo eso puede generarlo    la    magia  imaginativa del escribir. Está en mi mano, en tus pupilas, en tu entusiasmo, y hasta en tu indeferencia. Porque mi escribir solo puede llamarse vida. Y la vida es el oficio más excitante que nadie ha osado jamás inventar.
-PORQUE MI VIDA ES MÍA-

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